Vivir de las colas

Pueden aparecer en los lugares más insólitos y estar inamovibles durante horas bajo el sol, el agua o las estrellas, porque también de madrugada hay que rectificar y verificar las caras. Si algo pudiera admirárseles es su voluntad y capacidad de resistencia.

En la fila es fácil identificar a un “colero” por sus movimientos de estratega, los bultos, el conocimiento exacto de los productos en venta y por el control de quién dio el último o para cuántos ha marcado la persona a su lado. Esta habilidad, casi innata, deja desarmado al resto que trabaja y respeta las buenas maneras mientras espera su turno para comprar y que, bajo estos términos, está en desventaja.

Si bien el mercado informal y el “compincheo” para obtener un producto no son asuntos nuevos en Cuba, ante las consecuencias económicas que ha dejado a su paso la COVID-19 son más incómodos y han aprovechado cualquier brecha para actualizar sus modus operandi.

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Solo así se explica que durante meses se haya marcado, rectificado la cola dos veces al día y vendido los turnos por alrededor de 100.00 CUC para acceder a equipos electrodomésticos en Moneda Libremente Convertible (MLC).

Puertas afuera esto se traduce, por ejemplo, en un split comprado a 361.00 USD que se vende a 650.00 CUC, o en el desgano y la desconfianza de quienes esperan.

Llegados a este punto nada debiera asombrarnos, pero fue cual cubo de agua fría detenerse frente al Trópico y observar cómo el rumor caminó más rápido que la información oficial y antes de que las nuevas medidas económicas adoptadas por la máxima dirección del país fueran efectivas, se imitó el “procedimiento” de las listas y las rectificaciones de turnos para los productos de primera necesidad en MLC.

Mucho antes las reacciones fueron súbitas, porque con la noticia de la venta de materiales de la construcción por tarjetas magnéticas en las afueras de la Tienda de Materiales de la Construcción, ubicada en el reparto Aeropuerto, de la ciudad cabecera, tomaron posiciones los “negociantes”, quienes por un excedente facilitaban la transacción y hasta la información detallada del inventario.

Los coleros, acaparadores y revendedores horadan casi tanto como la escasez, esa que en los últimos meses ha hecho coincidir la semántica de términos tan dispares como normado, regulado y venta por circunscripciones, pero que a pesar de las distancias han venido a ordenar la distribución y hacerla más equitativa.

Lo que no aparece en las tiendas está hoy en la calle con precios hasta tres veces superiores a su valor original y ya no se limita a espacios físicos o virtuales y, mucho menos, a la moneda. A la larga, ya no es la reventa en sí misma, sino el sabor que provoca el irrespeto.

Habría que decir también algo que a estas alturas parece una perogrullada: la impunidad es hasta un día. Así lo confirma la información divulgada por el periódico Granma, donde se detallaba que 1 285 coleros habían sido sancionados por diversos delitos desde el inicio de la pandemia en el país.

En Ciego de Ávila dilucidar el asunto no requiere grandes esfuerzos, basta con infiltrarse en un cola y pegarle el oído, o mirar cuidadosamente las páginas en Facebook que se nombran Revolico para reír y pagar o, simplemente, encolerizarse. Por eso, muchos no debieron sorprenderse —aunque sí aplaudir— con la divulgación, en la televisión nacional, del trabajo operativo que puso coto al negocio de seis ciudadanos dedicados a organizar colas y luego vender los turnos en el bulevar avileño, así como a un acaparador que revendía equipos electrodomésticos a sobreprecio.

Desmonta MININT delitos asociados a productos de primera necesidad

El Ministerio del Interior (#MININT) en la provincia de #CiegoDeÁvila realiza acciones para eliminar manifestaciones delictivas vinculadas con la adquisición de productos de primera necesidad.Ese enfrentamiento forma parte de una estrategia desplegada por las autoridades del Orden Interior en todo el país.

Posted by Canal Caribe on Friday, July 24, 2020

Está claro que la solución ideal sería el abastecimiento y la disponibilidad de productos, al punto de poder llegar a una tienda a cualquier hora y comprar sin males mayores. Sin embargo, la escasez no va a desaparecer de la noche a la mañana, por eso, de lo que se trata es de continuar creando mecanismos estatales y de participación popular eficientes para ordenar, controlar y, de paso, evitar agobio en exceso y que algunos vivan de las colas.