Memorias de un fundador en el aniversario del INDER

Porque llega el momento, sin que apenas te des cuenta, de que son los años los culpables de tantos conocimientos en la actividad del músculo, es que ahora, cuando hablas del ayer del deporte en Ciego de Ávila, uno no puede menos que prestarte atención, para saber de aquellos primeros tiempos del Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (INDER), del cual eres fundador.

Porque en verdad parece que fue ayer aquel 23 de febrero de 1961 en que la Ley 936 hizo verdad el sueño de que el deporte se convirtiera en un derecho del pueblo. Y he aquí que, 61 años después, un periodista te toma de “punta de lanza” para recordar tal acontecimiento.

Porque Roberto Jiménez Alfonso, aquel jovencito que fuera atleta, no solo practicante de béisbol, también de baloncesto y voleibol, tiene mucho que contar y los jóvenes de ahora mucho que aprender de él.

Porque, como él mismo afirma, el ser uno de los primeros entrenadores avileños que se graduó en la escuela de entrenadores Troadio Hernández en la capital cubana, lo impulsó luego a superarse cada vez más.

Porque Bobby Jiménez Alfonso, ahora mismo, no sabe si recuerda con más cariño aquel campeonato provincial de béisbol de 1965, en que promedió más de 400 y discutió el liderazgo de bateo con una gloria como Everildo Hernández, o aquel período entre 1970 y 1976 en que, siendo director de deportes de la antigua región Ciego-Morón, fueran no pocos los lauros del movimiento deportivo avileño de aquel entonces.

Porque no olvida las tantas tareas que le deparó su responsabilidad al frente del Departamento de Cultura Física y Recreación y Actos Masivos al crearse la dirección provincial de Deportes con la nueva división política y administrativa en 1976, ni tampoco lo mucho que representó, para su formación general, el haber prestado ayuda en la República Bolivariana de Venezuela desde 2008 y hasta el 2011.

Porque en la actualidad es asesor de la entidad deportiva en el territorio y disfruta cuando se le pide una opinión y festeja, como propio, cada triunfo del terruño.

Porque, con fundadores del INDER como él, se ha hecho historia.


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