José Antonio Quintana: “Lo importante es contar la historia”

Por Amanda Tamayo Rodriguez
Vuelve a Ciego de Ávila como hijo pródigo, a regalarle libros inspirados en esa patria chica. Invasor le saca confesiones

Habrá que abstraerse en la sonrisa de Toño, que se le hunde en los cachetes, para ir del intelectual de ahora y su considerable estatura, al niño de unos nueve años que perseguía avionetas por el campo.

Por suerte, José Antonio Quintana García (que es como debería haberle nombrado arriba) conserva de entonces no solo la sonrisa; también los ojos curiosos. Ese era su “contacto con el mundo”. Los periódicos que caían de la avioneta, la televisión y los libros que su padre le enseñó a amar.

Los libros lo han llevado a cuestas desde entonces, y los ha llevado a cuestas él, a todas partes. De su pueblo natal (Corojo, en el municipio de Baraguá) a Venezuela, de Venezuela a Ciego de Ávila, y de allí a varios lugares del mundo. De estudiante a maestro, de maestro a historiador, de historiador a periodista, de periodista a escritor.

“Yo me hice maestro de la enseñanza primaria en Morón; después estudié la licenciatura, pero siempre con la vocación de ser historiador. Utilizaba la enseñanza para divulgar la historia. En Morón, Segundo Leyva Casay influyó mucho en el despertar de mi interés por la historia de la ciudad y la avileña”.

En ese viaje le seguirían dos paradas imprescindibles: ser metodólogo de Historia en el municipio de Venezuela, y luego, apenas con 27 años, ser historiador de ese mismo territorio, por lo que fue temprano el “choque” con las técnicas de la investigación científica. A Invasor llegó ya “hecho”, después de investigar de forma profesional, y de vencer con resultados excelentes un curso básico de superación en géneros periodísticos.

Ya entonces, estuvo contratado como asesor histórico en Ecuador, y como guionista de programas dramatizados aquí en la provincia. El resultado de todo eso era, porque así lo planeó, encontrar cada vez mejores formas de contar, de narrar, de hacer vivir el pasado.

A Toño lo entrevisto en el resplandor amarillo que irradia el patio interior del Museo Provincial Coronel Simón Reyes Hernández. Es un día movido para él, porque ha vuelto a Cuba para donar libros suyos a las instituciones culturales avileñas, y se le está dando tratamiento de hijo echado de menos.

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Posted by Jossé Antonio Quintana García on Wednesday, May 11, 2022

Por suerte, es demasiado periodista para que tanta cámara y tanto ensayo le espanten la espontaneidad con que sabe contar historias. Así puede confesar a mi pregunta.

—¿Consideras que los hitos de tu carrera están en la publicación de libros?

—Para mí todo es importante. La investigación, la docencia, la publicación de libros… Empecé a publicar libros en el año 2001, y para mí en aquella época era importante transmitir el conocimiento por cualquier vía. Tampoco tengo así, en específico, un libro preferido.

Publica Invasor el 4 de octubre de 2020: “Frente amplia, cuerpo endeble. Militar en una República contradictoria. Se vio involucrado en una de las páginas más tristes y vergonzosas: la represión de los negros y mulatos alzados en 1912 contra las injusticias sociales. Vivió con discreción. Asumió el reto: el peso de la historia, ser el Ismaelillo, el hijo del Apóstol de la independencia de Cuba”.

No, Toño no escribe como escriben los historiadores de academia, aunque en la investigación científica esté involucrado desde los 27 años. Debe ser porque se hizo historiador para complacer a aquel niño curioso que fue. Le pregunto.

“La historia es una ciencia, pero desde que era profesor me gustaba emplear la anécdota como recurso en las clases, para que los héroes no fueran lo que se ve en los libros, que no fueran estatuas. Y eso lo sigo haciendo. Si uno va a escribir de un suceso que ocurrió en mayo, puede hablar de la primavera, del clima, y si va a narrar un combate en el monte, puede imaginarse cómo era la vegetación de entonces”.

Así, por ejemplo, leemos que en 1935 vino Rita Montaner a Ciego de Ávila, y podemos hasta imaginar su vestido comprado en París. Y nos cuenta cosas tan curiosas e insignificantes para los libros de texto como el chisme absurdo de que Antonio Maceo era sirviente y no estratega militar.

De sus peripecias en España

Cuando el estilo literario se liga al rigor científico, es de suponer que no es fácil escribir tanto y estando tan lejos del terruño. “No vivo de los derechos de autor, el tiempo que le dedico a escribir es mi tiempo libre”. Y si todavía es capaz de sacar hasta cinco libros en un año es porque todos los temas los trabaja de a poquitos para poder saltar de uno a otro cuando se abruma. Por lo pronto, su provincia se beneficia de ese método “anarquista” de investigar y producir conocimiento. Nada mejor que tenerlo en casa.

• La entrevista en video:

Los libros que vinieron con él*

Crónica de una matanza impune. Estudio sociológico acerca de cómo los medios de comunicación dieron cobertura al secuestro del ex teniente coronel del Ejército Libertador Enrique Pina Jiménez por tres jornaleros canarios en 1926, y las persecuciones y asesinatos de inmigrantes canarios que este hecho desató en Ciego de Ávila.

Con el Che. Memoria del tiempo heroico. Compilación de entrevistas y testimonios a personas que conocieron a Ernesto Guevara.

Cuba en James O’Kelly, Historias de un periodista irlandés. Aborda la presencia de este corresponsal de guerra en la Guerra de los Diez Años.

Breve historia del feminismo en España (en coautoría con el caricaturista Néstor Dámaso del Pino). Bosquejo histórico del movimiento desde el siglo XIX.

Historia de la prensa avileña (1865-1952). Abarca periódicos y periodistas relevantes, características de la prensa y un testimonio gráfico considerable.

Manuel Pedro González. Notas para una biografía. Ensayo sobre un martiano muy importante, poco conocido en Cuba, bodeguero, que cambió el rumbo de su vida tras leer a Martí. Consagró su vida académica a divulgar la obra martiana y publicó cerca de ocho libros al respecto.

* Fueron donados a instituciones como el Archivo Provincial de Historia, la Biblioteca Provincial Roberto Rivas Fraga y la Casa de la Prensa, entre otras, para facilitar su consulta.

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