El maestro del momento

Con muchachos como este, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Ciego de Ávila puede llegar a la adultez sin “achaques de vieja” porque su manera de militarla la revoluciona. Con maestros como Yordanis el homenaje es una clase magistral


Yordanis tiene 23 años y 22 niños. Pero a las 12:30, mientras despide a su “pandilla” de Segundo B, esa correlación está a punto de cambiar. Por eso pactamos a la salida, cuando tendría solo 23 y sería exclusivamente el joven de una entrevista que empieza a peligrar, incluso, a la hora en que el maestro ya los despide.

Está intentando que sean la fila que se aleja del aula a la que una periodista no entrará con más preguntas que un niño. Y mira que deben haberle preguntado cosas. Tener siete años ¡22 veces! debe haber significado, mínimo, 44 preguntas. Y encima, Yordanis tiene a una periodista esperando turno en el pasillo, que si no lo interrumpe es, primero, por disciplina de ella, y luego por “indisciplina” de ellos.

Es mediodía y están locos por salir corriendo, que a esa edad es lo mismo que salir caminando, aunque el maestro les recalque lo contrario e intente frenar el trensito que ha creado por orden de tamaño y amenaza con descarrilarse antes de llegar a la puerta de la Escuela Primaria “Alfredo Miguel Aguayo”.

Van saliendo por la calle Máximo Gómez. Paran, por obligación y costumbre, en el portal donde el maestro los despide, ahora sí, y traduce la mañana para los padres que siempre preguntan.

 maestro escuelaEl maestro, al mediodía, cuando parece que termina, pero no

“Más preguntas, Dios mío”, pienso sonriendo, cuando es él quien, al terminar, lanza las dos primeras: “¿Está muy apurada, me espera un momentico?”.

Entonces él, que no ve que lo sigo, sale a buscar una escoba y vuelve al aula. El momentico de Yordanis Marín Mejías es, en realidad, el trabajo de la auxiliar de limpieza que tiene a la niña enferma y no ha ido; y como el aula en la tarde recibirá a otro grupo, quiere dejarla limpia y en orden, aun sin sentirla “suya”, porque su Segundo B pertenece a la Escuela Primaria “José de la Luz y Caballero”, pero la COVID-19 impuso distanciamientos y ellos terminaron ocupando ese espacio de la Aguayo, a menos de dos cuadras de su sede habitual.

Todo eso lo sabré después de que sus escobazos hicieran polvo mi primera pregunta y empezara, contra todo pronóstico, con un “¿Tienes que barrer el aula cuando terminas?”. Dije tienes, dejando implícita una obligación que Yordanis no tiene y que, no obstante, asume. Asumir es mejor verbo que “tener”.

Por eso asume también que, si no han venido por Geovana, debe llevarla a la otra escuela, por si la esperan allá. Y cuando llega a la Luz y Caballero asumirá que si la cuidadora ya se fue con otros niños, él deberá llevarla hasta su casa, asumiendo que “la culpa” de la demora fue suya, que se quedó barriendo el aula.

patriciaGeovana Patricia sabe que está posando y mira a la cámara. ¿Qué no sabrá ella?

Hay una cuidadora que recoge a varios niños al mediodía y los entrega a sus padres en la tarde. Eso lo sabré camino al lugar, después de que Yordanis me pidiera una tregua y ambos asumiéramos, irremediables, que los momenticos iban siendo el momento de la entrevista.

Bueno… ni tanto. Recuerden que vamos por el camino con Geovana, que, a esa altura de los acontecimientos, ya ayudó a recoger el aula, indica el camino a casa de su cuidadora, me dice maestra y suelta, de pronto, que los escorpiones tienen ocho patas (algo que, al menos yo, no sabía, no sé el maestro). De ahí salta y cuenta que su padre es buceador, lo que con nasobuco me suena a boxeador. Corrección que hará rebajándome, de paso, la categoría docente: “mijaaaaaaaaaa, es bu-ce-a-dor”. Fue así como se impuso por nocaut, especificando que su padre era más valiente que un boxeador porque, además de buzo, era salvavidas. Salvaba vidas.

Definitivamente, la boxeadora es ella, a pesar de que en el ring diario sea Yordanis quien gane siempre al enseñar y aprender. Sobre todo, con Geovana Patricia y Alexandro, los más inteligentes. (Por supuesto, que de eso hablaremos luego de dejarla y caminar al parque, donde hablamos más de lo que queremos que de lo que podemos, sin “condicionamientos”).

Allí comienza la rutina, pues he llegado a Yordanis buscando un joven-ejemplo, a través del cual pudiéramos hablar de aniversarios, de lo que es y debiera ser la UJC. Por fortuna, hablamos de él, una cosa contiene a la otra y viceversa.

Ahí está el empeño, si decimos que se fue de los Camilitos y se enamoró (y lo enamoraron) de ser maestro, mientras hacía de la Escuela Pedagógica un lugar en su vocación, y de la Didáctica de la Lengua Española, una carrera.

Está la superación, si hablamos de que casi termina la especialidad en Educación Especial y seguirá en la enseñanza normal. “Trabajar con necesidades especiales no implica dar clases en una escuela especial”, confiesa y piensa en el niño repitente de su aula que ayer pudo sumar solito (35+4), impulsado en la heurística y el amor de Yordanis.

Bye 4to año👋👋👋👋. Ya estamos en 5to!!!👏👏. Gracias a todas las personas que me apoyaron en esta recta final (yo diría la...

Posted by Yordanis Marin on Saturday, March 26, 2022

Está la irreverencia cuando advierte que sabe que hay militantes que inventan actas y reuniones, y proponen actividades aburridas, demasiado formales, y son responsables de que muchos jóvenes tengan una imagen peyorativa de la UJC.

La responsabilidad, cuando educa de lunes a viernes al Segundo B, desde hace unos meses, y antes impartía clases en la pedagógica Raúl Corrales. Era maestro de maestros y, en paralelo, era el Secretario General del Comité UJC. Once comités de base, bajo su liderazgo.

El avileño que integrara el Consejo Nacional de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, el graduado más integral de su año, el que, al competir en un Encuentro Nacional de Escuelas Pedagógicas, entre 29 candidatos, se llevara el Premio de Oralidad.

El tipo que pudiendo predicar con su prédica, predica con el ejemplo.

Está en la base, siendo incluso cuadro-vinculado, categoría que le otorga la misma UJC, que aspira a convertirlo en cuadro profesional sin que él acceda hasta el momento. Cree firmemente que es más útil en su aula, impulsando a otros jóvenes, sumando. Desde los cimientos, removiendo la estructura.

• Yordanis Marín Mejías tiene las claves para enamorar a otros jóvenes, véalo aquí      

Y nada de eso se contrapone a que sea, al mismo tiempo, el pepillo que tiene de tono en su móvil al Taiger con su Habla matador. Al Yordy de Cuba, como se hace llamar en Facebook, desde donde comparte, aprende, combate, distrae, enseña…

El muchacho que lleva tatuado en su antebrazo el nombre de un amor pasado y no se borra la piel, como no se borra la historia. El joven que acepta a otros y se acepta a sí. El que ama a otro hombre y en su feliz relación han confabulado la Pediatría y la Pedagogía en una unión “infantil” que ambos profesan y aman.

El maestro que se corrige cuando, sin querer, les dice abuelos a los abuelos de un alumno que son, en realidad, sus padres. Los biológicos, en la oficialidad, solo lo concibieron: aprendió por el niño que nunca se equivoca y a los viejos les dice mamá y papá.

El que habla bonito, con comas, puntos y seguidos, cadencias, sinceridades. El maestro que la semana que viene estará de cumpleaños y dando clases.

Entonces tendrá 24 años y 22 niños, y poco o nada habrá cambiado.


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