“¡La maldita cosa funciona!”, tal fue la imprecación que, vía telegráfica, envió a uno de sus socios el día en que trasmitió la imagen de una línea horizontal a un receptor ubicado en la habitación contigua de su laboratorio en San Francisco.
Así era la arrolladora personalidad de este científico aficionado a las ciencias e inveterado inventor de aparatos, instrumentos, entre otros, para el beneficio común de la humanidad.
Les digo que esa afición le llega a una edad muy temprana al estadounidense nacido en Utah (1906-1971), Philo Taylor Farnsworth.
Sepan, amigos de la Gran Red, que en la secundaria se le veía con sus invenciones, como la vez que convirtió equipos domésticos de la familia al funcionamiento electroenergético.
Se conoce la ocasión en que se llevó las palmas al inventar una cerradura a prueba de manipulaciones. También esbozó una idea para un tubo de vacío que, a la postre, revolucionaría la televisión.
Tras el deceso de su progenitora, tuvo que salir de la universidad (solo hizo dos cursos), pero, bien tozudo el chico, seguía inventando, investigando y experimentando, y, poco tiempo después, según los estudiosos de este personaje, hizo público el prototipo de un televisor totalmente electrónico “el primero de su tipo hecho posible por un tubo de cámara de vídeo o disector de imágenes”. Y “fue el mismo dispositivo que había esbozado en su clase de Química, en su adolescencia”.
Philo rechazó ofertas, por ejemplo, de la compañía RCA para adquirir los derechos de su invento. Luego aceptó negociar con otra entidad, la Philco. Se sabe, que tuvo que hacerle frente a cargos legales por supuestas violaciones a su patente que había presentado antes otro inventor.
Pero lo real es que Farnsworth hizo importantes contribuciones a la ciencia luego que logró salir de la Philco. Algunas de las cuales “fueron significativas y de gran alcance”.
Varias no se relacionaron con la televisión, como un proceso para esterilizar la leche mediante ondas recoder, entre otras.
Es importante saber que fundó la Farnsworth Television and Radio Corporation, en Fort Wayne, y que la RCA pudo, finalmente comercializar y vender los primeros televisores electrónicos. Claro, luego de pagar a Farnsworth un millón de dólares.
Acto seguido, él vendió su compañía, pero —cómo si no—, siguió las investigaciones sobre cosas diversas, como el radar, el telescopio infrarrojo y la fusión nuclear. Retorna a Utah encargado de la dirección de un laboratorio de fusión en la Universidad de Brigham Young. Creó una asociación, la cual quebró debido a las deudas. Falleció víctima de una severa neumonía.
El notable científico aficionado e inventor fue exaltado a los salones de la fama de San Francisco y en el de la Academia de Televisión, mientras que una estatua suya fue erigida en el Litterman Digital Arts Center, de San Francisco.
Curiosidades
• La llamada Ecuación de Maxwell fue formulada en el año 1870. Surgió del intelecto del físico escocés James Clerk Maxwell (1831-1879). Entre otros aportes, este destacado hombre de ciencia rubricó, además, la Teoría Electromagnética de la Luz y fue pionero de la fotografía a color.
• Conozcan, amigas y amigos de la Red de redes, que el rey Darío III Codomano, a la sazón rey de Persia entre los años 300-335 a. de J.C., tenía a su servicio 276 cocineros, 29 ayudantes de cocina, 13 pasteleros y 86 viticultores.
• Añada a su acervo los siguientes datos: el pudor es la causa y está en el ánimo, mientras que el rubor es el efecto y se nota en el semblante.
• El emperador azteca Moctezuma II consideraba al chocolate como un efectivo afrodisíaco o una droga del amor. Tan es así, que el susodicho bebía unas 50 tazas del estimulante el día antes de visitar su harén, que contaba, nada más y nada menos, que con ¡¡¡600!!! féminas.
• Un simple beso requiere solo el movimiento de dos músculos, pero uno de los apasionados pone en movimiento unos 134. Y tengan en cuenta este otro datico: en la cultura oriental, besar es dar y recibir energía espiritual.