Una apuesta avileña por la fertilización de la caña de azúcar

El investigador Jesús González Dominguez aporta al conocimiento de cómo optimizar la fertilización en la caña de azúcar.

Jesús Gonzáles Los empeños del país por elevar los rendimientos cañeros resultan un imperativo en la actualidad, más en un contexto en el cual no se alcanzan los volúmenes deseados de entrega a la industria y predominan las limitaciones financieras en la adquisición de insumos para un sector que continúa entre los estratégicos para el desarrollo de la economía nacional.

Al ingeniero Jesús González Dominguez, investigador del Grupo de Extensión y Servicios Agrícolas de Ciego de Ávila, desde hace más de tres años la investigación le roba horas de sueño, con el propósito de, a partir de la ciencia, contribuir al conocimiento de cómo particularidades de la fertilización influyen en la mejora productiva de la dulce gramínea.

• Algunos problemas que atentan contra los buenos desempeños en la producción de azúcar se reiteran de zafras anteriores.

Específicamente, en su tesis doctoral, analiza algunos factores edáficos y climáticos asociados con la respuesta de la caña de azúcar a la aplicación de potasio. Para ello se valió del procesamiento de 224 cosechas de 65 experimentos, diseminadas por diferentes áreas de toda Cuba destinadas a este cultivo, las cuales poseen condiciones diversas.

“Existe actualmente una recomendación de fertilizante en la que se aplican a los campos cantidades de nitrógeno, fósforo y potasio. El tercero de estos nutrientes constituye el que en mayor magnitud extrae la gramínea del suelo; según estudios, por cada tonelada de tallos enviados a la fábrica van ente 1,5 y dos kilogramos del mineral.”

Este elemento reviste importancia para el desarrollo de la planta, ya que posee funciones metabólica, catalítica, con efectos manifiestos en el régimen hídrico, la formación de carbohidratos, el metabolismo del nitrógeno, el movimiento de compuestos orgánicos, la formación y neutralización de ácidos orgánicos, el proceso de maduración y la resistencia a plagas y enfermedades.

“La respuesta de la caña a la fertilización potásica depende de multiplicidad de factores interdependientes. En la investigación se procedió a categorizar algunos vinculados al suelo, al clima y a la conceptualización por cepas.

"Entre los considerados se encuentran el tipo de arcilla predominante, el potasio asimilable, el drenaje, la profundidad efectiva de las raíces para absorber nutrientes, la reacción del suelo (pH), las precipitaciones y el calcio y magnesio intercambiables. Otras variables estudiadas fueron desechadas durante el camino al demostrarse su inefectividad en la producción de caña.”

Como parte de la tesis, González Dominguez arribó a resultados para optimizar y usar adecuadamente el potasio en la especificidad de cada plantación. “Se pudo constatar, por ejemplo, que el efecto positivo de los rendimientos es mayor cuando se aplica del segundo retoño (o corte) en adelante, y al presentar poca profundidad efectiva.”

Para la tesis fue clasificado el suelo en dos tipos fundamentales, al considerar el predominio del tipo de arcilla: los de coloración rojiza, generalmente con una proporción igual de sílice y de aluminio (1:1); y los más negros, en los que la proporción anterior es de 2:1.

“De acuerdo con los experimentos, en los primeros tipos de suelos, debido a sus características (presentan menor cantidad de este mineral intercambiable), se evidencia mayor capacidad de manifestar respuesta a la fertilización potásica, por lo cual, al darse este caso, el efecto económico producido por el incremento de producción alcanza mejor relación beneficio-costo.

"Sin embargo, no sucede así para los suelos con arcillas predominantes del tipo 2:1, con contenidos por encima de los 25 miligramos 100 g-1 de óxido de potasio (K2O), pues no se reportan provechos, y en cambio sí puede desencadenar la sustitución de otros cationes (elementos químicos de carga eléctrica positiva) y su posible perdida por lavado.”

Jesús es cauto a la hora de hablar sobre un significativo aporte económico de su estudio, más allá de su valor metodológico. No obstante, en una situación en la que el país no disponga de la totalidad del financiamiento para la compra de fertilizantes durante una campaña, entre las alternativas estaría, considerando la baja frecuencia de respuesta productiva a la aplicación de potasio, no suministrar el compuesto químico a las cepas de plantas (caña sembrada en un campo desde cero) y primer retoño (primer corte) desarrolladas sobre suelos predominantes de color negro, que presenten categorías asimilables de bajo, muy bajo y medio.

El 30 por ciento del área para las categorías pertenecientes a las arcillas de tipo 2:1 en la Mayor de las Antillas es de 29 670,03 hectáreas, al seguir la anterior recomendación se pudiera evitar erogar aproximadamente 2 670,30 toneladas de cloruro de potasio, lo cual representa a precios actuales cuatro milloones 005 454.45 pesos cubanos (CUP) y 894 123.25 dólares (USD).

• El aseguramiento de los recursos para las zafras no están exentos de tensiones.

Los resultados de la investigación de Jesús pueden tributar a actualizar los servicios de fertilización de la caña de azúcar, si se generalizan en todo el país, y contribuirían a un empleo más racional y eficiente de los recursos.