El cuidado de la primera línea de costa es una de las principales acciones que acomete Cuba ante los efectos del cambio climático. De hecho, el plan de Estado de enfrentamiento a esa amenaza global, conocido como Tarea Vida, establece en la tercera de sus tareas: “Conservar, mantener y recuperar integralmente las playas arenosas del archipiélago cubano, priorizando las urbanizadas de uso turístico y reduciendo la vulnerabilidad estructural del patrimonio construido”.
En tal empeño estuvo enfocado el proyecto de rehabilitación de dunas costeras en el archipiélago Jardines del Rey, coordinado por especialistas del Centro de Investigaciones de Bioalimentos (CIBA).
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Entre las acciones desarrolladas de 2017 a 2020 aparecen la extracción de especies exóticas invasoras como casuarina, leucaena y marabú; y la incorporación de plantas nativas y su establecimiento. Para ello, se crearon viveros, además de establecer cobertura vegetal con las plantas autóctonas, con la finalidad de estabilizar las dunas costeras.
Danay Rodríguez Ramos, coordinadora del proyecto, dijo que la cobertura de los ecosistemas se dio a partir de las especies de pasto niño (Sporobolus virginicus) y mate de costa (Canavalia rosea), las cuales alcanzaron índices de supervivencia entre el 100 y el 99 por ciento en las playas Las Coloradas, Larga, Flamenco, La Jaula y El Norte en cayo Paredón Grande.
Otras actividades implementadas estuvieron en la capacitación al grupo de apoyo al saneamiento ambiental y trabajadores del área de playa de las instalaciones turísticas donde se realizó el trasplante, así como a los obreros de la Empresa de Servicios al Turismo (Emprestur) Cayo Coco que recibieron las plantas.
Rodríguez Ramos comentó que entre los impactos ambientales del proyecto está el perfeccionamiento de protocolos para la reproducción en vivero de plantas nativas de vegetación de costa arenosa, con incrementos de un 16 por ciento en la disponibilidad de especies a establecer, toda vez que se consigue la disminución en 1 350 metros cuadrados (m²) de la erosión inducida por factores antropogénicos, con el establecimiento de plantas nativas sobre dunas conformadas luego de acciones de vertimientos de arena.
Agregó que también se reducen 21 550 m² de especies exóticas invasoras en las dunas costeras de las áreas de intervención y se observa un aumento del 16 por ciento de la biodiversidad autóctona de las zonas costeras objeto de estudio, con el establecimiento de plantas nativas en sitios de escasa cobertura vegetal.
Estudio de la variabilidad climática
Varias son los estudios y aplicaciones implementadas por el Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros (CIEC) encaminadas al cumplimiento de los objetivos de la Tarea Vida en los últimos años.
Entre las acciones llevadas a cabo se encuentran los vertimientos de arena en playas afectadas por la erosión en el destino turísticos Jardines del Rey, al cual se sumó, en el año que recién finaliza, la de El Norte, ubicada en cayo Paredón Grande.
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En cuanto al monitoreo ecológico del estado de salud de los ecosistemas costeros, concluyó en 2018 el Proyecto Nacional “La diversidad biológica de las lagunas costeras del Archipiélago de Sabana-Camagüey en el contexto del cambio Climático Global. Pautas para su manejo y conservación”. A partir de ese año comenzó la ejecución del proyecto nacional: “Evaluación de los impactos del huracán Irma sobre los ecosistemas costeros de los cayos Coco y Paredón Grande”.
Se detectó en los ecosistemas marinos que las crestas de corales han experimentado el mismo deterioro registrado en otros lugares del Caribe y pastos con menos de la mitad de cobertura de la superficie del frente de playa.
Los efectos del meteoro se apreciaron también en los ecosistemas terrestres, pues en cayo Coco se produjeron cambios en la frecuencia y abundancia de aves, especialmente en el matorral xeromorfo costero.
Por su parte, en cayo Paredón Grande el número de especies de aves disminuyó tras el ciclón categoría cinco, con una recuperación progresiva hasta los niveles habituales. La situación más seria correspondió al vireo de las Bahamas, especie insectívora catalogada como vulnerable, con una distribución restringida y bajo tamaño poblacional.
Ya en 2020 se inició el proyecto “Establecimiento de un sistema de monitoreo integrado ante las amenazas del Cambio Climático y la actividad antrópica en los cayos del Norte de la provincia de Ciego de Ávila, Cuba”, que no pudo avanzar como se requería por los efectos de la COVID-19. No obstante, se identificaron metodologías para el monitoreo de la biodiversidad y los componentes abióticos en los ecosistemas costeros.
El archipiélago del Sur de la provincia también estuvo en la mira de los investigadores del CIEC; por ello analizaron los arrecifes y las comunidades asociadas (peces, erizos y macroalgas). Se infirió que el arrecife del Parque Nacional Jardines de la Reina (PNJR) presentó un estado aceptable y al parecer constante, sin grandes variaciones en las comunidades estudiadas, desde los inicios del presente siglo.
Además se evaluó el efecto de un gradiente de conservación efectiva sobre la composición de peces herbívoros, de importancia comercial, y depredadores de erizos en el PNJR y el estado de la vegetación marina en los arrecifes. Se estudió la competencia entre especies de corales y macroalgas, un proceso crítico que puede determinar la abundancia de ambos grupos en los arrecifes, especialmente durante la degradación de estos ambientes por varios factores como la sobrepesca. Todo ello como parte del Proyecto Nacional “Cambio Climático en el Ecosistema Golfo de Ana María-Jardines de la Reina”.
Otro de los proyectos iniciado en 2017 acerca de la diversidad biológica y la conectividad entre el archipiélago Jardines de la Reina y Golfo de Ana María evidenció, tras un monitoreo a los arrecifes de coral, que sus crestas no se encuentran en buen estado. En el caso de los corales conocidos como cuerno de alce (Acropora palmata) se produjo una disminución de la cobertura de coral vivo y un aumento del porcentaje de muerte antigua en 2017, con respecto a 2016.
Para el 2020 comenzó un nuevo proyecto de carácter nacional dirigido al funcionamiento de los ecosistemas marino-costeros del archipiélago de los Jardines de la Reina, el cual, debido a la adopción de medidas sanitarias en el país ante la incidencia de la pandemia del nuevo coronavirus, imposibilitó la realización de la mayor parte de las tareas planificadas.
Sin embargo, en monitoreo desarrollado desde 2018 de la anidación de tortugas marinas se aprecia que la anidación de tortuga verde fue mayor que la de carey; además, se detectó en la última especie un alto porcentaje de huevos sin desarrollo embrionario aparente, indicador de bajo éxito reproductivo que pudiera deberse a la baja presencia de machos adultos que puedan fertilizar los huevos.
También en el lapso de 2017 a 2020 implementaron un estudio sobre la identificación de registros de huracanes del pasado, con incidencia en zonas costeras cubanas, a partir de expediciones científicas en diferentes provincias y otras áreas geográficas de interés, donde abarcaron los efectos de oleaje extremo a través del estudio de muestras de sedimentos de lagunas costeras y los huracanolitos depositados en los litorales.
Según autores como el Dr. Antonio Núñez Jiménez y el reconocido geólogo Manuel A. Iturralde-Vinent, coinciden en que los huracanolitos “son bloques rocosos que pueden ser fragmentos de arrecifes coralinos arrancados de su substrato, o pedazos extraídos de las rocas calizas que forman las terrazas marinas. Asimismo, en las costas donde se han construido estructuras sólidas como malecones, muros de contención, carreteras, puentes, casas, etc., el oleaje puede fragmentar y arrancar pedazos de estas estructuras que se conviertan en 'huracanolitos antrópicos’”.
He leido este trabajo y me veo forzado a escribir este comentario. Soy el jefe del proyecto que investigó los impactos del huracán Irma y además, soy el especialista principal en ecología de aves en el CIEC. Desconozco la fuente que suministró las informaciones, ya que en estos momentos estoy fuera del país, pero aquí se presentan algunos resultados erróneos en relación con ese proyecto. Los impactos del huracán sobre las aves en cayo Paredón Grande fueron altamente significativos y no ha ocurrido ninguna recuperación al respecto. Todas las especies residentes permanentes en ese cayo presentan una ausencia casi generalizada y en el caso del Vireo de Las Bahamas el problema ha sido magnificado por los impactos asociados al desarrollo hotelero.
Espero y deseo que la información publicada haya sido producto de una confusión o mala interpretación, ya que tanto los científicos como los periodistas estamos comprometidos con la objetividad, rigor y ética que deben caracterizar a la ciencia cubana.
Gracias por la atención.
Saludos, profesor. Gracias por comentar. La información específica del trabajo a la que usted hace referencia fue ofrecida en una presentación por especialistas del CIEC durante un taller de resultados de la Tarea Vida en la provincia, organizado por la Delegación Territorial del CITMA a finales del pasado año. En ese caso los datos están tal cuales, textuales, precisamente para evitar malas interpretaciones o confusiones, lo que a la postre sucedió lamentablemente. Desconozco las causas por las que fue presentada la información de los resultados del estudio de tal manera si existía su investigación con resultados diametralmente diferentes. Aquí en el periódico Invasor también tenemos como compromiso la objetividad, el rigor y la ética profesional. Espero sea aclarada esta situación.
Luego de conciliar el tema debatido, deseo aclarar que simplemente ocurrió una omisión involuntaria de otros resultados más esclarecedores del proyecto. En relación a los impactos del huracán sobre las aves de cayo Paredón Grande es importante señalar que la aparente normalidad en cuanto al número de especies responde a la presencia de las aves migratorias, que pasan por el cayo durante una o dos estaciones del año donde realizan estancias muy cortas (pocos días). Sin embargo, los efectos más notables del huracán se manifiestan en el componente que reside a tiempo completo en ese cayo. Estos impactos negativos fueron altamente significativos sin evidencias de recuperación cuando se analizan los datos de las especies residentes permanentes y endémicas (que habitan ahí todo el año). Estas especies presentan una ausencia casi generalizada con valores de abundancia significativamente más bajos que antes del huracán. En el caso del Vireo de Las Bahamas (subespecie endémica de Cuba y restringida a ese cayo) el problema ha sido magnificado por la pérdida y fragmentación del hábitat debido a los impactos asociados al desarrollo hotelero.
Nuevamente agradezco la atención y espero haber clarificado este aspecto incluido dentro de los diversos resultados científicos del CIEC entre 2018 y 2020.