Una muy compleja situación hídrica vive la provincia de Ciego de Ávila. Bien lo sabemos los avileños que vivimos bajo un régimen de entrega del preciado líquido cada nueve días y en ocasiones hasta más.
A pesar de que las lluvias del mes de septiembre se comportaron por encima de su media histórica, y se registra una muy discreta recuperación en presas y acuíferos subterráneos, el fantasma de la sequía no se disipa.
Al cierre de septiembre, la mayor parte del territorio avileño permanece bajo los efectos de una sequía clasificada entre severa y extrema, una crisis silenciosa pero profunda que ha acumulado fuerzas durante los últimos 50 meses.
Los reportes del Centro Meteorológico Provincial de Ciego de Ávila (CMPCAV) y de la Dirección Técnica de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico (EAH) pintan un panorama desalentador para el corto y mediano plazo.
La paradoja es evidente: se pronostican más lluvias de lo normal para el final de 2025, pero estas no serán suficientes para llenar las cuencas subterráneas, que son la principal reserva de agua de la provincia.
La sequía hidrológica, la que afecta a las fuentes de agua superficiales y subterráneas, persistirá e, incluso, se intensificará en el primer trimestre de 2026.
Cuadros del Partido y Gobierno junto a especialistas y técnicos en hidrometeorología de la provincia, reunidos el sábado, 4 de octubre, durante una sesión de la Comisión de Uso Racional y Productivo del Agua
Una provincia sedienta
Los datos históricos son elocuentes y explican la magnitud del problema. De los últimos 50 meses, contando desde agosto de 2021 hasta septiembre de 2025, en 34 de ellos —equivalente a un 68 por ciento del periodo— las precipitaciones estuvieron por debajo de su promedio histórico.
Esta prolongada ausencia de lluvias ha creado un déficit hídrico estructural que un solo mes favorable no puede resolver sin mediar un evento lluvioso extremo como el que afectó el oriente del país recientemente.
El problema se agudiza si tenemos en cuenta que en el presente periodo lluvioso que termina finalizando octubre, nos ha dejado hasta la fecha un déficit notable de precipitaciones, superando solamente septiembre la lámina media histórica.
Terminado el período lluvioso nos estaremos adentrando en los meses donde menos precipita, período que se extiende de noviembre a abril. Esto indica que, aunque los acumulados sean superiores a los registros históricos aun serían insuficientes.
Al cierre de septiembre de 2025, el Índice de Precipitación Estandarizado (SPI), una herramienta científica utilizada por los expertos del Grupo Provincial de Meteorología Aplicada del CMPCAV para medir la sequía meteorológica, confirmó la gravedad.
Los municipios de Bolivia, Primero de Enero, Baraguá, Venezuela, Ciego de Ávila y Majagua, así como el sureste de Ciro Redondo y Florencia, se encuentran en la categoría de sequía severa a extrema.
Solo hacia el noroeste, en Chambas y el centro-norte de Morón, Ciro Redondo y Florencia, la situación es ligeramente menos crítica, con una sequía entre débil y moderada. El único punto alentador es que, gracias a las lluvias de septiembre, el municipio de Chambas muestra una incipiente “Humedad Débil”.
Embalses y cuencas: La evidencia de la escasez
La evidencia más tangible de la crisis se encuentra en los embalses y las cuencas subterráneas. Un informe hidrológico presentado el 4 de octubre por la EAH revela que, a pesar de la discreta recuperación, el volumen total de agua almacenada en las presas de la provincia es de solo 42.303 hectómetros cúbicos (hm³). Esto representa un magro 28.4 por ciento de la capacidad total de embalse, que es de 149.144 hm³.
Si bien lagunas como La Leche muestran un nivel al 81.9 por ciento, otras como La Redonda están en una situación crítica, con apenas un 14.5 por ciento de su capacidad. Sin embargo, el verdadero talón de Aquiles son las aguas subterráneas.
El estado de los sectores hidrogeológicos es preocupante: cuatro se encuentran en estado desfavorable, seis en estado muy desfavorable y la zona de Ruspoli ha alcanzado la categoría de estado crítico.
Estas cuencas son vitales para el consumo humano y la agricultura, y su lenta recuperación es la principal razón por la que la sequía hidrológica perdurará.
Para monitorear esta situación, la EAH ha desplegado una red de 190 pozos de control, complementada con la instalación de 18 sensores de niveles de agua.
Proyectos como “Mi Costa” y “Euroclima” aportan con 56 pozos de orden I para fortalecer el monitoreo en las cuencas norte y sur.
Perspectivas: Un alivio temporal seguido de un empeoramiento
El comportamiento de las precipitaciones en los próximos meses estará influenciado por el fenómeno de “La Niña”. Los modelos del Centro de Predicción Climática de EE. UU. (CPC/NCEP) indican una probabilidad del 71 por ciento de que “La Niña” se establezca durante el trimestre octubre-diciembre de 2025.
Esto se traduce, en teoría, en un incremento de las lluvias. Se pronostica que, en octubre, y durante el inicio del periodo poco lluvioso (noviembre y diciembre de 2025), las precipitaciones estarán por encima del promedio histórico.
Este es un arma de doble filo: mientras ayudará a disminuir la sequía meteorológica y agrícola de forma general, también podría traer afectaciones a algunos cultivos si los agricultores no se adaptan a la variabilidad climática.
Tomada del perfíl en Facebook de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos Ciego de Ávila El MsC. Oscar Antonio Benedico Rodríguez, director del Centro Meteorológico actualizando sobre la situación actual y futura de la sequía en la provincia, durante una reciente sesión de la Comisión de Uso Racional y Productivo del AguaNo obstante, los expertos son enfáticos: estas lluvias no cubrirán el enorme déficit acumulado. “Insistir en que, por lo antes planteado, persistirá la Sequía Hidrológica en la provincia de Ciego de Ávila a pesar de las lluvias”, advierte el informe meteorológico presentado por el director del CMPCAV MsC. Oscar Antonio Benedico Rodríguez, durante una reciente sesión de la Comisión Provincial de Uso Racional y Productivo del Agua.
El pronóstico para 2026 es aún más sombrío: se espera que, entre enero y abril, meses donde las lluvias son naturalmente escasas, los acumulados estén nuevamente por debajo de lo normal.
Esto significa que el alivio de finales de 2025 será temporal, y se prevé el retorno e intensificación de la sequía meteorológica y agrícola en el primer cuatrimestre del próximo año.
La situación en Ciego de Ávila es un recordatorio crudo de que la sequía es un proceso lento pero implacable. La provincia se enfrenta a una crisis multidimensional del agua que no se resuelve con unas cuantas lluvias fuertes e intensas.
La recuperación de las fuentes subterráneas, esenciales para la vida y la economía, es un proceso que puede tomar meses de precipitaciones consistentes. Solo un evento de precipitaciones extremo asociado a la influencia directa o indirecta de un ciclón tropical o una amplia zona de bajas presiones con lento movimiento nos sacaría en pocos días de la difícil situación hídrica.
Las autoridades técnicas de la provincia hacen un llamado a la conciencia y a la acción. La implementación de medidas de uso eficiente y ahorro de agua, así como la adaptación de los cultivos a estas condiciones, dejan de ser una opción para convertirse en una necesidad urgente. La sequía ha llegado para quedarse (por ahora), y su manejo definirá el futuro desarrollo de la provincia.