El deporte avileño es una de los abanderados en el enfrentamiento a la COVID-19, algo que se apreció desde los primeros compases del ataque de este virus a la población de la provincia.
Fue clave, por ejemplo, el esfuerzo de los trabajadores de esta esfera cuando la primera ola de contagios, y decisivo el aporte a la descontaminación del hospital provincial Antonio Luaces Iraola. Como era de esperar, el tesón de los que integran el movimiento deportivo de este territorio ganó el inmediato reconocimiento.
Semanas atrás fue, y es, de suma importancia la conversión de locales de la Academia Provincial de Softbol en lugares donde se atienden a posibles infectados con el SARS-COV-2. En la dirección administrativa funge ahora Yunier Valdivia Rodríguez, quien en tiempos normales responde como subdirector de Actividades Deportivas.
Los habitantes de esa zona del reparto Vista Alegre son atendidos por personal médico de la clínica de la Dirección Provincial de Deportes. Médicos, fisioterapeutas, psicólogos y personal de enfermería dan su aporte en esta difícil batalla.
En la Escuela Vocacional Militar Camilo Cienfuegos, de la capital provincial, funciona un hospital y allí prestan sus servicios Julio Rodríguez Sánchez, un cuadro de la dirección provincial de deportes que ahora está al frente de esa improvisada institución hospitalaria y con él, Idisdelio Pérez Benzán, quien se desempeña en la esfera de servicios.
A lo anterior agreguemos lo necesario del apoyo en todos los territorios de la provincia de los representantes deportivos, tanto en el control sanitario a la entrada y salida de pueblos y ciudades, como en la ayuda a personas vulnerables o con alguna discapacidad.
La Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Marina Samuel Noble y la Escuela de Profesores de Educación Física Manuel Suárez Delgado han sido y son escenarios protagónicos si de implementar el protocolo para atender a sospechosos o positivos se trata.