No es cotilleo

La formalidad como ejercicio es una manera positiva de crear ambientes sociales saludables, porque establece normas en favor a grupos de personas que dependen de ciertos servicios, como el ejemplo que nos trae a colación el avileño Carlos Félix Ramírez Román.

Este ciudadano vive en la calle Cuba, No. 424 A (altos), entre 2 y 3, en el reparto Vista Alegre de la ciudad cabecera, y nos comenta en su carta que decidió viajar hacia La Vega, una localidad perteneciente al Consejo Popular Guadalupe, en el municipio de Florencia, para lo que contaba con una guagua que, supuestamente, debía salir el viernes 23 de diciembre, a la 1:00 pm, desde ese territorio florenciano hacia Ciego de Ávila, mas no sucedió así por falta de combustible.

“Llamé por la noche a la Terminal y me comunicaron que saldría el sábado, por lo que me levanté temprano e hice el uno, porque al llegar este ómnibus a Ciego inmediatamente reparten los números para el regreso a la 1:00 de la tarde.

“Ya en la Terminal, me informan que viene como flete, y que por este motivo no van a esperar a la 1:00 para retornar, y me alegré, pues no tendría que estar allí toda la mañana.

“Al llegar la guagua, el chofer nos informa que no sería así, puesto que seguía destino a Morón (como flete también), y que aseguraba su regreso a la 1:00, como estaba previsto salir para el municipio de Florencia.

“Tales variaciones crearon molestias entre los que estaban allí esperando, como yo, y escuché varios reclamos, pues, según los que viajan habitualmente, estas incongruencias suceden con bastante frecuencia.

“No obstante, como el chofer confirmó su regreso, me fui para la casa mientras tanto.

“¿Cuál fue mi sorpresa al regresar a las 12:30 pm? Pues el chofer ya había regresado de Morón, mucho antes de la hora establecida, e inmediatamente siguió hacia el municipio de Florencia.

“Ahí es donde me incomodo seriamente, y presto atención a todos los comentarios y rumores que no quise oír.

“Ese día pude viajar casi a la 1:30 pm, pero en un camión particular, y pagar caro para quedarme en Campo Hatuey, y entonces de ahí, esperar a ver en qué transporte continuaba para Florencia.

“Pero lo peor no es eso, sino el mal sabor que dejan las manipulaciones; lo peor es el desaliento y la interpretación que cada uno de los que nos quedamos sin el transporte hizo de manera individual, y que para la Dirección Provincial de Transporte en Ciego de Ávila quedara cumplida la tarea de resolver la transportación de pasajeros con una guagua extra.

“Lo peor es vivir ese momento, sentir la falta de respeto y que no somos los protagonistas de un buen servicio, y esto no me lo contó nadie, no es cuento de pasillo”.


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