El contacto con la tierra y la hierba fresca cubierta de rocío hace que cobren sentido la vieja maleta de madera guardada en un rincón del armario y las historias contadas por la abuela acerca de campamentos, literas y fogatas.
La escuela al campo no será, como años atrás, el tiempo de separarse de la familia, madrugar y aprender a vivir en colectivo, pero conserva el principio martiano de contribuir a la formación plena de una conciencia de productores en los educandos.
De ello aprenden ahora los estudiantes de la enseñanza media, vinculados por espacio de 15 días a varios organopónicos de la ciudad de Ciego de Ávila, o a la campaña antivectorial.
Después de varios años de interrupción por la pandemia de COVID-19, el sistema educativo retoma la participación de los estudiantes en tareas productivas, que contribuyan a su formación integral y enaltece la máxima del Héroe Nacional José Martí: “El hombre crece con el trabajo que sale de sus manos”.
A la mala hierba con todas las ganas
Uf, ¡Qué calor!
En el organopónico El tanque de agua, alumnos de la ESBU Clotilde Agüero apoyan la producción de alimentos
Ellas también hacen su parte
Lista la cosecha
“La tierra es la gran madre de la fortuna”
Descubriendo un mundo nuevo: el mundo del trabajo
A partir de ahora los vegetales en la mesa tendrán un sabor diferente
Como la tierra por la mañana, bañada de luz”