Tarea Vida en Ciego de Ávila, algunos resultados (Parte I)

¿Qué resultados en el corto plazo muestra Ciego de Ávila en el cumplimiento de la Tarea Vida? ¿Qué proyectos y objetivos se ejecutan para limitar los nocivos efectos del cambio climático sobre la geografía y la población del territorio?

Sobre estos temas de importancia equipos de científicos de la provincia implementaron estudios durante 2020, a la par que se ejecutaron medidas constructivas, soluciones ingenieras y acciones naturales de conservación del medio ambiente destinadas a lograr una mejor adaptación ante los nuevos y futuros escenarios del clima en el planeta.

La Empresa Geocuba trabajó en proyectos sobre la caracterización de los recursos naturales de la provincia, la calidad ambiental de los ecosistemas marino-costeros del Norte de Ciego de Ávila, la Infraestructura de Datos Espaciales de la Tarea Vida (IDEVIDA) y un Estudio ambiental integrador para la elaboración del plan de adaptación al cambio climático.

El primero de tales estudios incluye una cartografía de la cobertura forestal con mapas de las poblaciones de mangle, marabú y las áreas dedicadas a los cultivos varios, además de las franjas hidrorreguladoras de los cuerpos de agua.

Otros elementos resultantes de la investigación fueron los niveles de salinización actual de los suelos de la provincia, con una cartografía actualizada, las capacidades reales de embalse y cartografía de las zonas de inundación, así como una caracterización y tipificación de los acuíferos cársicos subterráneos y su vulnerabilidad.

Las inversiones en la actividad ambiental, de a poco comienzan a dar sus frutos; uno de esos casos es el del municipio de Bolivia, a través de la reconstrucción de los 14 pases ecológicos del Dique Estero-Socorro del Gran Humedal del Norte, lo cual ha contribuido al restablecimiento y mejora del intercambio entre el agua dulce y la del mar, disminuyendo de esta manera la salinidad de la bahía de Jigüey.

Lo que antes parecía un paisaje lunar con un manglar seco y destruido, hoy muestra verdor recuperado, producto de la regeneración natural del manglar a consecuencia de tales acciones, comentó Ana Manzano Cué, especialista del CITMA en Bolivia.

Los números de las capturas de peces hablan del cambio; si en 2017 fueron 267,1 toneladas, en el actual año superan las 340 de especies como robalo, pompón, sábalo, macabí, carajuelo, anchoa y chivirica, algunas de esas poblaciones se encontraban disminuidas o desaparecidas por el deterioro de las condiciones de hábitat, ahora con una flora marina más propicia a la prosperidad.

Uno de los efectos negativos más visibles del cambio climático es la elevación del nivel medio del mar con el consecuente retroceso de las líneas de costas bajas. Las perspectivas futuras no dejan márgenes extensos de actuación para adoptar acciones de resiliencia; en el caso de Cuba, nuevos estudios afirman que en 2050 se elevará 29 centímetros (cm), mientras que en 2100 será de 95 cm; peligros manifiestos ante inundaciones costeras y la destrucción del patrimonio natural y construido cercano a la costa.

Oscar Batista Pupo, especialista de la Dirección Provincial de Planificación Física, dijo que, de manera significativa, el Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila recibirá una afectación permanente, pues dentro de 30 años se pronostica pierda las tres quintas partes de la superficie actual y, en 2100, el 76 por ciento.

En el caso de las afectaciones a asentamientos poblacionales costeros, Batista Pupo comentó que debemos prestarle especial atención a la reubicación de viviendas que estarán ubicadas en áreas sumergidas en Punta Alegre y Máximo Gómez en Chambas, Manatí en Morón y Júcaro en Venezuela. Este último, para 2100 solo conservará el uno por ciento de su actual perímetro.

Aunque actualmente vivimos un momento de bonanza con las lluvias y sus acumulados en las fuentes de agua del territorio avileño, durante los últimos años eventos de sequía prolongada hicieron mella aquí. De ahí la necesidad de ahorrar este recurso natural mediante acciones que potencien su uso racional y productivo, como la instalación de hidrómetros a grandes consumidores.

Rafael González-Abreu Fernández, hidrogeólogo, geofísico y Máster en Gestión Ambiental de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico de Ciego de Ávila, refiere que la provincia requiere una necesidad total de 2 544 de estos equipos de medición y hasta la fecha posee, instalados y en funcionamiento, 1 107 para una cobertura del 43,5 por ciento.

A partir de ello, en el período comprendido entre 2017 y 2020, por tal concepto, se ahorraron 71 millones de metros cúbicos de agua, volúmenes no despreciables.

En cuanto a la intrusión salina en el sur del territorio de Venezuela, el especialista explicó que llegó a posicionarse 11,5 kilómetros tierras adentro, en la que influyeron también elementos contaminantes de carácter antrópico, como vertimientos de la actividad azucarera directo al acuífero.

Actualmente, tras varias intervenciones ambientales y debido al aumento a la recarga del manto como resultado de las lluvias, la intrusión salina se encuentra a cinco kilómetros de la costa, como media.

Para beneficiar este elemento, se han creado 56 pozos de recarga de agua dulce, mientras que entre las deudas pendientes sigue el cambio de la matriz de riego de la Empresa Agropecuaria Cubasoy en el aprovechamiento de las obras del canal trasvase Zaza-Ciego de Ávila.

Por su parte, en el Norte de la provincia, las obras ingenieras en los diques Chicola y Estero-Socorro han traído la regeneración del ecosistema de manglar y la reducción de la salinidad en la Laguna de la Leche, apuntó González-Abreu Fernández.