Una vida dedicada al fútbol

Más de un especialista lo considera hoy el mejor preparador físico del fútbol cubano. Los directivos y jugadores admiran sus conocimientos, la forma de aplicarlos, la profesionalidad y el sentido del deber de Modesto Broche Gómez (12 de febrero de 1952), quien, al cabo de medio siglo de labor, continúa haciendo bien al deporte antillano.

En realidad ha estado vinculado al más universal de las disciplinas del firmamento atlético desde 1964, cuando era estudiante del programa de becas, en La Habana. Cuatro años después continuó en Ciego de Ávila, bajo las orientaciones de Moisés Treto, en el terreno Miguel Ángel Leiva, antiguo Los Maristas, incursionando en eventos nacionales de las categorías escolar, juvenil y social con equipos agramontinos y de la Escuela Superior de Educación Física Comandante Manuel Piti Fajardo, con sede en la capital del país.

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En 1972 iniciaba su vida laboral, en calidad de entrenador, en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) de Camagüey, y luego asumiría la asesoría técnica provincial en ese territorio. Así se aquilata el valor de su obra en la formación de una alta cifra de atletas y la integración de conjuntos que tuvieron protagonismo como el once de Granjeros, ganador en 1975 del Campeonato Nacional, en calidad de invicto.

Tras la división político-administrativa (1976), retorna a Ciego de Ávila y es seleccionado como el primer Comisionado de Fútbol en la naciente provincia y, posteriormente —durante ocho años—, se desempeña como integrante del grupo técnico metodológico, sin abandonar su labor de preparador.

En reconocimiento a su trabajo, experiencia y conocimientos, es llamado al colectivo de entrenadores de la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético y después lo promueven al equipo Cuba, etapa en la cual introdujo cambios y modificaciones en los sistemas de preparación, asistiendo a un torneo del Caribe, dos copas de Oro y el torneo preolímpico previo a la cita de Beijing, 2008.

Perseverante, ávido, en su amplia hoja de servicios figuran el desempeño, en el año 2003, como Director Técnico del equipo mexicano Guerreros de Sotavento, y a partir de 2014, durante dos temporadas, como preparador físico de la selección nacional de Haití, conjunto al que acompañó en un torneo del Caribe y otra Copa de Oro.

Para este artífice de campeones, el éxito comienza y termina con la capacidad de superación, la aplicación de métodos científicos y la constante búsqueda de resultados, aspectos considerados por la Federación Internacional de Fútbol Asociado, que desde hace 15 años lo designó al frente del Programa de Asistencia a Árbitros en la Mayor de las Antillas, incursionando en clínicas y eventos internacionales.

A sus múltiples responsabilidades se añade que durante 22 años devino profesor principal en la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez.

Merecedor de las distinciones Por la Educación Cubana (1995) y Mártires de Barbados (2002), el que puede calificarse como el preciado “broche” del balompié local, imparte conocimientos en la EIDE Marina Samuel Noble, sin que ningún obstáculo lo haya podido desligar de la disciplina deportiva a la que ha consagrado su vida.


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