Agua no potable

Desde octubre de 2023, Rafael Amado Pina Gutiérrez, quien reside en Pasaje 3, entre 3 y 4, en el reparto Vista Alegre del municipio cabecera, está sufriendo, literalmente, las consecuencias de un problema que no ha tenido solución, pero la necesita urgente.

A su vivienda, y a la de los vecinos de las calles Cuba, Ciego de Ávila, 3 y 4, el agua llega con muy mal olor y color oscuro, “parece de cañada”.

En aquella ocasión, luego de una queja emitida por él al despacho de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Acueducto y Alcantarillado, fueron visitados por un funcionario de Higiene y Epidemiología Municipal, quien les dijo que, en el lugar de la válvula, hasta bañaban caballos; pero no hubo solución alguna a esta problemática.

Este año han vuelto a llamar a Acueducto y Alcantarillado, y al Gobierno municipal, y nada. En febrero, luego de varios análisis de laboratorio realizados a Pina Gutiérrez, le detectaron quistes del parásito intestinal Entamoeba coli en grandes cantidades, cuyo diagnóstico sirve como indicador de contaminación fecal del ambiente, por lo que supone este parasitismo fue provocado por el consumo de agua contaminada, a pesar de las medidas de higiene que adoptan él y su esposa.

El pasado 14 de mayo acudió a su vivienda, luego de que Griselda Sánchez Rosa, su cónyuge, se quejara nuevamente a Higiene y Epidemiología, el licenciado Rolando Conde, quien realizó un informe en el que se lee que “se pudo comprobar que existe una contaminación del agua abastecida por Acueducto, provocada por el cruzamiento de las aguas albañales con la de la red, trayendo consigo enfermedades de origen hídrico.

“Esta contaminación fue informada a los directivos de la UEB de Acueducto desde octubre de 2023, no siendo solucionada. La misma afecta la calle Ciego de Ávila, entre 3 y 4; las calles 3 y 4, entre Cuba y Ciego de Ávila; y Pasaje 3, entre 3 y 4”.

Rafael Amado Pina y su vecina Nidia González Marrero, cuando se les visita, muestran el líquido que sale por las tuberías de varias casas en las referidas direcciones: realmente es de color oscuro y hiede a fosa.

Para la de beber, están yendo hasta Zaragoza, a abastecerse desde un pozo, pero hay muchos vecinos que no pueden hacerlo, por su edad y porque la economía no los respalda.

“Las cisternas se llenan de esa agua cuando nos toca la rotación, y los que trabajamos —dice Nidia González—, cuando regresamos, tenemos que vaciar esos reservorios, porque el mal olor no se puede aguantar, y luego buscar con qué llenarlos; y cuando vuelve a corresponder el ciclo, caemos otra vez en lo mismo. Esto es insoportable, necesitamos una solución definitiva y rápida, porque los problemas de salud se acrecientan en esta población, con niños y ancianos enfermos como yo, a causa de la pudrición que llega como agua potable”.


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