Cambiar métodos de trabajo para tener mejores resultados

Hacia una transformación de la manera de trabajar, explotando al máximo las posibilidades de todas las medidas económicas y financieras aprobadas, para alcanzar mejores resultados en el sector azucarero de Ciego de Ávila resulta tarea fundamental para la sostenibilidad del ramo

Una transformación de la manera de trabajar, explotando al máximo las posibilidades de todas las medidas económicas y financieras aprobadas, para alcanzar mejores resultados en el sector azucarero avileño, resulta fundamental para la sostenibilidad del ramo.

Así se manifestó en un encuentro entre directivos del sector, presidentes de cooperativas, autoridades políticas y gubernamentales del territorio, entre ellas el gobernador Tomás Alexis Martín Venegas; Julio Andrés García Pérez, presidente del Grupo Azucarero Azcuba, liderado por Jorge Luis Tapia Fonseca, viceprimer ministro de la República de Cuba.

La añeja reflexión de lo imposible de pretender mejores resultados haciendo lo mismo una y otra vez, guiaron los debates propiciados por los cuestionamientos de Tapia Fonseca ante la necesidad de un vuelco para bien, que es posible con otra mentalidad y trabajo.

Más allá de los problemas en la cosecha y la industria por limitaciones materiales, la mayor debilidad radica en la producción de caña, tendente al decrecimiento. Hacia allí deben dirigirse las miradas, sobre todo en la creación de colectivos laborales agropecuarios que en la práctica han demostrado su valía.

“Buena parte de la solución viene de adoptar sistemas económicos que estimulen la productividad y no tanto de reuniones y compromisos que muchas veces no se cumplen”, comentó el viceprimer ministro.

Añadió que al cada uno de esos colectivos manejar sus recursos y financiamientos les da sentido de pertenencia, que se revierte en buenos dividendos para todos.

“Aquí se trata de crecer en rendimientos y no tanto en áreas de caña, de garantizar una atención adecuada a las plantaciones que tenemos, sino es contraproducente sembrar por sembrar”.

Esas estructuras productivas, que abarcan entre 10 y 12 obreros, en las plantaciones de la dulce gramínea a su cargo están ajenos, o al mínimo, de problemáticas como la caña quemada por incendios o el daño animal, hasta la fecha. Son celosos incluso a la hora del corte en verificar que las cuchillas de las combinadas estén bien afiladas para no dañar la cepa, refirió.

Entre las causas de la no generalización de los colectivos, dijo Tapia Fonseca, se encuentra la resistencia de muchos presidentes de bases productivas al ya no administrar directamente una serie de recursos, que en ocasiones se presta para el desvío y las ilegalidades.

Para tomar un botón de muestra, la Empresa Agroindustrial Azucarera (EAA) Enrique Varona según indicó su director general, Heriberto Navarro Peña, para la fecha debía tener 58 de esas organizaciones y solo cuenta con un total de 10, tanto en la parte estatal como en la cooperativa.

Eduardo Larrosa Vázquez, director de coordinación y supervisión técnica del Grupo Azucarero Azcuba en la provincia, dijo que actualmente la constitución de esas estructuras laborales se encuentra a poco más del 60 por ciento de la cifra prevista.

Un análisis económico sobre el tema da cuenta de que falta también conversar con los asociados para informarles y convencerlos de los beneficios de los colectivos si trabajan bien. A la par necesitan preparación económica y asesoramiento de especialistas para mejorar su gestión.

Por ejemplo: un productor agrícola puede ganar 400 000.00 pesos brutos al atender 10 hectáreas de caña, de obtener un rendimiento promedio de 50 toneladas por hectárea, pues el precio de la tonelada cortada es de 800.00 pesos.

Teniendo a la producción cañera como actividad principal tampoco se puede descuidar la producción de alimentos para el autoabastecimiento del sector y el aporte a las comunidades aledañas. En tal sentido Ciego de Ávila tiene mucho por mejorar, pues a decir del presidente del Grupo Azucarero Azcuba, las bases productivas de aquí se catalogan entre las más malas del país.

Además de para alcanzar la necesaria diversificación de ingresos del sector, la producción agropecuaria esulta vital para evitar el riesgo mayor: la desaparición de la comunidad cañera, al no contar con las atenciones mínimas, reflexionó García Pérez con los daños sociológicos, históricos y de descapitalización del campo que ello entraña.

En la reunión se analizó también la marcha de la presente zafra azucarera, afectada por las limitaciones de recursos y la paralización del central Ciro Redondo por una rotura en la Bioeléctrica aledaña, la estrategia para su cumplimiento en los meses de marzo y abril; así como el desempeño de las unidades productivas en la siembra de caña.


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