Victorias, fracasos e ironías en béisbol cubano

elpitcheo 2MarioEl pitcheo, no obstante, es el principal factor de victoria del equipoCuando el equipo Ciego de Ávila ganó 15 de sus primeros 17 partidos en la 63 Serie Nacional de Béisbol, dije que los de Dany Miranda se habían ido por encima de sus reales posibilidades y que mantener un paso así, o parecido, en lo que restaba de contienda, iba más allá de un sueño.

No faltaron entonces los que me calificaron de pesimista, y hasta de “pájaro de mal agüero”. Ahora, cuando los Tigres acaban de perder cuatro de los cinco choques con Guantánamo, no deja de sorprenderme que esos mismos que me tildaron de exagerado en mi valoración del bajo nivel del equipo, denigran del conjunto y hasta llegan a decir que “cómo Ciego de Ávila cae ante la débil escuadra del Guaso”.

Y están, también, los “científicos” que culpan de este pésimo paso en el final del calendario a la preparación que tuvo el equipo, y llegan a creerse que estos resultados adversos son en esta recta final.

A los que así piensan, les recuerdo que luego de aquella fabulosa arrancada, los tres veces campeones nacionales celebraron 45 choques con solo 19 triunfos, es decir, en este segmento intermedio su desempeño, en cuanto a victorias, es de menos del 50 por ciento. Y nada de al final del calendario, pues no pocos de los fracasos fueron antes de cumplir, incluso, la mitad de los juegos previstos en la campaña.

Los que piden, y casi exigen victorias y más victorias del equipo se olvidan que este perdió a su infield regular casi antes de la mitad del campeonato y que, por diferentes razones, dos bateadores de la talla de Osvaldo Vázquez y Héctor Labrada estuvieron fuera de la alineación, y no es ocioso recordarles también de la ausencia de su torpedero regular Michel Arteaga.

Pero suele ocurrir que cuando se está en una racha victoriosa, pocos tratan de buscar una respuesta de academia a ese estado de gracia de los atletas, pero cuando llegan los malos resultados, entonces los eruditos casi siempre coinciden en que hubo problemas de carga en los entrenamientos y otras valoraciones que pretender ser metodológicas. Durante años y años he escuchado tal definición luego de un pobre resultado competitivo. La historia no es nueva.

Algo es una verdad más grande que un templo: el conjunto que representa a Ciego de Ávila en esta 63 Serie Nacional de Béisbol es de los más modestos que ha presentado la provincia en la historia de las lides cubanas, por eso mi calificativo de que estos muchachos hacen una hombrada al ubicarse todavía en el pelotón de vanguardia, con lógicas pretensiones aún de asistir a la postemporada.

Y dejo claro: no digo que el plan de preparación de los Tigres para esta campaña no amerite un análisis para subsanar los errores que pudieron existir, pero enjuiciarlo como causante de los últimos reveses sobrepasa el calificativo de injusto.

A un prestigioso entrenador avileño, allá por los finales de los 80, le criticaron que el equipo no estuvo bien preparado y de ahí que concluyera rezagado en la tabla. La respuesta que dio fue la más grande ironía que en materia beisbolera he escuchado. En esa ocasión el reconocido técnico dijo: “(...) ya sabía yo que tenía que existir algo para tantos triunfos de Santiago de Cuba con los Pacheco, Kindelán, Pierre, Fausto y Meriño. Ya sabía yo... Acabo de comprender que fue una buena preparación la que hizo posible tantos éxitos.” La respuesta fue algo así como “fíate de Dios y no corras”.


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