A algunos en los últimos meses les ha dado por hacerse los suecos en medio de las difíciles circunstancias por las que atraviesa el país. La expresión no es ajena a nuestra sabiduría popular, y aunque varios autores se debaten en desentrañar las causas de su origen, para casi todos converge en sinónimo de una persona con actitud de desentendimiento, de no hacer caso alguno a los cargos o reflexiones que se le hagan.
En esta ocasión me refiero a quienes pareciera dejaron a un lado las medidas de ahorro adoptadas ante el agravamiento de las medidas del bloqueo estadounidense desde septiembre último que impiden el arribo de combustibles a puertos de la Isla y sus implicaciones en la vida cotidiana. Si acaso nuestro contexto fuera el de la lejana Suecia, donde más de la mitad del suministro eléctrico proviene de fuentes renovables y la dependencia de energía fósil es mínima, otro gallo cantaría. Pero el contraste entre la nación nórdica y Cuba en la materia las sitúan en las antípodas, aunque el criterio de comparación no es justo ante países con diferentes grados de desarrollo económico; y otra acotación muy importante: la primera no está sometida a tan prolongado asedio como la segunda.
Luego de la digresión para intentar buscar una posible analogía ante el cambio de “nacionalidad conductual”, podemos afirmar que el tenso panorama se mantiene similar al de hace seis meses, con muy pocas variaciones. Por ello aún mantienen vigencia la serie de medidas adoptadas por el Consejo de Ministros para disminuir el consumo de portadores energéticos, aunque por el actuar de algunos pareciera que no.
La certeza de que la provincia ha bajado un tanto la guardia la confirma el hecho de registrar sobreconsumos de electricidad durante febrero, mientras que hasta los primeros 10 días de marzo se gastaron alrededor de 250 mega watts (MW) por encima de lo planificado, muestra de una tendencia al aumento. Situación que tiene preocupados y ocupados a los consejos energéticos para subsanar la problemática, con mayor énfasis en las entidades estatales.
No obstante a la adopción de acciones como el desplazamiento de la demanda en los horarios pico en centros laborales para evitar las afectaciones a la población, no resulta ocioso mencionar que buena parte de la batalla se gana con el ahorro en los hogares, al representar alrededor del 70 por ciento de la demanda del territorio. La cuota de responsabilidad es compartida ante unos planes que marchan por el camino de la austeridad, del ajuste del cinturón.
También se inciden en irregularidades como el encendido de aires acondicionados en entidades estatales fuera de los horarios establecidos para ellos, o simplemente las luces y demás equipos están prendidos durante las 11:00 am y la 1:00 pm, cuando la demanda es mayor y la generación se cubre con diésel, a las claras, un combustible deficitario que pudiera destinarse a otras actividades de la economía.
La disponibilidad de carburantes aparece en la otra cara de la moneda del complejo panorama, con niveles bajos que han obligado a desarrollar solo las actividades socioeconómicas fundamentales, e incluso, algunas de ellas con restricciones como la Agricultura, que sembró apenas la mitad de lo pronosticado en su campaña de frío.
Laura María de Quesada Uli, subdirectora energética de la Dirección Provincial de Economía y Planificación, ilustra desde los números las dificultades del asunto, pues de septiembre a febrero últimos las entidades de subordinación local operaron con porcientos de gasolina que oscilaron del 40 al 78 del plan inicial del mes, para un promedio de 59,3; mientras que del diésel los porcentajes van desde 26 hasta 71, con un promedio para el semestre analizado de 51,6.
Lo anterior, invariablemente, tiene sus reflejos en las transportaciones de cargas y pasajeros, visiblemente resentidas ante los recortes de combustibles, sobre todo en el caso de la segunda. Ante ello, que tiene manifiesto en paradas llenas de personas, se impone, más que operativos, conjuntos o no, de la Policía Motorizada, los inspectores de Transporte o los “amarillos”, que los choferes de entidades estatales pongan freno a la inconciencia y aceleren con la solidaridad. Lamentablemente la realidad muchas veces nos muestra lo contrario.
• Recientemente Invasor se acercó al tema de la transportación de pasajeros desde los puntos de embarque.
En varias ocasiones se ha expuesto por Invasor y otros medios de comunicación que no es preciso esperar por indicaciones “de arriba” para recoger a los demás, como si se tratara de algo coyuntural lo que debiera ser obligación permanente que, por si fuera poco, en el plano jurídico, lo recoge así la Resolución 435 del 2002 del Ministerio de Transporte. Tal cumplimiento del deber también reporta otro tipo de beneficios como manifestó el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez: “Eso acerca más a los directivos al pueblo, además de que se es solidario y nos mejora como revolucionarios y humanamente.”
La pelea contra actitudes que hacen “oídos sordos” o de “la vista gorda” ante las necesidades más perentorias de la sociedad tiene que ser permanente y deben aplicarse todas las medidas al alcance para su eliminación, aunque sabemos de su resistencia mayor al residir en la mentalidad de cada cual, esa que en materia de ahorro nos acercará a la Cuba que soñamos.