Como parte del propósito de conservar y ampliar las poblaciones de animales en peligro de extinción a través de la cría en cautiverio, un total de 209 nacimientos logra en lo que va de año el criadero de cocodrilos que funciona en Morón, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Conservación Norte, de la Empresa Provincial de Flora y Fauna.
• Hace tres años Invasor tocó este tema
La especialista Annamary Miranda Pino informó que al cierre de junio concluyó la temporada de eclosión luego de un proceso iniciado el 27 de febrero con los primeros nidos, en tanto la última puesta se remonta al 25 de mayo.
“Hubo un total de 20 nidos con 471 huevos que fueron incubados por un promedio de 97 días, siempre con el control sistemático de la temperatura de incubación a 32 grados Celsius y la humedad relativa al 90 por ciento” afirmó la experta.
Con estos neonatos, el criadero moronense llega a una cifra actual de 1 001 cocodrilos americanos, distribuidos en estanques que los agrupa en cuatro categorías: la de inicio, de cero a un año; desarrollo, que abarca de dos a cuatro años; los de reemplazo, que cuentan cinco años y en ese espacio adquieren la talla requerida; y los restantes, que ya están aptos para la reproducción.
Parecen de juguete, pero, ¡cuidado!
En diálogo con Arley Romo López, director de la UEB, hizo referencia al aporte del criadero como opción para el turismo en la región: “A finales de marzo el centro comenzó a recibir visitantes, con una cifra de 2 000 excursionistas hasta junio, cuando por el incremento de restricciones por la pandemia fue necesario suspender esa opción de esparcimiento”.
Agregó que la UEB que encabeza incluye, además, otras áreas fundamentales para el desarrollo de la naturaleza y el fomento de variantes turísticas basadas en la ecología y la protección del medio ambiente.
“Contamos con dos refugios de fauna, El Venero, perteneciente a Primero de Enero, donde existe una de las mayores poblaciones de grullas cubanas, y la Loma de Cunagua, espacio considerado entre los bosques más conservados del país, donde predominan la protección de los suelos y el cuidado de los animales que allí conviven, entre los que destacan especies como las cotorras, el catey y la paloma perdiz”, afirmó Romo.
A la par de 16 proyectos de conservación desarrollados en estas áreas, la necesidad de generar recursos propios para la alimentación conllevó la creación de áreas para el autoabastecimiento mediante un grupo de cultivos, unido al fomento de naves para la cría de cerdos y bovinos.
Si bien estos últimos locales se conciben en beneficio de los trabajadores, en la medida en que se desarrollen, los subproductos de los animales a procesar representan una posible opción para ampliar la dieta de los cocodrilos en cautiverio, que ahora dependen de alimentos no aprovechados en el establecimiento de la entidad cárnica Osvaldo Sánchez, en Morón, y los peces obtenidos mediante una embarcación dedicada a la pesca en la playa de Cunagua.
El propósito de ampliar las poblaciones de animales en peligro de extinción a través de la cría en cautiverio se enriquece en el criadero moronense con un espacio para el desarrollo de la jutía y un estanque dedicado a las jicoteas, cuyo movimiento de rebaño se estima por encima de los 1 500 ejemplares y 12 nidos recientemente eclosionados.
Este espacio apenas cuenta con una docena de jutías. Se espera su rápido crecimiento