Sobre los hombros del responsable

Lo visto en la capital cubana y en nuestra provincia habla más de los efectos de la inercia que de las limitaciones económicas, aunque las haya

La palabra empleada por el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en una reciente intervención ante los presidentes de las asambleas municipales del Poder Popular, es exacta: inercia. El jefe de Estado admitió que la vulnerabilidad de los barrios del país tiene mucho que ver con la incapacidad de transformarlos por nosotros mismos y por hacer las cosas siempre de la misma manera. Inercia, explican los diccionarios, es, en su segunda acepción, la “falta de energía física o moral”.

Luego, las declaraciones del ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, confirmarían el dejar de hacer: en las acciones de transformación de los barrios de La Habana no se ha gastado un peso más de lo planificado. Con un reajuste de los presupuestos aprobados a finales del año 2020 se ha podido construir aceras, pavimentar calles, rehabilitar ciudadelas. El propio Díaz-Canel le pondría la “tapa al pomo” cuando, en agosto último, afirmó que hay muchos recursos financieros y materiales contenidos en los planes y destinados a programas sociales que no se ejecutan bien.

Esa podría ser la respuesta más oficial para quienes se preguntan cómo es posible entrarle de frente a la precariedad acumulada en varias zonas del país justo ahora, casi sin salir de la peor crisis sanitaria vivida aquí y de una situación económica igual de crítica.

Ahora, en medio de una pequeña revolución en esos escenarios populares, hay quien se debate entre llamar intervención gubernamental o participación al movimiento que ha pintado y mejorado las condiciones de, por ejemplo, unos 30 consultorios en Ciego de Ávila o que concretó el agua potable en Punta Alegre y La Clementina.

Hoy se reinauguro por Carlos Luis Garrido Pérez, Primer Secretario del Comité Provincial del Partido en Ciego de Ávila,...

Posted by Osmany Costa Reyes on Sunday, September 26, 2021

Los cientistas sociales prefieren hablar de participación antes de intervención al referirse a cómo deben producirse los cambios en grupos humanos organizados, algo que sin dudas tuvo su influencia en la Conceptualización del Modelo Económico y Social de desarrollo socialista (2017), que en su primer capítulo apunta como una de las principales transformaciones “perfeccionar la participación democrática a todos los niveles, en especial, el control popular y el involucramiento ciudadano en la solución de los problemas que afectan a cada territorio, centro de trabajo o comunidad”.

Pero dejar fuera del planteamiento lo que corresponde hacer a las estructuras administrativas es desconocer sus encomiendas y el alcance de ellas. Por mucho que lo deseen y se lo propongan sus habitantes, ningún barrio puede echar aceras y calles nuevas; tampoco alumbrar las esquinas oscuras ni desobstruir las eternas tupiciones que lo anegan todo con sus aguas negras y pestilentes. ¿A quién corresponde pintar las escuelas?, ¿y el mantenimiento de los gimnasios biosaludables?, ¿y las bodegas?

Construyendo un sueño, la excelente tropa de la zona Ciro Redondo, en la rehabilitación de redes hidráulicas en la...

Posted by Empresa Acueducto y Alcantarillado Ciego de Ávila on Wednesday, October 13, 2021

Bastaría revisar los archivos del sistema del Poder Popular para encontrar los reclamos de esa misma gente que, despacho tras despacho y rendición de cuentas tras rendición de cuentas, expuso sus quejas y, quizás, hasta cómo solventarlas. La historia de vecinos que se brindaron a construir la cisterna del edificio si les facilitaban los materiales no es ficticia. O sea, la gente sí dijo, por los canales establecidos, en el momento preciso.

Creamos una categoría para todo aquello que no tenía solución y la llamamos “Explicada la causa”, pero las explicaciones no rellenan baches ni dan cobija. Y está clarísimo que cuando las soluciones dependen de grandes inversiones e importación de recursos, un argumento a tiempo y bien expuesto hace más llevadera la espera; lo que no puede entenderse es que una queja llegue a histórica sin, siquiera, paliativos.

Lo visto en la capital cubana y en nuestra provincia habla más de los efectos de la inercia que de las limitaciones económicas. Que 30 consultorios avileños no tuvieran agua, habiendo mangueras de polietileno y conexiones hasta en las tiendas online, está más cerca de no tener claras las prioridades que de falta de presupuesto.

Quizás por eso la turbina por la que tanto clamaron los puntalegrenses o el mini acueducto de La Clementina aparecieron justo cuando las probabilidades estaban en contra. La pregunta que deberíamos hacernos, a la par de esta autocrítica, es qué no se hará de lo planificado, cuyo presupuesto ahora se ha redirigido hacia otras prioridades. ¿No era prioritario lo incluido en el Plan?

Entonces, obvio que la transformación y las intervenciones deben partir de un diagnóstico nacido al calor de la participación del pueblo; obvio que es impostergable tomar parte de los procesos de solución; obvio que la precariedad también tiene un componente sociológico y debe ser transformado a la par de lo material. Pero no descarguemos sobre los hombros de los barrios lo que no les toca. Este no es el cuento del huevo y la gallina; no se trata de averiguar qué es lo primero que debe ser hecho, sino, en definitiva, hacer.