Energía por la senda verde en Ciego de Ávila

¿Qué sucedió en 2020 con la energía renovable en Ciego de Ávila? 

Que Ciego de Ávila cerrara el 2020 con 95 685,5 MW/h (mega watt hora) generados por fuentes renovables de energía, equivalentes al 13,7 por ciento del total de la consumida en el año por el territorio, según información del Despacho Provincial de Cargas de la Empresa Eléctrica, puede catalogarse como una excelente noticia en el escenario económico cubano, pero muchas son las potencialidades que podrían elevar tales cifras y, a su vez, las dificultades que marcan los esperanzadores derroteros.

El dato alienta, al considerar que en el país las energías verdes representan apenas entre el cinco y seis por ciento de la matriz de generación. No obstante, pudo iluminar mayores certezas de entrar plenamente en funcionamiento la bioeléctrica asociada al central Ciro Redondo, aun en ajustes, pruebas y puesta en marcha, pues problemas derivados del proceso inversionista de ambas plantas impidieron moler caña de azúcar durante la pasada zafra y, por tanto, convertir el bagazo en electricidad.

Muchas son las esperanzas cifradas sobre la moderna planta de biomasa, sobre todo si razonamos, con visión de “aldeano vanidoso”, que sus 60 MW de potencia instalada permitirán, por ejemplo, cubrir más de la mitad de la demanda del horario pico nocturno de la provincia, que actualmente oscila entre los 104 y 109 MW. Aunque es menester aclarar que en los meses de contienda azucarera sus aportes al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) serán menores, para honrar sus compromisos con el Coloso del Centro.

Sí, es cierto que la cuantía pudo incrementarse, pero no es poco lo logrado durante el pasado calendario. Si tomamos como sustento el análisis del doctor Pablo Roque Díaz, profesor del Centro de Estudios Energéticos y de Tecnologías Ambientales de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, la contribución conjunta de la pequeña central hidroeléctrica de Florencia, los ingenios azucareros, los tres parques solares fotovoltaicos y la bioeléctrica pinense, el ahorro en combustibles fósiles representó 23 921,375 toneladas.

Dentro de esta serie de tecnologías llama la atención la solar fotovoltaica, por las condiciones naturales de radiación propicias presentes en nuestro archipiélago. De ahí que las soluciones pasen más por mirar al astro rey y menos por la entrada de tanqueros a los puertos. En territorio avileño el impulso que alcanzó esta fuente con la puesta en marcha de los emplazamientos de Ceballos en agosto de 2017, Chambas en marzo de 2018 y Venezuela en enero de 2019 se vio cortado el pasado año al no sumar nueva potencia instalada.

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Tal situación nos retrasa en el camino a alcanzar los objetivos del cambio de matriz energética del 25 por ciento previstos hasta 2030 con fuentes renovables, en ello incidieron la difícil situación económica del país, el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos y el acceso a fuentes de financiamiento. Preliminarmente existe la propuesta para la construcción de otros tres parques entre este y el venidero año, aunque todavía no hay nada confirmado.

Volviendo sobre el tema, bien valdría invertir en la solar fotovoltaica más decididamente, pues los beneficios saltan a la vista cuando el costo de producción y mantenimiento de un kilowatt hora (kW/h) en un parque de este tipo ahorra un 95 por ciento con respecto a la energía que se genera en una central eléctrica, al no implicar gasto de combustible en el proceso.

Si de costos hablamos, los 3.61 pesos que implican la producción de un kW/h al país, sobre todo por la alta dependencia de combustibles fósiles importados en la generación, se verían notablemente reducidos al disminuir de la ecuación, por ejemplo, el efecto de sanciones extraterritoriales, costos de fletes y seguros de barcos.

Otros que no van a la estadística de los aportes al SEN por las energías verdes en la provincia pero de impacto positivo en el mejoramiento de la calidad de vida de la población y del medio ambiente están el funcionamiento de 52 biodigestores, 2 194 calentadores solares instalados, 66 bombeos fotovoltaicos y más de 470 módulos fotovoltaicos en viviendas aisladas de la red.

Aunque los costos de inversión inicial de las renovables son elevados, sus beneficios resultan palpables a mediano y largo plazo, ofreciendo soberanía en un sector estratégico. En el caso cubano, el estado financiero del país ha limitado su fomento a una mayor escala de la deseada, a la par que es imprescindible limar asperezas en los procesos inversionistas, para su disfrute lo antes posible.