Béisbol en Ciego de Ávila: Arnaiz y las dos jabitas

Ahora, tras la contundente derrota de Ciego de Ávila ante Granma en la semifinal de la 61 Serie Nacional de Béisbol, vuelvo a comprobar algo que, a primera vista, parece sencillo, pero no lo es: nadie va a una competición deportiva con entera conciencia del esfuerzo realizado por los contendientes, ganadores o perdedores.

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Granma venció, sin dejar margen a las dudas, y es un reflejo pleno de las horas que dedicaron los jugadores a su preparación para conseguir el objetivo, aunque su éxito no desmiente que los avileños también se hayan esforzado en el empeño de cumplir sus sueños.

Inicio así esta reflexión por los innumerables comentarios que leo y escucho tras el fracaso de los dirigidos por Yorelvis Charles. Y desde luego que las loas deben ser para los vencedores, y de eso se encargará la prensa de esa provincia. Enfoquémonos en la labor de los Tigres en la contienda.

Ya dije, una vez que los avileños vencieron en el play off con Mayabeque, que, a partir de ese momento, si de posibilidades objetivas se trataba, todo lo que hicieran los tricampeones nacionales era de aplaudir.

Sin embargo, abundo más para tratar de que no existan erróneas interpretaciones: no es que mi apreciación fuera que la escuadra avileña resultara inferior a la oriental, pues, a fuer de ser sinceros, al menos en los papeles, existe una marcada nivelación entre ambas.

Es verdad que Ciego de Ávila no es, ni por asomo, aquel conjunto que maravilló en la anterior década, en cambio también lo es que sus rivales de hoy tampoco son aquellos más fuertes que enfrentó la novena de Roger Machado. Y si nadie se ofende, vuelvo a repetir: tal vez esta sea la serie de menos calidad en la historia de nuestros clásicos cubanos.

Por eso estoy de acuerdo con el concepto de que no era una quimera ni mucho menos llegar a la final y que, en estas últimas cuatro derrotas, hubo errores tácticos y jugadas propias que favorecieron al contrario; mas de ahí a considerar que fue un fracaso la incursión de los Tigres en esta campaña, hay un trecho largo.

Para el béisbol local, por demás, la 61 Serie ha sido pródiga en la confirmación de que varios peloteros pueden ayudar mucho en las próximas temporadas y ahí están los casos de Luis Marrero, Dainier Hernández, Liosvany Pérez, Héctor Labrada, Jorge Luis Contreras y Michel Arteaga, entre otros.

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Lo anterior tampoco explica que sea luminoso el futuro de la pelota avileña. Habrá que trabajar mucho para volver a tener un cuerpo de serpentineros sólido, porque el de ahora quedó bien distante de los mejores, con sus 5,38 carreras limpias permitidas por cada nueve entradas de labor.

Habrá que aprovechar más a conocedores de nuestra pelota como Darío Cid, Roger Machado, Danny Miranda, José Hernández, Yorelvis Charles, Manuel Álvarez y Pedro Manuel Gayón. Y no me refiero, claro está, solo al equipo de primera categoría. Los juveniles y cadetes deberían beber de los conocimientos de estos técnicos.

Mucho se puede hacer por la pelota de aquí, pero no sería justo que se hiciera porque nuestro equipo “solo logró un cuarto puesto”. Estos Tigres, para el que escribe, no defraudaron, aunque en esta semifinal dejaran mucho que desear.

No obstante, siempre que llegan las derrotas, recuerdo la frase del entrenador Armando Arnaiz a sus pupilos en las categorías escolares: “Hay que llevar las dos jabitas a un juego, la de ganar y la perder. De lo que se trata es de utilizar cada vez menos la segunda”.


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