Desde la casa de cultura José Inda Hernández, en Ciego de Ávila, se piensa la cultura en código digital como alternativa ante el cese de las actividades presenciales debido a la COVID-19.
Que la casa de cultura José Inda Hernández haya cerrado sus puertas y suspendido sus actividades culturales con la llegada de la COVID-19 ha sido una instantánea que, de un modo u otro, hemos vivenciado, lo mismo con el silencio ensordecedor del bulevar el sábado en la noche sin mariachis ni boleros, que por los muchachos que extrañan los talleres donde aprendían pasos de baile o pintaban con acuarelas.
Lo cierto es que por ser un espacio dinamizador de la vida cultural y social de la ciudad cabecera su colectivo debió mirar más allá de lo obvio para repensar estrategias de trabajo y apoyarse más que nunca en los promotores, cuando quedó claro que esta enfermedad no sería cuestión de días y que el arte tendría que imponerse por encima de cualquier contratiempo.
Entonces las primeras iniciativas llegaron con el rediseño de la cartelera y la búsqueda de opciones para llevar las propuestas del espacio físico al virtual, con el objetivo de mantener intacto el vínculo con el talento aficionado y el público, que busca ahora en las redes sociales en Internet las fotos y los videos como una atenuante a la imposibilidad de disfrutar en vivo y en directo.
Maribel Rodríguez González, directora de la institución, explicó a Invasor que debieron rediseñar la cartelera, sobre todo, porque las extensiones presenciales a sitios de interés social como Casas de Abuelos, Casas de Niños sin Amparo Familiar o para miembros de la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores fueron suspendidas.
“El primer desafío fue pensar la oferta cultural para estos grupos desde las redes sociales en Internet y, luego, cómo sería la rutina a partir del teletrabajo y el trabajo a distancia. En un primer momento los profesores venían al centro y convocaban a los artistas aficionados para hacer las grabaciones, incluso, 10 días antes de la fecha prevista. Ahora, muchas veces, son ellos quienes se comunican con nosotros y nos muestran los materiales.
Como norma han realizado entre 150 y 160 actividades mensuales y puede comprobarse con apenas una hojeada a la página en Facebook casa de cultura José Inda Hernández. Allí constan dibujos de los niños que integran la Unidad Artística DibujArte y el proyecto Cámara Chica en homenaje a la jornada de Girón, make off de la grabación de algunas presentaciones y acciones literarias desde el taller El rincón de los cronopios.
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Posted by Ediciones Ávila on Wednesday, April 21, 2021
Precisamente, el proyecto Cámara Chica ha sido una de las buenas nuevas que llegó con la pandemia de la mano de Alexander Hernández González, instructor de arte, que ha llevado sobre sus hombros la responsabilidad de manejar esta plataforma virtual.
En este caso prepara a los niños para que puedan hacer fotos y videos, y les ofrece algunas nociones básicas de edición digital; conocimientos que, si bien no están relacionados directamente con su formación en artes visuales, han sido alternativa salvadora para el equipo de trabajo de la Casa de Cultura.
Bajo estos términos sigue siendo la programadora Mairelis Martínez Hernández el eje central en la conformación de la cartelera. Cada especialista le envía los materiales y se suben a la plataforma, cuidando detalles técnicos como la duración de los videos, la nitidez de las fotos y la descripción textual del acontecimiento.
#pequeñoscreadores, un joven proyecto que viene con muchos deseos de mostrar sus experiencias y espectativas a través de...
Posted by Casa de Cultura "José Sirio Inda Hernández" Ciego de Ávila Cuba on Sunday, April 18, 2021
Aunque decirlo parece fácil, desde su oficina Maribel Rodríguez da fe de la complejidad del proceso, porque no todo ha funcionado como maquinaria suiza.
Primero por la ausencia de medios técnicos elementales como computadoras y conexión a Internet y, después, porque el personal no estaba del todo imbuido en el uso de las nuevas tecnologías de la información.
Hemos trabajado de modo empírico, a prueba y error, y con nuestros recursos personales, pero no ha faltado pensar en equipo. Mantenemos la comunicación a través de un grupo en WhatsApp y cada día verificamos las acciones.
Para el verano ya se diseña la programación en dos versiones, una para actividades virtuales y otra que contempla la posibilidad de que sean cara a cara con el público si la situación sanitaria lo permite. Desde ya se proyectan espacios para todas las manifestaciones artísticas, repitiendo aquellos que más expectativas han generado antes, entre ellos, el Taller Interdisciplinario, el Taller Mixto y el de Artes Plásticas.
Como tradición, al cierre de cada mes se exponen los resultados y la convocatoria insiste en que los participantes hagan llegar sus creaciones a la institución.
Quizás, cuando llegue el momento de mirar en retrospectiva la labor de las casas de cultura en este lapso, habrá que calificar como un logro lo que hasta la fecha ha sido un reto inmenso: la superación del personal en el uso de las tecnologías y avivar la creación desde las redes sociales en Internet.