En el reparto Vista Hermosa, de Ciego de Ávila, el ejercicio físico tiene plaza fija en cualquier momento del año
A las 6:50 de la tarde, debajo de uno de los framboyanes de la plazoleta, las mujeres empiezan a reunirse. Se saludan y comentan cómo fue el día anterior, que si muy agotador, que si el saltico ese las mata, que si el sudor llegaba al ombligo y, más allá, que si no viniste te salvaste, y se echan a reír. De vez en cuando miran hacia la calle, desde donde, de un momento a otro, llegará Yaumara. El profe Papito dice que bajará la bocina.
A veces son 10, otras 20, el martes pasado cinco. En el verano, algunas también se toman el descanso de los aeróbicos. Pero en la plazoleta del reparto Vista Hermosa, a las 7:00 pm, si no llueve, de lunes a viernes, en julio como en enero, hay ejercicios. Aunque el profesor esté de vacaciones, hay ejercicios.
“Lo único que nos hace falta es que nos copie la música en una memoria flash o en el celular”, dice Yaumara, que ya puso a disposición del grupo una bocina portátil compartida con su hijo. La música es una mezcla de hits techno de los ‘80 y ‘90, de cuando las que ahora se ejercitan eran adolescentes y jóvenes. Digamos que los ejercicios son, también, un entrenamiento para la memoria.
Yaumara es una suerte de monitora, conoce el orden exacto de los aerobios y se pone al frente para guiar al resto. Si ella falta, entonces sí que se acaba el “brincoteo”. La otra imprescindible es Baby, porque lleva la cuenta de la secuencia y sabe que solo se canta ¡Uno! cuando se vencen las dos partes del ejercicio. Dar brincos y elevar las piernas, se lo digo yo, no es compatible con hablar; en buena lid, el oxígeno se utiliza en una cosa o en la otra. Baby, sin embargo, no solo cuenta y hace los pasos, sino que tiene la capacidad de mantener el conteo, incluso, si los muchachos están jugando al escondido muy cerca y ella les dice, ¡sal de la guaría jutía!
Al profe Papito nadie lo llama por su nombre, que es Jesús Ramón Pérez Hernández. Hace tantos años que organiza y promueve la práctica de ejercicios físicos en el reparto que debe haber muy poca gente sin conocerlo. Es su trabajo como profesor de Cultura Física y Actividad Física Comunitaria y yo pienso que debe gustarle mucho cuando no lo ha cambiado por otra cosa.
“Gira el torso, levanta más la pierna, mantén el paso, no te apures, lleva el brazo por encima de la cabeza, hagan una semicuclilla, estás mejorando, cuando te peses me dices para anotarlo, mídete la cintura, hidrátense bien…”
Nadie ha dicho que los aeróbicos son solo para las mujeres, pero ningún hombre se ha insertado al bailoteo de las tardes. Algunos van al gimnasio biosaludable —al que nunca se le ha dado un mantenimiento, por cierto— y allí reciben la orientación de Papito, porque todo tiene ciencia, incluso “hacer hierros”. En las mañanas, las personas de la tercera edad también se ejercitan.
• En Ciego de Ávila hay una treintena de gimnasios biosaludables instalados, aunque no todos están en buen estado y funcionando. Consulte aquí la distribución
Lo bonito de hacer aeróbicos al aire libre es que los niños se quedan mirando o juegan a imitar los movimientos; pasa un hombre en bicicleta, le dice un piropo a Baby y ella hace como que no lo oye; llegan las caminantes (las que van hasta la circunvalación caminando) y se incorporan; pasan otras y preguntan cómo integrar el grupo; desde los balcones de los edificios cercanos la gente mira y se maravilla, o se sonríe, o se convence…