COVID-19 en Ciego de Ávila: Un día detrás del otro

Cuba reporta (con los 50 nuevos casos de este viernes 1 285 confirmados e informa su mayor número de muertes en un día (6). Ciego de Ávila se mantiene con 82 enfermos y por tercer día consecutivo no reporta confirmados

Ha pasado exactamente un mes desde que el poblado de Ceballos replegó sus frutos a un segundo plano acaparando los titulares de la prensa y la comidilla de su gente que creía que Wuhan quedaba demasiado lejos. Louisiana, que estaba más cerca, les dio la razón cuando aterrizó el primer caso de COVID-19 en el territorio y entendieron, entonces, que no importaba el origen del virus, sino su destino.

La propagación tiene tanto de esas microgotas imperceptibles como de esas macro-irresponsabilidades tan visibles

Y aunque esa paciente Cero está de alta y Ceballos transpira una calma aparente, historias similares han ido desperdigándose por toda la provincia hasta quebrar la romántica idea de que no hay nada mejor que un día detrás del otro.

Si así hubiera sido no anduviéramos hoy con 82 casos y la cuarta peor tasa de incidencia (18,8) de un país, cuyas medidas restrictivas han amortiguado el salto, pero sigue proyectándose una empinada.

Que la curva o el pico de la enfermedad se haya corrido para finales de mayo continúa siendo un vaticinio complejo que, tal vez, con más tiempo podríamos “manejar” mejor.

Porque suponemos que con eventos de transmisión local en 12 provincias y 27 municipios, muchos hayan entendido  que la propagación tiene tanto de esas microgotas imperceptibles como de esas macro-irresponsabilidades tan visibles, y quienes no han entendido por “las buenas”, lo harán por “las malas”; a pesar de que un mes después todavía hay quienes nombran el irrespeto y la violación de medidas, como falta de percepción de riesgo y ponen en riesgo, sin querer, su autoridad.

O pudiéramos pensar que sí, que ciertamente no hay nada mejor que un día detrás del otro y que con las lluvias de mayo caerán las estadísticas. Pero ese pronóstico no es sustentable ni siquiera en Cienfuegos, donde 15 días sin la existencia de nuevos casos no fueron suficientes para que aparecieran siete esta semana; y mucho menos en Pinar del Río, donde los 13 confirmados de este jueves, en Guane, reportaban cada uno 62 contactos. La televisión pinareña informaría luego de “casos confirmados porque se visitaron”.

En el mundo tampoco se auguran futuros promisorios. Esta fue la semana en la que el crudo, por primera vez en la Historia, se cotizó por debajo de cero, que es lo mismo que pagarle a otro para que se lleve el petróleo que tú produces, y fue la semana en que marroquíes y argelinos pagaron patanas por más de 5 000 euros para escapar de España e invertir el sentido de la migración, ahora hacia sus tierras.

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Las historias más comunes aquí, por suerte, son las de pacientes recuperados que donan su sangre para que el plasma convaleciente, portador de anticuerpos necesarios para combatir el virus, se sume a los tratamientos que ya la ciencia cubana ha patentizado.

La de quienes van pesquisando, casa a casa, como si no fuera suficiente la accesibilidad de nuestro sistema de Salud y, aun así, demuestran su eficacia al hallar cada día un centenar de avileños con infecciones respiratorias, algo que el pesquisador virtual viene a complementar.

La del cese de los servicios de casas de abuelos y hogares de día para que la cercanía de los abuelitos no sea una variable que le reste a su cuidado.

La creación de un destacamento de glorias deportivas y trabajadores de ese sector que apoyan a las fuerzas del orden, desplegadas en colas que no menguan. La de la bebé de nueve meses que fue reportada de gravedad y ya venció ese estado, única paciente de los 56 avileños hospitalizados que esta semana había agravado su salud.

De cada 100 pruebas enviadas a los laboratorios, unas 10 confirmaban el virus

La historia que llega desde el hospital moronense este viernes, textual: “Que todos los especialistas en Medicina Intensiva y Emergencias del Hospital Provincial Docente Roberto Rodríguez hayan dado sus disposición para combatir a la COVID-19, por encima de cualquier padecimiento o preocupación, es apenas la punta del iceberg de un proceso de reordenamiento y preparación que permitirá, en breve, que los casos sospechosos y confirmados con esta enfermedad sean atendidos aquí, en lugar de trasladarlos a Camagüey”.

Todas son expresiones de la batalla por replegar al nuevo coronavirus, que han padecido ya 11 trabajadores de la Salud, y amenaza, particularmente, a 26 áreas de la provincia donde se mantienen focos abiertos y unas 400 personas en vigilancia; alrededor de 200 por la Atención Primaria de la Salud y el resto ingresadas. Ese panorama llega a lugares que antes no reportaban casos, como son los municipios de Bolivia y Chambas. Solo Primero de Enero permanece “inalterable”…por ahora. Mientras, Morón (22), Venezuela (17) y Florencia (16) y Ciego de Ávila (14), se mantienen en “zona roja”.

No obstante, la positividad de las muestras avileñas rozaba el 10 por ciento. De cada 100 enviadas a los laboratorios, unas 10 confirmaban el virus, si bien el hecho de que más de la mitad de los 82 confirmados no haya presentado síntomas (ni siquiera después de ingresados en los hospitales de Camagüey) le confiere más “caldo de cultivo” a un virus que ha llegado a cifrar en 80,9 por ciento los casos asintomáticos del parte diario.

Y vuelve a demostrarnos, otra vez, que la invisibilidad es, quizás, el arma más peligrosa de la COVID-19, cuyos disparos de alarma podríamos estar ignorando. O no. Que esta semana (del 18 al 24 de abril) se hayan confirmado 10 nuevos casos (dos más que en la anterior y muy alejados de las dos primeras con veintenas y treintenas de enfermos) puede ser tan buena noticia como tan mala. Solo los días que vienen podrían confirmarlo o refutarlo.

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