Verano 2020 en Ciego de Ávila: unos sí, otros no

A la entrada del motel Las Pojas, en Florencia, permanecen los autos parados y las personas por orden de llegada. Poco a poco, van pasando a un portal, donde les espera la enfermera Kenia Álvarez Morera, del policlínico de Tamarindo, quien desde hace casi un mes se encarga de tomar la temperatura a los visitantes, sean huéspedes o estén de pasadía. Nadie se le escapa.

“Desde que llegan los bañistas, a la hora que sea, se les realiza el chequeo. También, cada mañana, sucede lo mismo con los clientes de las habitaciones. Todos los días no son iguales, pero he tenido jornadas de ponerles el termómetro a más de 200 personas.

“Si alguien posee hipertermia, se ubica en un área cercana y se remite a Tamarindo. Hace alrededor de una semana, cuando se trabajó con la pistola termómetro, que se la llevaron para el punto de control de Florencia, hubo unas tres personas con 38 y 39 grados Celsius”.

En espera de la prueba, están Asnel Hernández Pérez y su familia, la que se trasladó desde la comunidad florenciana de Arroyo Blanco, a poco más de 20 kilómetros del motel.

“Creo muy bien lo que hacen, dada la situación del país con la epidemia y lo que conocemos que vivió Florencia con la COVID-19. Lo agradezco, sobre todo, porque así cuidan de mis hijos Ankiel, de 10 años, y Anny, de seis, que vienen a disfrutar, no a enfermarse”, explica el hombre que, además, realiza su primera visita a ese centro y espera no sea tan histórica.

Mientras se aplaude esa realidad por un lado, a no muchos kilómetros, el acaloramiento se apodera de la gente. En el río Los Limpios, de Florencia, donde antes se discutieron algunos incumplimientos de las medidas higiénico-sanitarias, las personas confían en que “no hay na’” —de Sars-Cov-2— y se encasillan en que, como el nombre del riachuelo indica, “esto está limpio”.

Verano 2020

De forma general, una cuestión aflora en las postrimerías del verano, la que nunca fue secreto para Ciego de Ávila: los recursos había que “estirarlos” para poder avanzar.

En el Campismo Boquerón, hermoso paraje florenciano donde estuvimos a inicios de la etapa estival, las ofertas, que tampoco fueron tantas, han ido reduciéndose con el paso de los días y el ambiente no es el mismo, en una zona que goza de amplio reconocimiento popular por sus encantos naturales.

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Por otra parte, en Morón, varios pobladores disfrutan de la piscina de El Turístico, área de baño que ofrece en un restaurante aledaño buena comida, bebidas y confituras, con la protección requerida por parte de los trabajadores y las exigencias a los clientes.

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Posted by Periódico Invasor on Saturday, August 22, 2020

 Indudablemente, este verano ha sido arriesgado, no solo por propiciarse la exposición de las personas a una enfermedad, sino por la insuficiente capacidad de abastecimientos con que se asumieron estos meses en decenas de espacios, a sabiendas de que sería muy complejo sostenerlo. Tanto la defensa de la vida como tener qué ofrecer en los centros se ha visto disparejo, de ahí que algunos no entiendan por qué el equilibrio esperado haya tenido como fórmula el “unos sí, otros no”, como señala un buen amigo.

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