Un dúo formidable de ¡millonarios! en Ciego de Ávila

Rafael y Neorlandy abrazan el mismo oficio: son operadores de combinadas cañeras y acumulan millones de arrobas de caña

La mañana era envidiable para muchas cosas, menos para cortar caña. Unos ventarrones alocados empañaban de rojo polvo la visión. Se unía a ese imponderable el volátil tizne negro del follaje y los tallos de la gramínea recién quemada. No obstante, para la pareja de tozudos operadores, tal molestia no devenía freno.

Un alto en las faenas, motivado por la falta momentánea de camiones vacíos, propició el diálogo. La curiosidad por la inesperada visita hizo que algún chivador dijera en voz alta: “seguro quieren retardar a Rafael y a Landy”. Lo que este escribidor no imaginaba es que uno y otro fueran padre e hijo.

Las áreas cañeras abastecedoras del central-refinería baragüense Ecuador sienten el empuje de esa buena pareja de trabajadores del corte mecanizado que integran Rafael Brizuela Álvarez y su hijo Neorlandy.

Romper el hielo fue fácil. El más joven de los dos me dijo: “Mi viejo es el de más experiencia. Es aquel que arregla algo en el techo de la cabina de su KTP-2M” y advirtió “a él no le gusta mucho hablar”. Eso lo veremos, pensé.

“Ya bajo”, fue la respuesta y, tras la indagación inicial, reveló: “me llamo Rafael Brizuela Álvarez y ahora mismo estoy haciendo mi zafra número 40. En ese burujón de años he sido millonario en 20 ocasiones y en tres de ellas bimillonario”. Tal fue su tarjeta de presentación.

Estamos en la Cooperativa de Producción Agropecuaria Cañera (CPA) Mártires del 9 de abril, para destacar la labor del pelotón de cosechadoras mecánicas, apenas dos máquinas que rinden exactamente como un pelotón. Locuaz como buen cubano, Pupy, que así le dicen a Rafael, precisa que comenzaron los cortes el 26 de diciembre, por áreas del central Primero de Enero. “No hay mucha magia en eso de cortar mucho” y suelta una sonora risotada.

Dice el veterano operador que el secreto radica en sentirse útil y tener la fuerza de voluntad suficiente para vencer un día tras otro. “Sí, hay que sacrificarse, porque esto es de lunes a lunes, de sol a sol. Pero uno se siente satisfecho, como ahora que estamos empeñados en cumplir con el General Raúl Castro en eso de salvar la zafra y la industria. Mis hijos y yo somos soldados en esa batalla”.

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La siguiente interrogante la batea rápido. “Mire, yo no enseñé a picar al muchacho. Yo trabajaba en esto mismo, allá en Céspedes, Florida. Pero eso sí, cuando él decidió dedicarse a esto, le di no pocos consejos y le enseñé no pocos truquitos, de esos que uno aplica para que la tarea sea más grata. Sí, él es muy buen operador. Él sabe cómo aprovechar el tiempo y lograr que el equipo no se pare…”.

Entonces me viro para Neorlandy, que escuchaba la voz de la experiencia.

—¿Qué cómo es papá? Oiga, es muy largo en eso de cortar. Para caerle atrás hay que tener cuidado. No se cansa. Es duro como un jiquí, ahí donde usted lo ve. Ahorita va a cumplir 65 años y dice que no ha pensado mucho en la jubilación.

Landy tiene ahora 40 años y ya acumula ocho en este oficio. Sin pensar mucho contesta la nueva andanada de interrogantes. “Eso de cortar mecanizado lo llevo en la sangre. Lo estoy viendo a él casi desde que nací.

“Él no me enseñó, porque trabajaba fuera de aquí. Pero me ha dado muy buenos consejos e indicaciones. Sobre todo, a entender la KTP-2M. Claro que no habla —la combinada—, pero hace ciertos ruiditos y entonces paro, reviso, corrijo y palante el yerro sin mucha demora. Siento que lo que hago es importante para el país y aquí estoy”.

El destacado operador es casado, su esposa se llama Maité y “tenemos una linda niña, Mailén, que a cada rato me llama por el móvil para darme besos”. Llega un camión y uno y otro se trepan en sus caballos de hierro.

Hasta el día 27, el pelotón de la Mártires del 9 de abril había cortado unas 8646 toneladas de caña: 4536 Rafael y 4112 Neorlandy. Tiene la agrupación un plan diario de 96 toneladas cada uno y ahora han bajado un tanto, pues cortan en áreas de bajo rendimiento. La cooperativa acumula más de 15 000 toneladas cortadas por los pelotones de combinadas Case y se puede adivinar que las KTP-2M no se quedan detrás.

Osmany Ortega Miralles es el líder de esa CPA diversificada. Así opina: “Es muy buen colectivo y Rafael y Neorlandy muy buenos operadores. Esta zafra ha sido muy difícil: han tenido problemas con los camiones, escasean las piezas, las gomas, pero inventan a pie de surco. Son muy solidarios y apoyan a otras cooperativas que han tenido candelas en sus áreas”.

Concluye la visita. A lo lejos las máquinas de Rafael y Landy devoran, literalmente, los dulces tallos. Ellos tienen su compromiso con la zafra. La aspiración está latente. Saben que es difícil, pero no cejan en el empeño de sumar más y más. ¡Suerte, muchachos!


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