¿Qué se puede hacer con 77 millones de pesos?

La posibilidad de disponer de 77.3 millones de pesos para transformar 66 barrios y comunidades vulnerables de la provincia en 2022 es, sin duda, una excelente noticia que, no obstante, precisa de una mirada crítica. No es que no nos guste celebrar lo bueno sin hallarle la “quinta pata”, pero creemos firmemente que poner las cosas en contexto es mucho mejor.

Eso nos obliga a pensar en qué se puede hacer con 77.3 millones de pesos o qué representan en las finanzas del territorio. Comparados con los más de 9 000 millones que el Estado cubano desglosó en el presupuesto de este año para el trabajo comunitario parecen pocos, menos del uno por ciento. También son escasos ante los más de 400 millones cuantificados en pérdidas por una veintena de empresas avileñas, al cierre de 2021. Apenas representan el 2,6 por ciento de lo dejado de ingresar por la economía provincial en igual período y casi igualan los daños económicos detectados por la Contraloría en solo el 60 por ciento de las auditorías y controles planificados.

O sea, unas veces parecerá poco dinero y otras bastante, “para como están las cosas”. Mirando nuevamente las cifras del párrafo anterior, otros razonamientos serían pertinentes: ¿cuánto más habría sido posible destinar a estos programas si el presupuesto central no debiera socorrer a las entidades con pérdidas o, por el contrario, le hubiera entrado a la economía todo lo que se preveía? Ante cálculos para los que no tenemos suficientes datos, recomendamos zapatear cada uno de los barrios donde ese capital se transformará en techos, pisos, parques, pintura, y aquilatar allí si valen o no esos millones. ¡Claro que valen!

Por eso mismo es que tampoco nos permitimos la desmemoria ni el borrón y cuenta nueva, al fiscalizar recursos materiales y financieros encaminados a destejer la precariedad y sus consecuencias. Muchas de esas vulnerabilidades que ahora se pretenden erradicar, han estado por tanto tiempo que siempre quedó la duda de si no se resolvían por falta de dinero y recursos, o de voluntad.

• Lea, a propósito: La Clementina desbordada 

“Abriendo” los planes de ejecución por municipios, creo entender que las respuestas tienen un poco de ambas hipótesis. Haría falta conocer al detalle los montos históricos destinados a reparación y mantenimiento en sectores como Educación y Salud para dilucidar por qué en Baraguá, por ejemplo, se incluyó 12 escuelas, casi una por cada comunidad (16) a intervenir. En algunas se tratará solo de pintura, pero en otras los arreglos son de envergadura, dígase cambiar la cubierta o el piso, arreglar baños y redes sanitarias, garantizar agua potable, entre otras acciones.

Otro tanto sucede con las bodegas en Morón y los consultorios médicos en Chambas (de 11 comunidades se trabajará en nueve), las áreas deportivas de Bolivia, las redes de abasto en Primero de Enero y los viales de Venezuela. Estamos hablando de respuestas a problemas conocidos, planteados una y otra vez, “históricos”, a los que no había sido posible dar solución. Entonces, ¿cómo ahora sí?

Hoy dándole culminación a los trabajos en la Clementina vamos por más si se puede.

Posted by Jorge Felix Velázquez Rodríguez on Tuesday, March 1, 2022

Evidentemente hay una voluntad expresa, que “baja” hecha indicaciones y planes, chequeados en el terreno, incluso, por el Presidente de la República. También es obvio que se ha destinado dinero y recursos específicamente para ello, pero nada de eso anula los encargos estatales. Cada organismo tiene en su presupuesto partidas vinculadas a la reparación y el mantenimiento, quizás hasta de inversiones, y que haya tantas deudas puede ser sinónimo de no haberlos ejecutado siempre con precisión.

No faltarán argumentos para explicar por qué los barrios y comunidades vulnerables se fueron quedando para después, en un escenario complejísimo donde todo podría describirse como prioritario. La cuenta que no pocos sacamos es que 2021 no era ni por asomo el mejor año para revolucionarlos… y sin embargo se hizo. Nadie puede decir que ahora hay más dinero ni más recursos.