A la hoja de vida de José Rolando Rivero la vox populi le ha puesto y quitado historias y personajes a su antojo, a veces para bien y otras para mal, como el viaje a Viena que nunca hizo o los saludos que Francisco Garzón Céspedes le mandara desde Madrid, sin que ambos, ni siquiera, se conocieran. Por esas singularidades nuestras y de él, antes que una lista precisa de sus libros publicados y premios aparece, al primer pantallazo de Google, un sitio como Ecured donde se destaca el sobrenombre de “leyenda urbana”, que desde hace rato se le quedó para siempre.
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Poema en la voz de José Rolando RiveroEl reconocido poeta José Rolando Rivero nos regala un #poema de su autoría. #Poesía en la voz de su autor. #Veranodelibros
Posted by Centro del Libro. Ciego de Ávila on Monday, July 5, 2021
Por ahí, si se quiere, empieza la mística de un tipo “chévere” y multifacético que ha vivido el arte desde cualquier extremo o latitud sin poder encontrársele, a la primera, espacios en blanco. Sus influencias han sido heterogéneas, desde un maestro como Tomás Sánchez, que le descubrió otro José Martí, y el cine de Andrei Tarkovski hasta Rainer Maria Rilker, José Lezama Lima, Juan Ramón Jiménez, Maurice Bejart, Eugenio Barba e Ingmar Bergman.
Ha dicho antes que su mayor defecto y su mayor virtud han sido decir siempre lo que piensa, y con esto ha ganado amigos y enemigos en la misma proporción. Por eso cuando a la salida de un programa de televisión lo increparon, en pleno parque Máximo Gómez, de la ciudad cabecera, con el sermón de que “no se puede decir todo lo que uno piensa”, fue tajante, está claro que no podía pensar por alguien más.
Si tomamos como referencia lo que la crítica ha dicho sobre su obra literaria hay un mejunje tremendo que la describe y ensalza: “una de las voces más relevantes de la poesía en Ciego de Ávila, agudeza conceptual, rigor estilístico y proyección universal”, pero su poesía es, también, una necesidad de explicarse el mundo, tabla de salvación para los días grises, intimismo a ultranza y autorreferencialidad perenne.
Roly es la encarnación de un ser al que el arte le viene a la medida, por más que haya nacido en un hogar humilde y que no le corra por las venas la herencia de ningún creador consagrado. Es imposible obviar el ambiente familiar que le estimuló el gusto y la apreciación por cada manifestación artística, tanto que a los 13 años ya se creía escritor de cuentos, aunque el resto concluía que se trataba de poemas. Desde entonces tuvo claro que sería artista y que se haya decantado por la pintura fue solo fruto del azar y las oportunidades.
Una vez en Camagüey no se conformó y aprendió un poco de la técnica del ballet, la misma que lo ayudaría, años después, a entrar en el cuerpo de baile del Cabaret La Piñas, en Ciego de Ávila, donde permaneció, contra todo pronóstico, durante cinco años.
Ha llegado a convencerse de que un artista ante todo tiene que sentir la necesidad de expresarse a través del arte, pero lograrlo es otra cosa, por eso, cuando llegó a Ciego de Ávila recién graduado de la Escuela Nacional de Arte no se amilanó por el ambiente de una provincia que todavía no tenía ni galería.
Se nutrió de todo lo bueno que lo rodeaba, emprendió talleres de creación y trabajó hasta el cansancio. Así lo sorprendió el siglo XXI y la iniciativa de crear escuelas de arte a lo largo y ancho del país.
Depende del lente con el que miremos vemos al escritor o al artista visual, o viceversa, pero mejor no encasillarlo y redescubrir a través de la poesía al hombre que escribe, al creador que lo mismo realiza un performance que una instalación y al profesor que llegó a frustrarse, al punto de no querer volver a enseñar, luego de que en la Academia Raúl Corrales viera tanto talento desperdiciado por falta de disciplina.
A estas alturas, ha logrado una obra reconocida tanto en las artes visuales como en la literatura, sin embargo, en los últimos años el público lo ha conocido más en su faceta de escritor, porque, a la larga, ha volcado su creatividad en la manifestación que ha podido.
Sus razones se fundamentan en que las artes visuales son costosas, sobre todo, lo contemporáneo que es lo que más disfruta. Invertir dinero, por ejemplo, en una instalación que será expuesta en la galería de la ciudad, que nadie comprará y que no tendrá una recepción crítica es desalentador e imposible de costear.
Las escuelas de arte propiciaron un intercambio muy diverso y rico que le permitió estar activo. Se hizo la Semana de Arte Contemporáneo, expuso en Bienales de La Habana y hasta en Boston, Estados Unidos, en una galería anexa a la Universidad de Harvard. Ahora, ha terminado por adaptar su obra a la economía y al contexto.
Sin embargo, la añoranza siempre ha estado latente y ahí está Bosques fractales como prueba fehaciente de la mezcla entre el arte y la literatura, al incluir varios poemas y una sección completa que tienen como referencia proyectos de piezas u otras ya realizadas que se han perdido. “En este libro hago el texto literario como un paratexto de la obra”, agrega.
#ÚltimoMinuto: Con José Rolando Rivero Moreno conversamos sobre el Premio de Poesía Nicolás Guillén 2016, del cual fue...
Posted by Periódico Invasor on Thursday, January 14, 2016
—Bosques fractales mereció el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2016, el mayor galardón entregado en este ámbito en el país. Por aquellos días habló de una “mala edición, promoción nula y caótica distribución” ¿cuánto dura la alegría por un premio literario en Cuba?
—Si te enfocas en la parte lógica del proceso, que va de la edición a la promoción, te sientes frustrado. Lo bueno es saber que un libro hecho en la soledad, durante 15 años, le interesa a la gente, tiene una buena recepción y que un jurado prestigioso ha decidido premiarlo. No perdí el tiempo, hice algo bueno. Ese diálogo que se establece después de la obra es lo que reconforta, porque la mayoría de las veces tampoco el objeto-libro resultante es bello.
A pesar de esto Bosques fractales me trajo otras alegrías, entre ellas, haber participado en la Feria del Libro de Bogotá y en el Festival Internacional de Poesía de Medellín”.
—Hay un hálito de religiosidad en sus textos, incluso, en una entrevista concedida al escritor Arlen Regueiro Mas hablas de la Biblia como un libro que llevarías a una isla desierta ¿Es un hombre de fe? ¿Serlo ha implicado cuestionamientos?
—Soy católico heterodoxo porque mi fe se nutre de muchas cosas, incluso del budismo y la filosofía Zen. Soy una persona que cree, aun cuando me alejo de las reglas estrictas y de ir todos los sábados a la iglesia. Creo dudando y cuestionando todo, y así le conté al único sacerdote confesor que he tenido en mi vida. Es lógico que esos sentimientos estén en todo lo que escribo. Nunca he pretendido “evangelizar” a nadie, creo que la salvación es individual. A la larga, sí, me he buscado problemas.
—¿Tiene hábitos o métodos a la hora de escribir?
—Escribo con calma y en algún momento practiqué hasta ejercicios de relajación antes de comenzar. Soy paciente, preciosista y llevo varios proyectos a la misma vez. Nunca he tenido apuro por publicar, quizás por eso mis títulos han sido bastante espaciados en el tiempo. Cuando un texto me sale fácil comienzo a cuestionarme por qué y a preocuparme. El único método o estrategia certera es que se parezca a mí, a lo que pienso, a lo que siento, a mi interior. Hay mucho de autorreferencialidad en lo que hago.
—¿Cuán fácil o difícil ha sido crear desde Ciego de Ávila y encontrar un lugar en el panorama nacional?
—Para mí nada ha sido fácil. Todo me ha costado mucho esfuerzo y he tenido que ser muy disciplinado, más para lograrlo desde aquí, una provincia que no tiene una presencia importante en el arte cubano. Siempre estoy metido en mi obra, en mi casa, en mi introspección. Mi placer es crear, lo demás es aleatorio. Esa necesidad de hacer es comparable con un vicio, podría estar en una isla desierta y siempre encontraría el modo de hacer arte. Permanecer aquí ha sido un ejercicio de resistencia, que se sustenta en esa necesidad como persona de crear.
—Temas universales como el amor, la familia y la muerte han estado en sus poemas ¿cómo completaría, ahora, estos significados?
—Tengo fe porque existe el amor, es la fuerza que todo lo puede. En la carta de San Pablo a los Corintios se dice “el amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece”. La familia es impulso. La cohesión familiar es fortaleza. No le temo a la muerte, sino al dolor. Creo que la muerte es solo otro nacimiento.
Roly no se ha cansado de seguir el camino zigzagueante del arte. Escribe narrativa y teatro, tiene una novela guardada desde hace mucho tiempo, y fue aprobado en el plan de Ediciones Ávila el ejemplar Un extraño jardín, que incluye dos obras de teatro para niños. A su vez, Imágenes residuales es un material terminado ya, que vendría a ser una segunda parte de Bosques fractales. Así traza otro sueño en el horizonte: lograr la impresión del volumen Vida Esquimal, compuesto a partir de estos dos libros.