Imagina que te despiertas con un dolor de cabeza insoportable. A medida que avanzan las horas, el dolor empeora. Y comienzas a preocuparte. Así que te conectas en internet para preguntarle a "doctor Google" a qué podría deberse.
Tras casi una hora de consultar decenas de páginas web sobre temas médicos y dolores de cabeza, no sólo no ha desaparecido tu malestar, sino que más bien se ha incrementado. Y, además, te sientes todavía más confundido que antes.
Este tema de buscar información continuamente en las redes sociales asociada a enfermedades o posibles tratamientos, cuando se exagera, pues piensa que el internet tiene lo más actualizado o los mejores remedios y no tiene necesidad de consultar a un médico, y esto, además, lo lleva a automedicarse sin la supervisión necesaria del facultativo, es un grave problema.
Hoy millones de personas buscan información cada minuto en Internet, desde recetas hasta noticias, pero el problema surge cuando se utiliza para resolver preguntas que solo un profesional puede.
Eso sucede con los llamados cibercondríacos, personas que consultan repetidamente sus síntomas en los motores de búsqueda y pueden llegar a pasar horas frente a una pantalla, con el objetivo de hallar una respuesta que los tranquilice.
Pero más allá de la tranquilidad, los cibercondríacos entran a un círculo difícil de superar; porque cuanta más información buscan, más ansiosos se ponen y, paradójicamente, en lugar de buscar la opinión de un profesional, estas personas siguen buscando, y su angustia continúa creciendo.
El término "cibercondría" fue acuñado por los medios de comunicación hace unos 20 años, para hacer referencia a la hipocondría, un mal cuyos pacientes están convencidos de que tienen una enfermedad que realmente no padecen.
Cabe destacar que los hipocondríacos tienden a prestar gran atención a su cuerpo, a sus síntomas, y a autodiagnosticarse a partir de la interpretación errónea de ellos. Con la llegada del internet, y la posibilidad de buscar en cualquier momento información del ámbito médico, se puede exacerbar esta ansiedad y en este contexto, entonces surge el concepto de cibercondría.
La cibercondría aún no se ha agregado oficialmente a la lista de trastornos mentales diagnosticables de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, y por ello, no se dispone de estimaciones confiables de la cantidad de personas que la padecen. Pero el incremento del número de casos ha llevado a los psicólogos a comenzar a investigar este mal y tratarlo.
Otro de los problemas que acarrea es que, al hallar "diagnósticos" en línea, las personas deciden tomar acciones y comprar medicamentos para la enfermedad que tienen. Entonces se automedican y su ansiedad aumenta cuando no obtienen los resultados esperados.
O como consecuencia negativa, en esta constante búsqueda, probablemente encuentre con información falsa, incompleta o que no se ajuste a lo que esté viviendo, y el riesgo es que se crea. Y aun cuando la información fuera correcta, pueda caer en una mala interpretación por no tener los conocimientos médicos necesarios.
Les digo más, según datos sobre búsquedas médicas, publicados por la revista Digital de Salud y Medicina STAT (en inglés), lo más consultado en temas de enfermedades son: la diabetes, seguido de la depresión y la ansiedad. Las hemorroides, la candidiasis (la más frecuente de infecciones vaginales por hongos), el lupus, la culebrilla (herpes zóster) y la soriasis. Continúan la lista la esquizofrenia, la enfermedad de Lyme (una enfermedad infecciosa que afecta a todos los órganos) y el virus del papiloma humano (VPH).
De igual manera es de destacar que es muy probable que, en el contexto de pandemia por COVID-19, estos cuadros aumentaron y se agudizaron por la ansiedad asociada a las condiciones que la pandemia nos impuso, como el distanciamiento social, restricción de actividades, incertidumbre económica y el exceso de información al que estuvimos expuestos.
Para tratar a estas personas, los psicólogos utilizan terapias cognitivas conductuales que alientan a las personas a cuestionar la evidencia que los lleva a creer, que tienen un problema médico peligroso. Este es el mismo método que se usa en pacientes con ansiedad.
Además, a modo de orientación general, les sugiero que si existe una preocupación respecto a su salud, sin duda lo más eficiente es consultar a un médico, quien evaluará su caso en particular. Y si aún mantiene dudas muéstrese abierto en comentar sus ideas y creencias. En este sentido, es esencial la relación de confianza médico-paciente.
Recuerde, internet no es un espacio de diagnósticos y tratamientos, en ningún caso puede sustituir la opinión de un profesional, y leer constantemente sobre síntomas y enfermedades genera ansiedad y preocupación innecesaria.
*Licenciada en Psicología. Máster en Educación Especial y profesora de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez