José Agustín Caballero, padre de nuestra filosofía

“El padre Agustín fue el que descargó los primeros golpes contra el escolasticismo y uno de los primeros en fomentar el desarrollo de las letras y el patriotismo en Cuba”. Así opinó su sobrino y uno de los más destacados discípulos del presbítero José Agustín Caballero y Rodríguez de La Barrera (1762-1835), maestro, teólogo y filósofo cubano nacido en La Habana.

Este ilustre personaje devino iniciador del proceso de reforma de la educación, que se extendió desde 1790 hasta las primeras décadas de la decimonovena centuria, quien hizo, además, formidables contribuciones en beneficio de la moral pública y también fue acérrimo defensor de las tradiciones y la cultura.

Agustín Caballero tuvo una sólida educación iniciada en el seminario de San Carlos, al que dedicó gran parte de su existencia futura. En esa reputada institución estudió Filosofía, se graduó como Bachiller en Artes, y en Teología. Fue profesor de ese centro en la asignatura de Filosofía y en la Universidad de La Habana se diplomó de Doctor en Teología. Pronto integró una nueva generación de reformadores, en la cual pudo apreciarse, según los estudiosos, la huella de la Ilustración.

Se conoce que en sus escritos el Padre Caballero reflejó su preocupación por el atraso que tenía en Cuba la educación, la ciencia y la ilustración, y abogó, desde su posición, por la reforma y la libertad de enseñar en su tierra natal, y señaló lo vital que resultaba la enseñanza de la lengua materna. Se destacó, también, en su fecunda labor vinculada con la formación de la juventud.

Otros de los aportes de Caballero fueron su integración al grupo de colaboradores del gobierno de Luis de Las Casas; mediante su autoridad como profesor del seminario; así como su relación con el Papel Periódico de La Habana (fue su primer redactor) y con la Sociedad Patriótica de Amigos del País.

Entre sus aportes, quizás el más relevante fue ser el iniciador de la reforma filosófica en Cuba, y como parte de ese quehacer, escribió con fines docentes el texto titulado Filosofía Electiva que, según los estudiosos, constituyó uno de los primeros intentos para sistematizar los conocimientos filosóficos en Cuba. Este trabajo ha sido considerado como la primera obra filosófica cubana.

Merece destacarse como en su Discurso sobre la Física trata de sacudir el yugo de la Escolástica e incentivar la observación de la Naturaleza mediante el abandono de la tendencia a la repetición mecánica y la defensa del método de la experimentación, tanto en la Física como en la Química y las demás Ciencias Naturales.

Portador de indiscutibles novedades, el Padre Agustín influyó en el despertar de las inquietudes filosóficas en materia de la Educación y en las restantes cuestiones relacionadas con la moral pública. Supo interpretar la realidad cubana en su momento, y la necesidad de abordarla sin copiar esquemas, aplicando las nuevas soluciones.

Puede afirmarse que José Agustín Caballero, catalogado como el primer reformador educacional cubano, desempeñó un papel de singular importancia en la formación de la conciencia cubana en una etapa en la que Cuba no había alcanzado su emancipación.

• La locución latina Abyssus, abyssum invocat significa “el abismo llama al abismo”; expresa David en un salmo (XLI, 8), para indicar que una falta acarrea otra.

• Conozca que el vocablo “reconocer” puede leerse lo mismo de izquierda a derecha que viceversa. Es lo que se denomina palíndromo.

• El físico y químico escocés James Dewar (1842-1923), tuvo el mérito de haber sido el primero que realizó la licuefacción del hidrógeno.

• Si usted, amigo que me lee, se llama Miguel, sepa que su nombre es de origen hebreo y que significa “¿Quién es igual a Dios?”.

• Hace ya una friolera de años, cuando alguna persona perdía el tino en el manejo o conducción de un negocio o situación, a nuestros abuelos se les escuchaba decir “Fulano perdió la brújula”.


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