En peligro de derrumbe, la base del baloncesto (I)
Fotomontaje: Vasily MP.
Diez títulos en la Liga Superior de Baloncesto avalan a Los Búfalos como una de las potencias del deporte ráfaga en el país, pero ¿cuán segura es a día de hoy la continuidad de éxito de Ciego de Ávila?
Desde una esquina de la cancha de la sala polivalente Giraldo Córdova Cardín sale con el balón Saulo Zaldívar, la mayor promesa del baloncesto avileño en la categoría escolar. Driblea hasta el perímetro y encara al aro sin que ningún rival intente, siquiera, gardearlo, a la espera de que realice un pase. Entra solo, suelta el balón en bandeja y la canasta vale dos puntos.
“¿Qué he dicho? El uno contra uno es de los principios básicos del básquet. ¿Cuándo lo van a entender?”, se exalta el entrenador José Echarte Vázquez, no solo con quien debió interceptar a Zaldívar. Es un regaño-aprendizaje para quienes están en el entrenamiento.
Echarte casi agradece sus saberes más a Rogelio del Sol que a lo aprendido en cinco años en la universidad. Pambo, como todos llaman a Del Sol, es reconocido por deportistas y directivos como el padre del baloncesto avileño, al formar a las generaciones de Búfalos que exhiben diez títulos en la Liga Superior de Baloncesto (LSB), más que ningún otro equipo en el máximo nivel del deporte de las canastas en Cuba. De Pambo —retirado ya— es que Echarte heredó ese carácter.
Les habla en tono elevado a los estudiantes de 13-15 años. Echarte pudiera decirles palabras fuertes que no alcancen a quebrar el respeto entre profesor y alumno, aunque esto parezca imposible.
“Busco que reaccionen, que saquen la fuerza que tienen dentro y crean que sí pueden… Si te relajas en el entrenamiento, así serán en el juego. Los preparo para lo que enfrentarán cuando la situación de juego sea real, para cuando les digan obscenidades de verdad. Soy muy exigente, pero no por mal”, dice como si contuviera otras rabias.
Otras rabias son que en la práctica no haya, al menos, un balón por jugador y, por ende, que cada cual no pueda desarrollar los ejercicios a la par; ni lanzar directo al aro ni optimizar el tiempo en función de completar más actividades. Así ha sido por demasiado tiempo.
El subdirector de Actividades Deportivas en la Dirección Provincial de Deportes, Yunier Valdivia Rodríguez, dice que la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) Marina Samuell, de Ciego de Ávila, recibió el curso anterior, por parte de la Empresa Comercializadora del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (ECINDER) treinta balones sin la calidad adecuada, de poca durabilidad.
No es tan costoso el baloncesto, en comparación con otros deportes, y los balones no son lo único necesario para su práctica. Por la intensidad de movimientos, las aceleraciones y frenadas violentas y, por tanto, las altas probabilidades de lesiones de tobillo, es recomendable el uso de tobilleras. Las zapatillas tienen ciertas características especiales, desde la longitud del cuello, la amortiguación, la flexibilidad-rigidez, dureza, hasta un largo etcétera para el inmejorable funcionamiento biomecánico.
“Antes, la ECINDER garantizaba el calzado”, afirma Valdivia; mientras que ahora “es posible encontrarlo con tales especificidades exclusivamente en el mercado informal y no por un precio menor a 60.00 dólares estadounidenses”, asegura Echarte. Las tobilleras, quienes pudieron adquirirlas, prefieren reservarlas para competiciones.
Según la directora de la EIDE, Analiesses González Rodríguez, recién se invirtieron 400 000.00 pesos en la compra de uniformes (camisas y shorts) a la Industria Deportiva de Florida, que beneficiarán a los jugadores de varias disciplinas. No obstante, la indumentaria, confirma la directiva, es de los problemas “más baratos”. El nudo gordiano de la enseñanza del baloncesto aquí parece el siguiente: los basquetbolistas escolares entrenan en la sala polivalente porque la cancha del centro educativo está deteriorada completamente. Hay tantos hoyos en el tabloncillo como los que se pudieran formar si se continuara saltando encima.
PuyolEn estas condiciones no se puede utilizar el tabloncillo de la EIDE, pues representaría un peligro para los atletas
Capital tendrá que ser la reparación, junto a la del gimnasio, prevista a incluirse en el plan de inversiones de 2024. González Rodríguez prefiere no hablar de a cuánto ascendería el valor económico de instalar un tabloncillo nuevo, aunque aclara que el presupuesto de los últimos años no ha sido vasto.
En 2023 el presupuesto de la EIDE fue superior a los 70 millones de pesos, que al oído parecen demasiado, pero, según Valdivia Rodríguez, fue insuficiente para acometer obras significativas en un centro de internamiento con más de 700 estudiantes. “No solo el tabloncillo —señala—, la situación completa de la institución es muy compleja”, tanto que continúa cerrado uno de los dos bloques de dormitorios, donde los baños están demolidos. Eso implica que alrededor de 300 becados hayan sido reagrupados en el otro e imposibilita la expansión de la matrícula.
Lo cierto es que las dificultades constructivas datan de una década. A finales de 2022, así lo aseguraba Analiesses, entonces en cargo de subdirectora general, cuando decía a Invasor que los casi 40 millones de pesos de presupuesto no alcanzaban para soluciones a corto plazo.
Por esas fechas, igual que hoy, las filtraciones y sus secuelas provocaban llamados de alerta de Higiene, Epidemiología y Microbiología. El estado de la cubierta, sin manto impermeable tras el paso de eventos meteorológicos, y el poco hacer en función del mantenimiento, destruía y seguirá destruyendo el tabloncillo o lo que queda de él; y otro, si realmente se colocara.
• En realidad, los problemas de infraestructura de la EIDE son más “viejos”. En 2005, este periódico dedicó un extenso reportaje a sacar a la luz el mal estado de dormitorios, áreas deportivas y hasta de la alimentación.
La duela de baloncesto también posee detalles únicos. La madera —arce es de las empleadas internacionalmente— tiene que ser resistente y, a la vez, ofrecer ductilidad, porque si no las posibilidades de lesionarse aumentarían. Con esas particularidades, la propia directora de la EIDE asume que tendrá que acudir a pequeñas y medianas empresas al momento de ejecutar la obra.
Perjudicado por esta afectación no se encuentra solo el baloncesto. El tabloncillo era de utilidad para los practicantes de voleibol, balonmano y bádminton. Por lo tanto, los basquetbolistas escolares entrenan en canchas auxiliares: sala polivalente Giraldo Córdova Cardín y las restantes hechas de cemento.
En estas últimas, obviamente, por la dureza de la superficie, el jugador está más propenso a sufrir lesiones en los tobillos, las rodillas y que las caídas por la propia dinámica del juego sean más peligrosas.
Michel GuerraCanchas auxiliares de cemento de la EIDE Marina Samuel Noble, al inicio del actual curso escolar
A principios de la década de los 90, al inaugurarse la EIDE, no había todavía tabloncillo. “Entrenábamos en canchas de concreto y, a veces, descalzos. Por eso era común que tiempo después tuviera que infiltrarme anestésicos en las rodillas antes de jugar en el primer nivel”. Son las memorias de Yoan Luis Haití, referente gigante del básquet avileño, pívot de la selección nacional y actualmente director del equipo de Los Búfalos.
La sala Giraldo Córdova Cardín es, por tanto, la única con las condiciones mínimas en toda la provincia y, aun así —o por eso mismo—, se prioriza su uso para la preparación de los conjuntos provinciales de máxima categoría y sus competencias de varias disciplinas: ha sido sede del Torneo Nacional de Futsal, de parte de los Juegos Escolares Nacionales de Alto Rendimiento, además de un grupo variadísimo de actividades extradeportivas.
De cara a la LSB de 2022, el director provincial de Deportes, Leonardo Rodríguez Sánchez, reconocía que la sala polivalente “estaba en condiciones precarias” de forma general y el tabloncillo “en pésimo estado”. Entre que la brigada del Fondo de Bienes Culturales lo arreglara, colocara la estructura metálica que dañó el huracán Irma y remozara la entrada, fundamentalmente, se gastaron 10 millones de pesos.
Esa cifra podría servir de base para los cálculos de lo que hará falta en la EIDE. Puede que las cuentas no den.
La disyuntiva se basa en que la Giraldo Córdova Cardín no debería “explotarse” porque, en menos de lo pensado, podría volver a estar hecha añicos; pero el tabloncillo de la EIDE no es funcional y no ha de renunciarse a la formación de basquetbolistas que, más temprano que tarde, seguramente, saltarán a la sala polivalente con la camiseta de Los Búfalos.