Afirma Jorge García Quintero, director técnico del equipo de baloncesto Los Búfalos
Los Búfalos del baloncesto cubano tienen una espina clavada. Por solo un punto perdieron la oportunidad ante Sancti Spíritus de clasificar a la Liga Superior de Baloncesto (LSB) de 2018, en uno de los acontecimientos más relevantes —o menos, en dependencia de cómo se le mire— en el palmarés de ese conjunto.
No era cualquier equipo el que quedaba fuera; eran Los Búfalos, que mantuvo la dinastía por 15 años en el baloncesto de Cuba, en los que acumuló nueve títulos, tres medallas de plata y un séptimo lugar en estas lides.
“Volveremos a guerrear, a alegrar a nuestros fanáticos. Y no demorará mucho. Esta vez se perdió la oportunidad, pero de nuevo levantaremos las tribunas y celebraremos”, la profecía la lanzaba al aire Vanier Reyes, uno de los históricos, sin bulla, sin estridencia y sin prensa que lo elogie.
La vez de la derrota —entiéndase la no clasificación— se le vio a Yasser Rodríguez Alfonso, uno de los líderes en las últimas temporadas, ofrecer disculpas a los seguidores de su elenco por la exclusión de la LSB, acción lógica, a tono con la vergüenza deportiva de él y otros compañeros de mil batallas: Haití, Granda, Vanier —actual capitán de la manada—, quienes salieron cabizbajos hacia los camerinos.
Jorge García Quintero, quien como jugador también compartió momentos de alegría en la época dorada, ahora, desde el espinoso banquillo de director técnico, habla con optimismo sobre las aspiraciones de Los Búfalos en la próxima LSB.
—Pudiera parecer pretencioso, pero vamos a luchar por ganar la décima corona. Hemos entrenado bien, las autoridades de la provincia nos han apoyado y tenemos una nómina para respetar, con el regreso de Yoan Luis Haití, rejuvenecido; un William Granda en excelentes condiciones; un Vanier Reyes muy fuerte, con unas libras de menos; un Yasser Rodríguez muy motivado, con buena preparación, más los refuerzos camagüeyanos Yordany Jaca y Yoimar López.
—De eso quiero que hablemos. ¿Cómo se han integrado los dos a la manada?
—Muy bien. En el caso de Jaca, tiene muchos amigos en Los Búfalos desde hace años y es uno más entre nosotros, al igual que Yoimar, quien está en excelente forma deportiva. Jaca le debe un poco al entrenamiento, pero se recuperará en la medida que pasen los partidos.
—¿Sientes que el equipo está entre los favoritos? Así pensaban muchos en el 2018 y no clasificaron?
—Sabemos que estamos entre los favoritos, pero sin confiarnos de nadie. Quien se detenga, verá que tenemos una nómina para respetar; a ello se agrega la sangre ganadora y las ansias de victorias, porque desde hace tres años esperamos por este momento. Nos preparamos muy bien, como para decir: “aquí están de nuevo Los Búfalos”. Y eso los demás lo respetan, como nosotros respetamos al contrario. El 2018 pasó. Estamos en el 2022 y sinceramente te digo que vamos por la décima corona. Ya llevamos seis victorias al hilo.
—¿Qué necesitas de manera especial para decir que serán campeones, si el juego es el que dice la última palabra?
—No he dicho que seremos campeones. Es una afirmación muy atrevida, de autosuficientes, diría yo. He dicho que aspiramos al trono, a alcanzar la medalla de oro. Sería la décima y no vamos a dejarla escapar tan fácilmente. La afición ha visto un equipo cohesionado, con una mecánica de juego bien ajustada, en lo táctico y lo estratégico y donde todos, sin excepción, aportarán a la victoria.
—¿Los veteranos Yoan Luis Haití, Vanier Reyes, el propio Jaca, ¿cómo se encuentran desde el punto de vista deportivo?
—Ellos son muy profesionales y se han entregado a la preparación. La afición los verá y sacará las propias conclusiones. Jaca nos ayudará mucho. Los jóvenes también tienen deseos de imponerse.
—¿Quintero, no le será incómodo tener que dirigir a gente que jugó con usted cuando era atleta activo?
—Al contrario. Eso ayuda y facilita el trabajo, porque sé cómo piensa cada uno de los jugadores. Y ellos, más que respetarme, me quieren, porque soy uno más entre ellos, sin diferencia de ningún tipo; no impongo criterios. Muchas decisiones las colegiamos, incluso, con los propios jugadores para no errar, aunque la última palabra sea la del director.
—¿Principales rivales?
—Todos.
—¿Y si no clasifican?
—Sería algo desastroso. Ellos lo saben y por eso no se confían. Si eso sucediera, de nada valieron las horas de sacrificio de todos, incluido el equipo médico (psicólogo, fisioterapeuta y médico), al tanto de los detalles aparentemente más insignificantes en el camino hacia la décima corona. Pero eso no va a suceder, como te decía, tenemos seis victorias al hilo, sin la sombra de la derrota.