Dios de la fertilidad, página cultural de una región

Un hallazgo arqueológico en el sitio Los Buchillones, al norte de Ciego de Ávila, aportó a la cultura avileña

A Jorge Calvera Rosés, por una vida consagrada a la arqueología.

diosDibujos de Miguel Duque EstradaImagen del Dios de la Fertilidad (Vistas frontal, lateral y dorsal)En el año 1995 se halló casi un centenar y medio de piezas de madera confeccionadas fundamentalmente en guayacán y ébano, que los arqueólogos asignaron a los grupos aruacos agricultores y ceramistas que se asentaron en el sitio de habitación de primera magnitud conocido por el nombre de Los Buchillones.

Pero los especialistas, al profundizar en la investigación, y basándose también en más de diez años de labor en el sitio y en la región en general, indicaron lo erróneo de asignar las piezas de referencia al sitio en cuestión.

Confirmaron, además, que las piezas de madera pertenecían a un yacimiento que se conoce como La Laguna —antigua salina—, ubicado a unos 500 metros al oeste de Los Buchillones. Esto fue reafirmado en las exploraciones realizadas por los arqueólogos con los aficionados que se encontraron las piezas, quienes demostraron también que ellas fueron extraídas de los fondos marinos y lacustres.

El hallazgo es asombroso por la cantidad de piezas. Esto constituye una verdadera novedad en el ámbito de la arqueología de los grupos araucos insulares, pues el número de piezas que integra la muestra fue encontrado solo en este sitio de la subregión Ciego de Ávila.

Entre los exponentes se encuentran cemíes (divinidades), dujos (asientos), espátulas vómicas y bandejas de ofrendas. En conjunto, constituyen más del triple del número de las piezas de madera de todos los grupos culturales reportados hasta el momento en Cuba, y supera las halladas en todas las Antillas Mayores.

El fechado de las piezas se realizó en el laboratorio Isotrace de la Universidad de Toronto, Canadá, con la colaboración del Museo Real de Ontario; las ubican entre los siglos XIV y XVI d. n. e., momento de auge de los agricultores ceramistas; pero su datación en un rango más amplio es entre 1220 y 1690 d. n. e., la cual es muy uniforme, a pesar de que la mayoría de las piezas no fueron extraídas por los métodos encontrados estratigráficamente.

Después de confirmados el origen y la autenticidad de las piezas por el Dr. Jorge A. Calvera Rosés, se hicieron recomendaciones; entre ellas, desarrollar un estudio estilístico de estos objetos, lo que posibilitaría el conocimiento de las peculiaridades formales del quehacer cultural de este grupo de agricultores y ceramistas.

De todos las piezas halladas, se utilizaron y analizaron exhaustivamente ocho piezas, de las cuales hay una que es de las más significativas y que, a la vez, integra una colección que, por su unidad, distingue la producción de este grupo cultural en Cuba.

Las esculturas del sitio La Laguna se caracterizan por la originalidad de sus exponentes, por la presencia del color caoba oscuro, debido a la pigmentación natural de las maderas empleadas como materia prima (soporte), o sea, el ébano y el guayacán. La altura de las esculturas oscila entre los 10,5 y 34 cm, es decir, son piezas de pequeño y mediano formatos.

Esas figuras presentan la delimitación de las partes del cuerpo. Las extremidades superiores —de no ser omitidas— aparecen adosadas al cuerpo. En el caso de la cabeza, aunque careciendo de sus componentes, se exhibe con variaciones en el tratamiento de los cuencos. En las figuras zoomorfas escasea la presentación del sexo, sin embargo, en las antropomorfas se exhiben con buena definición los caracteres sexuales (tanto el masculino como el femenino). El canon por excelencia lo protagoniza la simetría, en lo que a forma se refiere.

Todas estas esculturas fueron realizadas con propósitos de desarrollo y posesión a partir de los intereses de los aborígenes taínos y occidentales. El tratamiento y atención a los cuencos, sugieren la importancia concebida por los aborígenes a estos como nexos entre el hombre y su entorno; la diversidad de tratamientos formales existentes en estos elementos no altera el predominio del interés por la representación generalizadora.

El excelente estado de conservación del Ídolo de la Fertilidad, pieza de ébano tallada exquisitamente, permite plantear que estamos ante una escultura exenta de pequeño formato (18 cm x 6 cm x 4,5 cm). Esta figura antropomorfa corpórea cuenta con una dominante simetría total, de la cual se desarrollan los elementos que la integran.

En la producción escultórica del sitio Los Buchillones se aprecian dos momentos en el proceso de creación. Ellos son: momento de imitación de la realidad y el momento de búsqueda artística, a pesar de que ambos tienen su génesis en la subsistencia a través de los resultados productivos que fuera capaz de lograr el grupo.

El Ídolo de la Fertilidad tiene un sentido más agudo de la creatividad. Explota la composición al máximo, para establecer una estrecha relación entre el contenido y la forma. Su contenido rebasa los límites de la procreación, y nos ofrece la dualidad vida y muerte. Estos aspectos hacen pensar de modo ineludible en la relación pasado, presente y futuro. La eternidad está dada mediante la interpretación y uso de los huesos humanos sobre la superficie del “retratado”; es decir, la osamenta no aparece representada como esqueleto, sino como tratamiento simplificado de las estructuras óseas —superpuestas a la superficie de la figura—, lo que genera una peculiar majestuosidad que pudo causar obediencia y consagración en la comunidad al lograrse en ella cierta carga emocional.

Esta obra escultórica, a diferencia de las demás de su colección, cuenta con una especie de “aureolas” en cada uno de los extremos que complementa el criterio anterior, pues no se trata de descuido por parte del creador, porque el acabado de la figura es óptimo. La forma es explotada a la máxima expresión a través de un amplio despliegue de líneas, y el equilibrio como ley ejerce sus funciones en el campo de la organización, conformando el mensaje-contenido. La posición erguida combinada con estos aspectos, le insufla grandeza a la pieza.

Estamos ante una nueva propuesta escultórica con intención comunicativa que se caracteriza por el logro de una autonomía plástica basada en la figura humana. La estaticidad, junto a la simetría, exponen también una concepción teológica de la vida; su tratamiento es alegoría de lo sagrado, o resultado de un mito que, hasta el momento, ha sido expuesto por el discurso escultórico.


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