En los teatros avileños se presentaron importantes artistas argentinos en la primera mitad del siglo XX. El tango fue el género musical por excelencia que se escuchó y bailó en el Principal y el Iriondo
“Ciego de Ávila... una Habana pequeña en medio de las sabanas del Camagüey”.
Pablo de la Torriente Brau
Tomada de https://buenosaireshistoria.org/Mercedes SimoneLos teatros en Ciego de Ávila, y las sociedades de instrucción y recreo, desempeñaron un papel importante en la cultura regional durante los años de la República neocolonial. Ello, en buena medida, salvó a los avileños de la crisis espiritual que afectaba al país.
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La existencia de los coliseos permitió al público local apreciar la obra de las mejores compañías teatrales, cubanas y foráneas, que recorrían la Isla, y a otras figuras relevantes del universo artístico, distinguiéndose los cantantes y grupos musicales.
Entre estos últimos, la presencia de músicos españoles, mexicanos y argentinos demuestra hasta qué punto las generaciones de avileños que vivieron en la primera mitad del siglo XX estuvieron al tanto de lo que sucedía más allá de las fronteras municipales.
El tango, con su despegue mundial a finales de la década de los 20 y su época de oro en la de los 30 tuvo un sitio privilegiado en la preferencia de los cubanos.
Los avileños, por su lado, se mantenían actualizados a través de la radio de los éxitos de Gardel y otros cantantes norteños de renombre. No es ocioso recordar que desde 1924 ya la ciudad tenía una emisora.
En este trabajo solo hacemos referencia a los teatros. Para dar una imagen completa del tema en cuestión, es necesario analizar las actividades de sociedades de instrucción y recreo relevantes, entre ellas, la Colonia Española y el Centro Asturiano.
Empecemos por el Principal. La primera actuación de músicos argentinos, según lo que hemos hallado, ocurrió el 26 de abril de 1930 y correspondió a un cuarteto del cual formaban parte Magda Quiroga y Guido Rivero.
Los días 18 y 19 de junio de 1931 se presentó el conjunto de arte Ceruse-Dignora, acompañado por una orquesta típica argentina. Dos años después se elevaba la calidad de los intérpretes del tango, pues el 7 de julio de 1933 se ofreció un espectáculo protagonizado por Carlos y Lupe Spaventa, y Teddy de la Torre.
Carlos, en ese momento, descollaba como uno de los mejores cancioneros de su país. El hecho de que trabajara en las películas Cuesta abajo (1934) y El Tango de Broadway (1935), filmadas en Nueva York, dan fe de ello.
La Orquesta Filarmónica Argentina que dirigía Ceruse había triunfado en La Habana en 1934. En el itinerario de la gira que realizó en el mes de octubre de ese año por diferentes escenarios de la Isla, escogió a Ciego de Ávila. Presentó las obras Apología del tango, Derecho, Viejo, Mi musa campera, Tango azul, Ya vendrán tiempos mejores y Tesoro, ay mi tesoro. Luego continuó su recorrido hacia Cienfuegos, donde el teatro Luisa esperaba por ella.
Carlos Sapaventa regresó el 21 de octubre de 1935, acompañado esta vez por el actor cubano Humberto de Dios.
Tomada de https://buenosvideos.red/libertad-lamarque/Libertad Lamarque“Máximo placer traerá por su personalidad y por sus canciones el recuerdo del ídolo desaparecido Carlos Gardel”, así anunciaba El Pueblo la presentación el 13 de mayo de 1936 de este argentino que, asistido por los guitarristas Espi y Alday, descargó en una velada llena de nostalgia por el Zorzal Criollo, muerto en un accidente unos meses antes.
El 13 de julio de ese mismo año, Luis Madrid, otro émulo del famoso ídolo, cantaba en el mayor coliseo de la ciudad.
Ricardo Dantés, al frente de la Orquesta Típica Argentina, interpretó Carretero, Mañana a las ocho, Nostalgia, entre otras, el 26 de mayo de 1938. Escuderos y sus guitarristas, artistas contratados por la emisora CMQ y que venían con la fama de haber con quistado al público habanero, cantaron el 27 de enero de 1939.
En esta década, sin embargo, la figura más importante que nos visitó fue Mercedes Simone (1904-1990). Llegó cuando su carrera estaba en todo su esplendor. Los críticos la han llamado La Dama del Tango. Y plantean que: “Se destacó como la más universalmente tanguera. Con su equilibrio, su registro de mezzosoprano, su ritmo lento y su perfecta dicción, adquirió las dimensiones de un modelo”.
En 1933 había actuado en la película Tango. Por eso, al presentarse a los avileños el 14 de septiembre de 1939, ya era conocida no solo por este filme, sino por sus composiciones y, sobre todo, grabaciones. Otra faceta artística aumentaba su popularidad, pues Mercedes era una prolífica compositora, autora de más de 200 temas musicales.
La Orquesta Río de la Plata, con el maestro Pega en la batuta y con Chorens y Cantaneo entre sus intérpretes más connotados, estuvo en el teatro de Doña Ángela el 13 de mayo de 1941.
Lejos estaba de imaginar el público de la Trocha que iba a empezar 1945 con un emocionante suceso cultural. Libertad Lamarque, denominada la Alondra Porteña por el cronista de El Pueblo, con su ya ganado prestigio como actriz y deslumbrante belleza, cantó en dos tandas la noche del 23 de enero. El pianista Malvera la acompañaba. Para finalizar la velada, bailó una rumba.
Morenita del Rey, quien cumplía un exclusivo contrato con la firma Bacardí y, según la prensa, era sobrina de Libertad Lamarque, participó en un espectáculo el 8 de agosto de 1951, animado por Miguelito, locutor de la CMQ. El Trío Argentino, integrado por Galán, Cáseres y Caggiano, subió a la escena el 3 de noviembre de 1951.
La última presentación argentina en el Principal data del mes de agosto de 1952 y fue protagonizada por Lalo Maura junto a la vedette cubana Blanquita Amaro.
En el Iriondo, la presencia de músicos de la patria de Sarmiento fue menor. El Trío Argentino, formado por José A. Reyes, Domingo López y Pepín Fernández cantó en dos ocasiones: el 20 de agosto de 1930 y el 29 de noviembre de ese mismo año.
De Buenos Aires vino el Cuarteto Vocal, con Gentile, Elizalde, J. García y A. Tagiacozzo, acompañado por el pianista César Pardo.
Como podemos apreciar, la lejanía geográfica no fue impedimento para que el pueblo de Ciego de Ávila pudiera bailar sus tangos y deleitarse con los embajadores de este peculiar género musical en la ya felizmente lejana República neocolonial.
Fuentes: El Pueblo, 1910-1958. Biblioteca Encarta.
* Texto originalmente publicado en Invasor, el 21 de junio de 2003, página 7.