Al cierre de marzo, la economía de Ciego de Ávila pudiera simular un péndulo en movimiento. Con ritmos no tan armónicos, porque mientras unos oscilan hacia arriba, otros lo hacen hacia abajo
Aunque el primer trimestre del año es un período muy corto para asumir que “el que mal empieza, mal acaba”, tres meses pudieran preludiar, también, la tendencia del 2023. Ojalá que no, para algunos indicadores, y ojalá que sí, para otros, porque Ciego de Ávila muestra hasta la fecha visibles oscilaciones en su desempeño económico.
Un informe elaborado por Susivey Márquez Toledo, coordinadora de Objetivos y Programas para la Economía, así lo refleja. Si bien en el territorio se cumplen las ventas netas, con más de 3 700 millones de pesos (y hasta se sobrecumplen en un 12 por ciento), dentro de ese saco unas 19 entidades quedaban por debajo. Ahí están, como las más deterioradas, las tres Empresas Agroindustriales Azucareras: Ciro Redondo, Primero de Enero y Ecuador; esta última, por ejemplo, con 94 millones de pesos, el 50 por ciento de lo que debía haber sacado de sus almacenes.
No obstante, si hacemos una comparación de ese indicador, la situación resulta menos alarmante que en igual etapa del año anterior, cuando 36 de las 71 empresas no cumplieron sus ventas al cierre de marzo.
Al detallar los valores físicos del incumplimiento y traducir los miles o millones de pesos en productos, la lista del informe, este 2023, es copiosa. Aquí, ni trasladamos suficientes pasajeros en ómnibus públicos —el documento lo fija en un 46 por ciento y, tal como dijimos antes, “todavía a muchos podría parecerles un exceso”.
Tampoco produjimos lo planificado de vino, vinagre, queso, helado, leche, carne de cerdo, repostería, madera, carbón… Punto crítico, por su impacto social, que la leche fluida aparezca al 63 por ciento y el yogurt de soya, al 53. No podía ser de otro modo con los bajos niveles de entrega, ya no solo por la sequía, sino por todo lo que hemos venido reflejando en Invasor.
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En total, de 83 indicadores físicos en la producción y los servicios, apenas 29 quedaron por encima de lo proyectado.
En ese panorama contrasta, para bien, el hecho de que la circulación mercantil minorista se haya comportado al 131 por ciento. De ahí que sería fácil conjeturar que las empresas locales del Comercio, la Gastronomía y los Servicios ―motores impulsores de la recaudación― hayan tenido gestiones de venta de todo tipo. Desde vender cajitas con comida, al borde de la Carretera Central, hasta ofertar refrescos de sirope off, un derivado de la melaza.
Sin embargo, no pudiera decirse lo mismo de las exportaciones, un capítulo en el que 6 de las 15 entidades que reportaron actividad exportadora se quedaron por debajo de sus compromisos. Entre las de peor desempeño, la Empresa de Residuos Sólidos Urbanos, la Agroindustrial de Granos Máximo Gómez y la Agropecuaria La Cuba; por lo que ese renglón se quedó al 93 por ciento, con poco más de un millón de dólares captados.
No es mucho lo que de aquí sale; o no es mucho su valor. El cotejo con los datos del 2022 lo confirma: aun cuando en el primer trimestre Ciego de Ávila rozaba el 64 por ciento en las exportaciones, ello representó 2,4 millones de dólares. Y ahora, casi al 100 por ciento, rozamos la mitad de ese monto; un “desbalance” que podría estar dado por la disminución de precios en el mercado mundial o por la insuficiente exportación de los productos más cotizados. O por ambas.
Fuente: Informe de la oficina de Objetivos y Programas para la Economía
Las inversiones, por su parte, ilustran una realidad “sorprendente”, si consentimos que los inicios de año suelen ser lentos en la entrada de recursos y equipamiento. Que se haya ejecutado un 73,6 por ciento de lo esperado, es muy, muy superior, al 23 por ciento realizado durante el primer trimestre pasado. En la actual etapa sobresalen las inversiones del Ministerio de Energía y Minas, de la Construcción, y del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. Quedan a la zaga de sus vaticinios Azcuba (16 por ciento) y Agricultura (25); dos sectores que, a escala nacional, no disponen de altos niveles de inversión.
Al cierre del año precedente, AzCuba, por ejemplo, de los 18 sectores que registra la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), fue el penúltimo en cuantía. La Agricultura ―un poco más favorecida, pero urgida de un gran despegue― se mantuvo muy alejada de los servicios empresariales y la actividad inmobiliaria y de alquiler (que incluye al Turismo). Ostentó una cifra 12 veces inferior al sector donde más dinero se puso.
Aquí la proporción sigue esa tendencia; mientras la Inmobiliaria Almest, la mayor inversionista en la planta hotelera de la cayería Norte, dispone de un monto que representa el 43 por ciento del total de las inversiones en la provincia; el capital de la Agricultura, representa un 10.
Podría no ser casual entonces que, justo en la esfera agrícola, se concentren la mayoría de las entidades con pérdidas económicas, aunque tal deterioro exhibe una marcada mejoría respecto al 2022, donde empezamos con 20 entidades perdiendo y cerramos con 21. Si ese comportamiento fuera calco del 2023, este año podríamos concluir con “solo” 7; que es el número declarado ahora, por una suma de más de 40 millones.
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Sin contar a la Empresa Avícola, la Empresa Agropecuaria La Cuba y la Empresa Provincial de Construcción, que aparecen con pérdidas planificadas, el listado de las que incurren en ese conteo negativo muestra parte de un viejo problema. No es la primera vez que se incluyen en este grupo las tres empresas azucareras, la Agropecuaria de Chambas, Suministros Agropecuarios y la Empresa Cárnica.
Tampoco debiera extrañar que esas siete sean parte de las 29 que gastan más de lo que ingresan; una tendencia que, a no tan largo plazo, podría conducirlas por el mismo camino.
A veces la economía tiene movimiento pendular.