Tigres de Ciego de Ávila piensan en grande

Si bien allá por los años 80, del anterior siglo, me parecía una utopía que Ciego de Ávila pudiera festejar un título en nuestras campañas beisboleras, ahora, antes de iniciarse esta 63 Serie Nacional, pensé también que era una quimera que lideraran la tabla de posiciones en los primeros compases del certamen. Y ya ven: en ambas ocasiones me equivoqué.

En el primer caso, no pude prever que una hornada de peloteros estrellas nacería en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Marina Samuel Noble y formarían un equipo de primer nivel. En el de ahora no supe escudriñar que los genes de aquellos tres veces monarcas se heredarían a los actuales Tigres.

Pero hago una salvedad: antes de comenzar esta lid siempre dije que no sería una sorpresa que el equipo lograra el boleto para los play off, pues en verdad su nivel de calidad, en los papeles, no era inferior a una gran parte de los restantes conjuntos. Es decir, no era de los favoritos, pero tampoco de los más débiles.

No obstante, había que ser muy optimista para pensar que, a estas alturas, los Tigres iban a promediar 338 en la ofensiva y que su picheo fuera el mejor del certamen, con 3,10 carreras limpias por juego. Había que ser muy, pero que muy avileño para, siquiera, imaginarlo.

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Posted by Tigres Avileños on Thursday, March 28, 2024

La vida, una vez más, logra superar a los sueños, porque se pudo pensar que Dachel Duquesne iba a estar inmenso, mas no que dos jovencitos como Yankiel Tamayo y Ediel Ponce parecieran veteranos consagrados en el box.

Uno también pudo tener el augurio de que la ofensiva no iba a ser un problema para el equipo, pero era imposible imaginar que Liosvany Pérez (456) y Héctor Labrada (429), en este momento del torneo, promediaran por encima de 400.

¿Alguien pudo pronosticar que la receptoría sería uno de los fuertes del conjunto? Porque antes de tirarse la primera bola los vaticinios eran funestos. Ya Osvaldo Vázquez no podría ser el titular por problemas de salud y Fernando de la Paz no ofrecía garantías por no tener la necesaria experiencia en una posición tan difícil. Sin embargo, el muchacho, tanto a la ofensiva (350), como en la defensa, ha sido de extraordinaria ayuda. Le han salido siete corredores al robo y ha regresado a cinco, a lo que se agrega que no archiva passed ball.

Y que conste: aún su cuarto bate, Osvaldo Vázquez, no está en su mejor forma, no obstante, poco a poco eleva su promedio y ya anda por 306 y 10 impulsadas. Él es de esos peloteros que hala dentro del equipo y es de esperar que, más temprano que tarde, eleve su cifra de jonrones (3).

En el caso del capitán, Raúl González, hay que apuntar un detalle. Si bien su promedio ofensivo es de aplaudir con 345, mucho más lo es que, con corredores en circulación, promedie nada menos que 538.

Con estos argumentos no afirmo que el conjunto tenga el boleto para la postemporada en los bolsillos. Queda mucho por andar, en cambio, estas sensaciones iniciales sí obligan a soñar en grande. El mentor Dany Miranda parece que así lo hace.


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