Emprende el 2022 Educación Especial en Ciego de Ávila

Las escuelas especiales avileñas enfrentan el reto de terminar el curso en 16 semanas. Así les va

En el aula de Caridad Pérez Torres, de la escuela especial Eduardo Agramonte Piña, en el municipio avileño de Ciro Redondo, once niños cursan el segundo grado.

Cuando Invasor la entrevistaba a mediados de diciembre, ella comentaba que desde el reinicio del curso en noviembre pasado no ha sido nada fácil. “Ellos hicieron gran parte del curso en la casa, y eso que yo iba a ver a alguno todos los días, pero ahora es que están aprendiendo de verdad”.

En su misma situación se encuentran 1 198 niños, ante los cuales 299 maestros y maestras deben, como en ninguna otra enseñanza, respetar los diferentes ritmos y capacidades de aprendizaje que coexisten en una sola aula.

De esos 1 198, repartidos en 15 escuelas, hay 379 internos, 583 seminternos y 229 con régimen externo al cierre del pasado año, a la vez que quedan por cubrir 12 plazas para que la cobertura docente esté completa.

“Le restan 16 semanas al curso, en las que debemos llevar el paralelo varias actividades: los ajustes curriculares para niños con retardo en el desarrollo psíquico, baja visión, ceguera, sordera, hipoacusia, así como la especialidad de conducta”, explica Sorania Dobao Alderete, Directora General de Educación Básica.

En los grados de séptimo a noveno, que van una semana por delante de los anteriores, también se prepara el proceso de ubicación de los alumnos con discapacidad, de conjunto con las direcciones respectivas de Trabajo y Seguridad Social, y la comisión de atención a personas con discapacidad.

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