Las manos sucias de Enio en tierras de Majagua

Existen personas que, con tremendo orgullo, se embarran las manos de pintura, cemento, grasa de la maquinaria agrícola…; otras, también satisfechas y humildes, las alzan limpias. El asunto es la utilidad, como pondera Enio, a sus 75 años, con los dedos visiblemente salpicados de la tierra que surca en el municipio avileño de Majagua.

Conocedor de la comunidad de Lázaro López, donde reside, es propietario de una parcela agroecológica, con una hectárea de extensión, de ella, 0.5 cultivable; el resto es dedicado a los frutales.

“Tenemos berenjena, ajo puerro y preparamos los surcos para sembrar habichuela, remolacha, zanahoria y rábano. Como puede ver, hay 50 matas de aguacate y 100 de mango. Vivimos de lo que recogemos”.

enio rojas

Enio Rojas Pérez de Corcho, quien nació y desea morir en esa zona, durante casi 40 años ha cuidado de cada espacio fértil heredado.

“Fundamentalmente, produzco para el turismo, aunque varios vecinos de la comunidad vienen a buscar aquí sus hortalizas. Ahora, nos preparamos para volver a la normalidad de ese sector y para las demandas de la población, que necesita los alimentos”.

Cultivan en municipio avileño de Majagua necesarios alimentos 

Al llegar a la propiedad, el agricultor, guataca en manos, convidaba a su mejor danza bajo sol. La hierba mala, favorecida por las recientes lluvias, quiere aprovecharse de su edad, pero no alcanza a reproducirse tan rápido como las profundas zanjas que logran los esfuerzos del majagüense.

“La tierra es buena. Todos los días estoy en el surquito, un poco hoy y otro poco mañana. No puedo detenerme, si no ¿qué comemos?, ¿qué aporto al barrio y a la comunidad?”, relata mientras recorremos el área, llena de trazos y aromatizada con abundante orégano.

Está trazado el terreno que ocuparán dos casas de cultivo, para posturas de tomate y hortalizas, un reto para el que se tienen los recursos necesarios.

Así, el campesino que declara que seguirá guataqueando hasta que pueda, suma otros nuevos bríos a más de 30 años asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Reinaldo Maning, la que bien ha auxiliado su trayecto por los canteros.

“Tengo también una finca en el Azufre, con una caballería en usufructo, en manos de unos parientes, dedicada a cultivos varios, como frijol y tomate. Sembramos ya cuatro hectáreas de maíz y media de pepino.”

Cuando creo haber terminado mi “cosecha” periodística, Enio mira a sus matas y recuerda que “lo que más rendimientos ofrece son la lechuga y la acelga, ambos de ciclo corto”.

“Esa matica de allí tiene el record de haber dado 1 520 aguacates en 2018; pare por racimos. Como cada año, espero otra muy buena cosecha, con alrededor de 200 aguacates por mata y unos 10 000 entre todas.”

enio rojas

“Esta habichuela que sembraré es para la elaboración de encurtidos”, comenta, consciente del beneficio de esa obra para los productores del municipio.

La parcela agroecológica colinda con la minindustria de Lázaro López “El Placer”, todavía por terminarse, la que ocupó ocho metros de la pertenencia de Enio, restituidas por otro costado del mismo terreno.

Algo de su posesión cargué en mis zapatos, pero lo que más repaso es ese intervalo en que abrió los brazos y pude reparar, en primer plano, la coloración de sus dedos; según él, cuando más limpios los ha tenido.

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