Los efectos de la sequía, de manera silenciosa, y en otros casos más marcada, comienzan a hacerse notar en Ciego de Ávila con la disminución de los niveles de agua en algunos de los sectores hidrogeológicos, los cuales registran una situación desfavorable o próxima a ella.
Aunque la provincia en la actualidad está lejos del estado de limitados recursos hídricos que la azotó previo a las intensas lluvias del huracán Irma en septiembre de 2017, con garantías para asumir el desarrollo de las actividades socioeconómicas del actual año, constituye desde ya un imperativo adoptar medidas reforzadoras del ahorro y el uso racional en determinadas zonas.
Al cierre de febrero, de acuerdo con los datos del Boletín Hidrológico de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico avileña, el sector hidrogeológico CA-I-9, ubicado en áreas del municipio de Primero de Enero, acumulaba el 40 por ciento de su volumen total, lo que lo sitúa en estado desfavorable.
En similar condición, aunque más agravada, aparece el CA-II-2 de la cuenca subterránea Sur, situada en el segmento entre los poblados de Vicente, Venezuela, Jagüeyal, las proximidades de Baraguá y Colorado, con solo el 28 por ciento de su recurso explotable disponible. De acuerdo con el ritmo de explotación previsto, ambos se encuentran próximos a ser catalogados como muy desfavorables.
Los usuarios que se abastecen del sector CA-I-10, localizado en áreas de Primero de Enero, también deben extremar las precauciones de ahorro a su alcance, pues a pesar de encontrarse en estado favorable, la línea que lo separa del desfavorable está muy próxima.
De manera general, el acuífero avileño cerró febrero con 618 millones 444 000 metros cúbicos, que representan el 77 por ciento de su capacidad. En el transcurso del pasado mes la provincia empleó alrededor del nueve por ciento del volumen de sus cuencas subterráneas, pues en enero se encontraban al 86 por ciento de su capacidad.
Rafael González-Abreu Fernández, especialista en modelación matemática, hidrogeólogo, geofísico y Máster en Gestión Ambiental, dijo que cuando hablamos de los efectos del cambio climático en Ciego de Ávila uno de los más evidentes es la disminución de las precipitaciones.
“Ya no contamos con el recurso explotable de 25 años atrás”, alude en referencia a la baja de los niveles almacenados en el transcurso del tiempo, efecto que reduce la capacidad total de los acuíferos. Ante esta negativa circunstancia se demanda, sobre todo en la zona sur avileña, implementar sistemas de riego más eficientes que sustituyan el aniego y aprovechar las aguas superficiales del Canal Magistral Zaza-Ciego de Ávila, acciones que atenúan los peligros de la intrusión salina, ya manifiesta en esa área.
Las presas de la provincia presentaron al cierre de febrero el 52 por ciento de llenado, con especial atención para Puente Largo, que reservaba solo el 13 por ciento de su volumen, la cual, por su función de tapón regulador para sectores de la cuenca subterránea Norte, pudiera propiciar una disminución mayor de los volúmenes del vital líquido en este reservorio. Mientras que los embalses naturales de la Laguna de la Leche y La Redonda concluyeron al 100 y 96 por ciento, respectivamente.