Desde que el huracán Irma descargó toda su ira sobre las plantaciones que con tanto trabajo habían levantado los trabajadores de la Empresa Agropecuaria La Cuba, se dijo, con total claridad, que la recuperación sería progresiva.
A cuatro meses del paso del huracán Irma por la costa norte avileña, el restaurante La Atarraya pasó del desastre a la recuperación.
En Chambas la cantidad de viviendas recuperadas asciende a 765.
Punta Alegre comienza uno de los años más difíciles en su historia por las huellas que en esa zona todavía se perciben del huracán Irma.
El ritmo con que puedan avanzar las acciones de recuperación de las viviendas e instalaciones afectadas por el huracán Irma, mucho dependerá de la gestión de las autoridades y del esfuerzo de todos.
En septiembre de 2017 el huracán Irma, uno de los más potentes formados en el océano Atlántico en las últimas décadas, azotó gran parte de Cuba y Ciego de Ávila fue severamente impactado por sus vientos, que alcanzaron los 295 kilómetros por hora sostenidos.
Cuentan los trabajadores de La Casona de Punta Alegre que desde que Irma estuvo por allí, la algarabía no había vuelto por aquellos lares, no fue hasta la llegada de “los muchachos de la universidad” que el ajetreo se adueñó del sitio.
El ejemplo que están ofreciendo pobladores de Punta Alegre, mediante la participación consciente en apoyo a la recuperación de sus propias viviendas, en Ciego de Ávila, fue apreciado este martes por el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba.
Luego de que Irma azotara con toda su fuerza al territorio avileño, el panorama desolador que mostraban las imágenes de los cayos Coco y Guillermo conmocionó a varios dentro y fuera del caimán. Sin embargo, este 1ro. de noviembre, cuando apenas transcurrieron 44 días de iniciada la recuperación del destino turístico Jardines del Rey en Ciego de Ávila, y contra todo pronóstico de quienes lo vaticinaron imposible, ocho instalaciones hoteleras reciben a los primeros clientes de la actual temporada alta en el país.
Cuando las rachas de Irma dejaron amanecer en Ciego de Ávila al 9 de septiembre, miles de sus habitantes tasaron la debacle con nitidez. Y aunque “ver los cielos abiertos” era hasta entonces una expresión de buenaventura, desde ese instante no lo fue más: habían perdido sus techos. Al otro día, Raúl repitió en un mensaje que la Revolución no dejaría a nadie desamparado, pero el amparo no se ha traducido en un solo “idioma”. Hoy la ayuda intenta restituir el pasado y devolverle a “cielo abierto” su acepción antigua, paradójicamente, con un techo.
