Desde las esencias del barrio: Omar y Nery

Eso de que los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) sea, en ocasiones, una organización inoperante en la Cuba de estos tiempos, cuando en muchos lugares se han instalado la dejadez y la apatía, no se corresponde con la acción y la cotidianidad del matrimonio que integran Nery Alderete Pérez y Omar Ramos Montalvo, quienes han demostrado todo lo contrario.

Ellos, impregnados desde la raíz en los avatares de la mayor organización de masas del país, al ser hijos de fundadores y desde jóvenes asumir distintas responsabilidades dentro de ella, le han dado un vuelco al funcionamiento del CDR No. 7 Capitán Eliseo Reyes, de la Zona No. 48, en el municipio de Ciego de Ávila.

En ese edificio, más conocido como El Camello, ubicado en la Circunvalación Norte de la ciudad cabecera, próximo al reparto Ortiz, la dupla de Omar y Nery prueba que sí es posible reactivar la vigilancia o guardias nocturnas, los trabajos voluntarios, ser de los primeros en pagar la cotización, las jornadas de embellecimiento y la celebración de fechas históricas, con la implicación de la mayoría del barrio, hasta de los más pequeños.

Desde hacía varios años existía allí la constitución formal del CDR, pero en la práctica no funcionaba. Hasta que, en 2019, en asamblea para reestructurar la zona cederista, eligieron como presidente a Omar e ideológica a Nery.

“Si me propusieron fue para trabajar”, fue lo primero que les dije a todos, comenta Omar consciente de la tarea de transformación que tenía por delante.

Para ser justos ellos reconocen que los buenos resultados no se deben exclusivamente a su gestión, pues sin la cooperación del barrio, en especial de otros miembros de la dirección y activistas no hubiera sido posible.

“A veces en mayor medida, otras en menos pero la gente siempre nos ha respondido para las diferentes tareas, eso es lo más importante. A la par se ha consolidado algo fundamental: la unidad entre vecinos.

“Lo que se hace con amor tiene éxito. Muchos dicen que los CDR no funcionan, pero es que no los hacemos funcionar. Somos un total de 42 casas y nos es más fácil con la cooperación de todos”, refiere Nery.

Llegó entonces la pandemia de la COVID-19 y se incrementaron los retos ante una población del barrio que en su mayoría supera los 60 años, los iniciales inconvenientes ante el cierre de la ciudad que los dejaban al margen de mecanismos de distribución de alimentos e incluso del abasto de agua fueron debidamente sorteados y luego organizados para beneficio de los vecinos ante su aislamiento.

En esos meses realizaban pesquisaje, llevaban el control de los vacunados, organizaron de mejor manera las compras en tiendas a los CDR, realizaban gestiones con el delegado de la circunscripción, Comercio y otras entidades.

De las iniciativas realizadas en El Camello está la creación de un CDR Pioneril para los niños aún sin edad para ingresar a la organización. Estos pequeños se han convertido en elemento dinamizador al sumar a los padres a actividades culturales de canto, baile, teatro. Los niños siempre prestos a ayudar en lo que sea necesario, también para citar y movilizar.

Afirma Omar que el mayor reconocimiento que pueden recibir es el acompañamiento de los cederistas en la realización de las tareas.

“Muy importante es que los problemas nos los decimos de frente y mirándonos a los ojos: analizamos por qué no se cumplió con la guardia, no se participó en el trabajo voluntario y demás. Como premisa les decimos siempre a los cederistas la verdad. Tenemos la fortaleza de contar con más de 20 militantes del Partido, que eso ayuda mucho”.

Cuando los entrevisté, continuaban inmersos en la preparación del aseguramiento necesario para la participación y aprobación del Código de las Familias en referendo, así como de la fiesta del 28 de septiembre, en vísperas de un aniversario más de la organización de masas. Procesos que esperan exitosos como otros anteriores, con la satisfacción de cumplir en su empeño a pesar de las enormes dificultades por las que ha atravesado el país en el transcurso del año.

Todavía no están satisfechos porque restan cosas por hacer, apoyos que sumar con más fuerza como los de la Dirección Municipal de los CDR o el del delegado de la circunscripción.

Está la disposición de, con la entrega de pocos recursos, desde el barrio, ellos mismos dar solución a problemas que los aquejan: construir un parquecito con neumáticos viejos, rebachear los huecos del vial que dificulta la entrada de la guagua local, arreglar la cubierta del edificio, dañada hace años por un evento meteorológico, y resolver definitivamente el abasto de agua con una tubería por debajo de la circunvalación porque la manguera que les lleva el vital líquido sufre de reiterados robos y daños.

El matrimonio de Omar y Nery no es nuevo en estos trajines cederistas, desde su natal provincia de Camagüey han sido protagonistas en este frente de la Revolución cubana y el socialismo. En la comunidad El Quirche y el Consejo Popular Estrella —en el municipio de Carlos Manuel de Céspedes— así como en el poblado de Florida, dejaron su huella.

Ellos superan las siete décadas de vida, son jubilados, pero todavía dan su aporte a la sociedad: Nery como maestra reincorporada en la escuela especial Águedo Morales Reina y Omar como profesor de educación física para un círculo de abuelos tres veces por semana.