"A Luna la dejaron solita, encerrada en el pasillo de la casa", comenta Ana, la vecina de enfrente a donde sucedió el hecho.
“Se fueron para La Habana por varios días, y yo veía a la perrita asomar el hocico por una hendija, y lloraba, pero no había forma de darle ni agua.
"Me asomé y la vi acostada de lado, con los ojitos brillosos, me miraba como quien pide auxilio.
"Fue entonces que decidí buscar ayuda, y por suerte, Mirita, otra vecina del barrio, me sugirió llamar a la sobrina de Olga que tiene llave de la casa. Imagínese, estaba deshidratada, tres días sin comer ni beber nada.”
Aunque parece telenovela, fue un evento real. La afortunada Luna vive desde entonces con Ana, quien logró convencer a Olga para que se la dejara; mas no todos los canes corren la misma suerte.
Sucede con frecuencia que personas despiadadas rayan lo inhumano, cuando realizan a sus mascotas cirugías del rabo, o las orejas, con el fin de que tengan “personalidad”, o cometen la crueldad de botarles sus crías recién nacidas para que no molesten.
Hemos visto a cocheros maltratar con la fusta a sus caballos y, muchos, no se conforman con sacarles provecho en largas y agotadoras jornadas de trabajo, mañana y tarde, sino que los obligan a continuar de noche, en manos de otros arrendados por horas extras, quienes los golpean sin piedad.
Existen, también, las prácticas ilegales, como las peleas de perros, hechos que me obligan a recordar lo que sufren estos canes en el período de adiestramiento, el intenso ejercicio para fortalecer sus mandíbulas y sus músculos, los múltiples animales que sirven de carnada y perecen en la boca de perros convertidos en asesinos, entrenados para matar.
Albert Schweitzer, Premio Nobel de la Paz en el año 1952, dijo: "Cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente, está en peligro de menospreciar también la vida humana".
Y así lo demuestran los estudios de perfil psicológico: el maltrato animal es un factor que predispone a la violencia social que, a su vez, se retroalimenta de ella misma y nos involucra.
Maltrato o violencia es un mismo personaje que crece ante el miedo, se apodera de su falta de autoestima y somete a los débiles, sin importar límites; da igual arrasar con niños, ancianos, hombres, o animales.
Si no actuamos en consecuencia, la causa será inverosímil ante el daño generado; ignorar la realidad será incubar una bomba de tiempo.
Debemos hacer énfasis en que la detección, prevención y tratamiento de la violencia hacia los animales se vuelva un acto de humanidad en sí mismo.
Ellos son seres vivos que, de por sí, se encuentran en una escala evolutiva inferior a los humanos, y esto nos hace responsables de su bienestar, nos toca el rol de guardianes protectores.
Profiero un aplauso para aquellos que se unen en sociedades, sin ánimo de lucro, para cuidar de los animales abandonados, que los alimentan, les dan amor y les buscan un hogar en adopción.
Especialistas del Ministerio de la Agricultura trabajan actualmente en la elaboración de un proyecto de Ley de Bienestar Animal, marco legal que ha tenido una demanda importante de numerosos activistas y organizaciones en el país.
Qué bueno saber que ya nos proyectamos en este sentido, en pos de sentar las bases en la ética y la garantía de la Protección Animal. Por el bien de la sociedad, estas actitudes altruistas son dignas de imitar.
brmh
Las peleas de perros son una de las prácticas más criminales a que los "seres humanos" exponen a esos animales.
me refiero a
pintarles el tronco
clavar en ellas carteles u otra cosa
amararrar a ella sogas o alambres.
todo esto las daña los arboles, son seres VIVIENTES
brmh
en cuanto a los animales,habra que prohibir que los perros esten sueltos en la calle y espacios publicos,existen en nuestra ciudad una cantidad inmensa de caninos sueltos.
brmh
El maltrato animal, la violencia contra los animales, tienen múltiples formas de manifestarse: van desde no atenderlos debidamente, descuidando su seguridad al dejarlos deambular sueltos, no proporcionarles el agua y la comida diarias, tenerlos atados o enjaulados todo el tiempo sin posibilidad de hacer ejercicio ni relacionarse afectivamente con los miembros de la familia, relegarlos al espacio de una azotea… hasta los golpes, la tortura y la muerte.
Quien maltrata animales carece de empatía ante el dolor y sufrimiento ajenos (es una personalidad psicopática) y de ahí fácilmente escala a ser violento con las personas; por ello en muchos países el maltrato animal es un indicador de peligrosidad social y como tal se tiene en cuenta a la hora de identificar el potencial delictivo.
En nuestro país, al no existir una ley de bienestar y protección animal, la legislación penal no tipifica como delito el maltrato a los animales, concebidos además como “cosa” o “propiedad” cuando son y deben ser considerados “seres vivos sintientes y sujetos de derechos”. Los animales tienen derecho a la vida, al buen trato y cuidado y, de ser necesario su sacrificio –justificable sólo por una enfermedad incurable que haga sufrir al animal–, a que éste sea sin sufrimiento.
Los precedentes que sienta la impunidad de la violencia (sea del tipo que sea) y su aceptación como algo normal en una sociedad son horribles: su tolerancia engendra más violencia; por ello es muy loable que nuestra prensa escrita, radial y televisiva aborde el tema y haga oír las voces de quienes pedimos desde hace años que se legisle en materia de bienestar y protección animal. Esta es una deuda que tenemos con esos seres indefensos que no tienen voz y están junto a nosotros, y también con nosotros mismos como seres humanos y como sociedad que aspira a ser cada vez más justa y humana. Gracias a Yoanne, que como Alejandra trata el tema y así toca conciencias y corazones con la historia de Luna.