Un viejo adagio afirma que lo esencial no es si el día es lindo o feo, que lo que cuenta es si se trata de un día hueco o valedero. El que se vivió el pasado viernes, en la gala por los atletas más destacados del año en la provincia de Ciego de Ávila, durante 2024, fue lindo, pero a la vez importante para la mayoría de los que tomamos parte en el acto de premiación.
Porque el premio mayor fue, sin dudas ese sentimiento de agradecimiento de los premiados y las sonrisas de satisfacción de amigos y padres en el recinto. Fueron instantes en que se comprueba que no fueron en vano tantas horas de sacrificio.
Porque las medallas no son solo fruto del heroísmo y talento del competidor, también tienen un componente importante de quienes les animan en las buenas y malas, de quienes, desde el hogar o el barrio, parecen siempre decirle “no te rindas, tú puedes”.
Ese aliento seguro lo han escuchado los hockeístas Taimi Licea Pérez, Carlos Manuel Consuegra y Richard Somonte Salas, o los baloncestistas Pedro Bombino y Rachel Contreras.
Cuantas veces, por ejemplo, en la carretera, cuando ya las fuerzas le dicen que no puede más, el pedalista Randol Izquierdo Rodríguez siente las voces de amigos y familiares que parecen empujarlo para vencer una cuesta.
Pues sí, estos encuentros anuales con nuestras glorias deportivas del momento, son vitales para preservar el amor por lo que se quiere. El aplauso entonces para todo el movimiento deportivo avileño que, en medio de tantas dificultades, no deja de reconocer a sus mejores exponentes.
El campeón olímpico Dany Miranda, tras ser reconocido por su labor en la 63 Serie Nacional de Béisbol al frente de los Tigres, que contra todos los pronósticos concluyó sexto, me aseguró, casi con un nudo en la garganta: “No sé explicar lo que sentí cuando dijeron mi nombre y sentí los aplausos. Todo esto no lo cambio por nada en el mundo”.