Los daños que durante seis décadas le ha causado el bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene Estados Unidos a Cuba son cuantificables, de hecho, ascienden a 144 413 millones de dólares; sin embargo, ha sido y será muy difícil medir el impacto psicológico en las personas y en sus familias.
Ejemplos sobran, pero hay uno que me toca la fibra desde mayo de 2012, y aunque la tenemos entre nosotros, cuando los pronósticos no le daban ni meses de vida, su cuerpo y mente sufren por esa genocida política que no la deja ser plenamente feliz.
Celiany, mi bella y cariñosa sobrina, sufrió a los 14 años cáncer en los huesos, Osteosarcoma en términos médicos, padecimiento por el cual recibió quimioterapia, terapéutica también afectada por el cruel gobierno de EE.UU., que en no pocas ocasiones demoró los tratamientos y acrecentó la angustia de la familia.
Cortar por lo sano para salvarle la vida fue la decisión de los galenos y, seis meses más tarde, a mi Celiany le amputaron la pierna izquierda y en su lugar usa una prótesis para cuya confección Cuba debe importar la totalidad de la materia prima, pero el férreo bloqueo pone zancadillas y obliga a adquirirla en otros países, en la mayoría de los casos de baja calidad, impidiendo un buen y cómodo resultado.
Aunque no es una joven que viva de complejos y así lo demostró durante cinco años lejos de las comodidades de la casa para graduarse de Comunicación Social en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, sufre en silencio las molestias que le causa esa pierna postiza.
Entre ellas están las recurrentes llagas en el muñón, muchas veces con necesidad de cumplir tratamiento médico; la imposibilidad de ponerse sandalias porque los dedos no están separados; y no poder usar minifaldas y shorts, pues las medias que recubren el miembro son difíciles de encontrar o tienen otro tono de piel.
Hasta cuatro viajes al año realiza desde Majagua, municipio de Ciego de Ávila donde reside, hasta el Centro Nacional de Ortopedia Técnica CUBA-RDA, en la capital cubana, unas veces para tomar medidas y otras para llevar a casa a su fiel compañera, que en no pocas ocasiones le da un sabor amargo porque quedó lejos del resultado imaginado y deseado.
Los materiales con que hacen la cavidad de la prótesis no permiten que cubra como debería el muñón, motivo por el cual Celiany no ha podido desprenderse de su muleta que, si bien la ayuda a sostenerse, también le afecta el coxis.
Sin embargo, va a esa institución con la absoluta certeza del amor de quienes le confeccionan su pierna con tan pocos y mejorables recursos, ella sabe que allí hay verdaderos magos para calmar no solo su pesar, sino el de cientos de cubanos.
Quizás en otro país Celiany fuera una marginada, pero en Cuba las personas con discapacidad constituyen prioridad y se desarrollan acciones para la elevación de su calidad de vida y la equiparación de oportunidades, que incluyen la incorporación al empleo y la accesibilidad, entre otros aspectos, como garantías para su integración social.
Razones para que duela en lo más profundo saber que la otra cara de esa política inhumana de Estados Unidos es su impacto psicológico en las personas, ese que es muy difícil de cuantificar.