Cae la tarde del jueves y se supone que los ciudadanos de Ciego de Ávila deban recogerse a sus viviendas, donde una parte de las personas permanece a la espera de quienes, en la calle, buscan algo aparentemente necesario a contrapelo de adquirir la Covid-19.
No es horario de trabajo pero la gente se mueve en los barrios. Con cámara, agenda y celular en mano, el equipo de Invasor penetra en el reparto Roberto Rivas Fraga. Un residente en esa zona alertaba que en un terreno con bastante yerba y basura, los jóvenes se dan gusto jugando pelota o fútbol con nasobuco incluido.
El lugar estaba desierto y bastante sucio, sin embargo, durante el trayecto abundaban las indisciplinas de peatones, ciclistas, gentes conversando en plena calle, y muchos, totalmente desprotegidos.
Justo en la Calle, decidimos conversar con algunos residentes, quienes al ver la identificación de nuestro vehículo, y como no tenían nasobuco, se escurrieron para evitar el encuentro.
Solo María Acuña García respondió a nuestro llamado y nos cuenta que en días recientes impusieron multas en la zona a quienes andan ajenos al peligro, pero de poco sirve la acción si el modo de actuar indolente continúa.
María Acuña, a la derecha, cuenta que en su barrio han puesto multas, pero mucha gente no respeta lo establecido
Es obvio que en un lugar así, donde la percepción del riesgo es nula, se precisan acciones combinadas de las autoridades y de las organizaciones de masas que rigen la comunidad para incrementar la persuasión, el trabajo directo. De lo contrario, la Covid-19 tendrá un escenario perfecto.
Otra escena negativa la encontramos en el punto para la señal wifi ubicado en la Calle D, donde tres jóvenes se comunicaban, mediante sus respectivos celulares y sentados en el mismo banco, bien unidos.
La chica de la izquierda se ajusta la mascarilla al ver el accionar de la cámara. El joven desafía con su mirada
Sin cubrirse con el nasobuco, Melisa Montañez, de solo 16 años, cuestionó que a muchas personas no les interesa protegerse y lo hacen porque es una obligación. Al ver que la cámara se accionaría para la foto se ajustó con rapidez la mascarilla.
En el reparto Alfredo Gutiérrez Lugones el panorama resultó parecido. Muchas personas en sus portales, agobiadas por el calor, pero no siempre cubiertas ni a la distancia requerida.
Iris Oramas Chao, vecina de esa localidad, aprecia cierto optimismo. Según su criterio “la situación ha mejorado. Como trabajo en el centro de la ciudad he visto más disciplina en las colas, y me parece bien que entreguen tickets que ayudan a la organización durante esos procesos”.
A nuestro paso encontramos a los vecinos de la Circunscripción 88, del consejo popular Onelio Hernández, quienes ataviados con los protectores requeridos, asumían labores de higienización frente al edificio donde residen.
El tiempo libre debe aprovecharse en faenas útiles
Florentino Delgado Martínez, el delegado, refiere que asumieron la tarea porque con la limpieza también contribuyen a la salud de la barriada.
“Nosotros, por la mañana participamos en el pesquisaje, actividad necesaria para prevenir la enfermedad, y a pesar de que no hemos tenido dificultad en nuestra área, pienso que sí falta percepción de riesgo. Algunos no acaban de entender que si no nos protegemos serán muchos los fallecidos”, afirmó el dirigente.
De regreso al norte de la capital avileña, donde residen fotógrafo y periodista, alienta ver despejada la zona del mercado del consejo popular Indalecio Montejo debido a la presencia de efectivos de la Policía Nacional Revolucionaria. Apenas unos jóvenes conectados mediante la wifi, mientras quienes a veces merodean, ni siquiera se acercan al lugar para evitar el contacto con las autoridades.
Uno de los sitios con mayor movimiento es la panadería La Ideal, cuyo jefe de turno, Yosdany Navarro Fonseca, cuenta que “aparte de las medidas para la desinfección, trabajamos con el local cerrado desde la cerca perimetral, para que no pasen personas ajenas al local”.
“Al principio era más difícil conseguir que los trabajadores se cuidaran, pero como todos los días hay algo que mejorar, y se ve que los peligros de enfermarse aumentan, el modo de actuar ha cambiado y los niveles de protección ahora son mayores, aunque nos quedan objetivos por vencer”, asegura el directivo.
Muy cerca de esta zona encontramos una pareja de jóvenes. A la hora de hablar, la chica sede la responsabilidad al muchacho, quien nos cuenta que estudia medicina y es de Guatemala.
El joven guatemalteco, a la izquierda, terminó su enlace con su familia y retorna a sitio seguro
Jorge Elías Yax es su nombre y venía con la satisfacción de que su familia se encuentra bien, y sin preocupaciones por él: "Tengo fe en la medicina cubana y ellos conocen sus resultados internacionales”.
Claro, en este momento hay que ser precisos en el modo de actuar, según el futuro galeno. De lo visto considera criticable el hecho de que “muchas personas no están haciendo lo orientado y esto no es un juego. Hay quienes no piensan en sus vidas y ponen en riesgo las de los demás”.
Una de las mayores preocupaciones de los especialistas tiene que ver con el elevado número de confirmados que permanecen asintomáticos, elemento que puede generar incontables contagios. Sin embargo, parte de la gente no hace lo correcto.
Al atardecer...
Es obvio que nuestros barrios requieren mayor presencia de las autoridades y de las organizaciones en sus calles, siempre con la alerta oportuna y el control ante lo mal hecho. De no trabajarse con coherencia en este punto las consecuencias serán más fatales que lo acontecido hasta hoy, cuando la percepción de riesgo tiende a escabullirse a costa de impredecibles daños.