“Siempre seremos un bastión”

A los 19 años se vinculó a la lucha revolucionaria y, desde entonces, no ha cesado de entregar su aliento vital a la justa causa de los que aman y construyen, de los que quieren, entrañablemente, a la Revolución cubana.

Camagüeyano de cuna —nació en Vertientes— y avileño por adopción, ya ha deshojado 80 almanaques. Desde jovencito tuvo que ayudar al sustento de su familia: “Yo tenía 12 años y era el mayor de tres hermanos”, dice con voz queda mientras un rictus de tristeza le aflora al rostro.

El teniente coronel, Elio E. Álvarez Puig, se refiere a aquellos días fundacionales. “En 1960 me incorporé a la primera Limpia del Escambray y, desde entonces, me mantuve activo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) hasta 1 999, por espacio de 39 años. Enseguida comencé a laborar en la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) como presidente de la Dirección Provincial de Ciego de Ávila.

Hace un alto en la narración. Sugiere dejar para el final esa última parte de su vida laboral. Tras la pausa, retoma el hilo de la conversación: “Luego del regreso del Escambray es que me sumo a las FAR como cuadro de mando, desde los pelotones hasta los niveles de Estado Mayor, primero en una división y luego en el Cuerpo de Ejército camagüeyano.

“Durante un tiempo estuve como jefe de Personal en una división basificada en Morón ; soy citado para Camagüey y de allí me envían para el Estado Mayor Nacional de las FAR, en La Habana, donde me informan que había sido seleccionado para una misión en la República Popular de Angola. ¿Cuándo salgo? Fue mi rápida respuesta."

Álvarez Puig fue uno de los participantes en la Operación Carlota, como se denominó a la respuesta dada por el estado cubano ante la solicitud de ayuda solicitada por Agosthino Neto. Estuvo en el Frente Norte angolano y cumplió diferentes funciones, entre estas, la de enlace entre el Frente y los batallones formados por fuerzas cubano–angolanas; combatió y contribuyó en la preparación y el asesoramiento de jefes y combatientes. Tras todo un año en tierras africanas, regresó a Cuba; y lo ubican en el Comité Militar, donde trabajó una veintena de años.

Es entonces que le espera una nueva misión: la designación como presidente de la dirección provincial de la ACRC.

“El nombramiento me tomó por sorpresa, pero lo asumí con entera responsabilidad: la Asociación era algo nuevo, creada por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y cuyo presidente en la nación era el Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque.

“Permanecí al frente de la Asociación durante 16 años. Guardo muy gratos recuerdos, pues fui testigo de la integración de tres generaciones de cubanos, miembros del Ejército Rebelde, y participantes tanto en la Lucha Contra Bandidos como en misiones internacionalistas.

“Mentiría si no digo que me sentí orgulloso, y contento, incluso, sin ser avileño, de dirigir una organización compuesta por revolucionarios de primera línea. Puedo afirmar que en todos estos años trasladé la experiencia adquirida en las FAR y en la misión al equipo que trabajó conmigo, muy cohesionado y entusiasta; por eso logramos resultados positivos en las evaluaciones que nos hacía la dirección nacional de la Asociación, sobre todo, en la atención a los asociados que afrontaban dificultades, y en el reforzamiento de valores a las nuevas generaciones, entre otros."

Álvarez Puig, cuya trayectoria ha sido reconocida con unas 29 condecoraciones, ahora libra otro combate; este, relacionado con su salud, afectada por una dolencia respiratoria. Ante la cercanía del aniversario XXV de la ACRC, aseveró: “Nuestra organización marcha hacia delante, inspirada en los ejemplos de Fidel, Raúl y el Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque".

“Así que recibiremos ese onomástico con la confianza, tranquilidad y seguridad de que continuaremos como un firme bastión en la primera línea de la defensa incondicional de la Revolución cubana y sus principios.”


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