El reparto es ron pobre

Llevado y traído, con detractores y adoradores, el subgénero musical conocido como reparto siempre da de qué hablar. Arley Puyol se aventura a romper una lanza ¿en su favor?

 fifty ordara y ja rulayPlanet Record La gente joven elitista de Cuba —musicalmente hablando— lo es, a grandes rasgos, por dos cosas: creerse un ser superior o por tronco de aburrimiento. Tronco.

En una mañana lluviosa, diría Jotabarrioz, no hay nada como escuchar a Silvio Rodríguez, pero cuando la pista, la disco o lo que genere ruido a las tantas de la noche está caliente, lo que te quema, de verdad, es el reparto.

Como el ron peleón, un añejo blanco pobre exactamente, así más o menos es el reparto.

De todas formas, siempre habrá quien, con su etiqueta de exclusivo, lo aborrezca. Quien ni siquiera se moje los labios con esa mezcla barriotera. Quien se aparte de todo el que apeste a carta blanca pobre. Quien, igual, coja tremenda borrachera, con una diferencia, a base de güisqui. Esa es una borrachera de 'level', escupiría. Una borrachera con nombre y olor anglosajón. Una borrachera, añadiría cualquier chovinista, "anticubana".

Peor está, la verdad, el que no toma nada de lo que oferta el bartender. Ese no entiende qué dice la letra de Adele y, también, cuestiona el 'po-po-po' por marciano que no sabe dónde está y qué es lo que se poncha aquí.

Reparto, el último grito de la música popular cubana

Como el ron, un añejo blanco pobre exactamente, así más o menos es el reparto. Cuesta bastante pensar que gusta cuando lo pruebas por primera vez. Y ya escuchaste hasta el cansancio que no es bueno. Pero la presión social es fuerte y la fiesta te lo propone, mezclado con cualquier cosa que le rebaje el grado de alcohol.

Ese sería el reparto en su estado más "lite"; útil, incluso, para dedicárselo a una novia, sin groserías “fulas”, tal cual un Cuba Libre. Luego —el tiempo lo decide el nivel de aceptación—, empieza a saber a poco. El hielo se derrite. Está aguachento. Tanto da que al final uno se toma un doble sin cola. Y otro y otro y otro hasta vomitar.


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