¿Nada más qué hacer?

Mailén Valdivia Columbié, residente en el edificio 5, apartamento 24, del Plan Piña, en el municipio de Ciego de Ávila, al parecer continuará esperando por la solución a la Riesgosa humedad (2 de diciembre) con que vive por la pérdida del atesado y las filtraciones en toda su casa, incluido el cuarto de sus niños, que no han dejado de crecer, según lo que explicó cuando se acercó a esta sección.

Graciela Condú Rodríguez, directora de la Vivienda en el municipio, al tener la palabra para la posible solución de la queja, responde en su misiva que, ciertamente, ese edificio tiene filtraciones y necesita la impermeabilización de la azotea.

El pago de ese tipo de soluciones “era asumido por el Estado, pero al ponerse en vigor el Acuerdo No. 8641 del Consejo de Ministros, debemos explicar que el mismo establece que todas las acciones de conservación o reconstrucción que se realizan en las edificaciones se pagan por los beneficiarios, y el precio de este será el ciento por ciento del valor certificado, conforme a lo regulado en la disposición especial décimo sexta de la Ley. Por lo que proponemos realizar una nueva preparación técnica para conocer el monto en valores del impermeable”.

Aunque no dice cuándo se realizaría esta acción, en su respuesta Condú Rodríguez explica que, una vez convocados los moradores del inmueble multifamiliar, se les comunica el valor y los términos de pago, a abonarse mediante mensualidades que no deben exceder el 10 por ciento de los ingresos del núcleo familiar.

“Es bueno señalar que ya en otras ocasiones se han realizado estas acciones y los moradores se han negado a pagar, porque no se logra un consenso entre los vecinos”, refiere la contestación.

Esta última acotación identifica el meollo del problema. Ante la falta de consenso entre los vecinos —que puede estar determinado por múltiples causas—, a esta madre avileña, desesperada, porque la humedad pone en riesgo la vida de sus hijos, no le quedan alternativas.

Cada vez que escribe a instancias superiores, su queja termina en la oficina de Condú Rodríguez, quien, a su vez, no tiene otra respuesta que ofrecer. De ahí que tengamos que preguntarnos: ¿Ciertamente, no hay nada más que hacer?


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