Mucha tela por donde cortar

Frases como “este calor es insoportable” o “nos vamos a derretir, y eso que no ha llegado julio ni agosto”, se han hecho comunes y tienen un trasfondo mucho más profundo: el cambio climático.

El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, y entre los factores que más inciden en este están las variaciones climáticas, que tiene múltiples impactos sobre la realidad del avileño, del cubano y de los pobladores terrestres.

En el año 2004, cuando este redactor ofreció una conferencia en la Facultad de Cultura Física de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez, sobre el tema ambiental y su devenir, pese a manejar numerosos datos de estudios científicos y tendencias, el resultado final sobre el auditorio, en el mejor de los casos, no pasó de una simple consideración de ¡Qué interesante!, y a los 10 minutos pocos se acordaban del asunto.

Recuerdo que los elementos citados apuntaban a una visión muy preocupante, con vaticinios negativos a verificarse en muchos casos alrededor del 2030 y 2050, pero la falta de percepción de los estudiantes no tenía su base en la indiferencia, sino en que, en aquel momento, los síntomas del problema no eran tan evidentes como lo son hoy.

La forma en que se manejaba la información también contribuía a ello, porque, cuando se hablaba del asunto, aparecía una noticia muy preocupante de las tendencias del deterioro ecológico fuera de nuestro país, y, a continuación, una información muy optimista sobre acciones que se ejecutaban en Cuba en contraposición, para protegernos. Por tanto, eso originaba una forma de percibir el asunto como que ese no era, directamente, nuestro problema.

Otro elemento a considerar era la concepción de isla (aislamiento), puesto que las personas que viven en un continente están conscientes de que los problemas de una región afectan a los pueblos vecinos, porque la problemática ecológica no tiene frontera; las implicaciones, en mayor o menor tiempo, te van a tocar, es así de simple.

En estos días, el aumento de la temperatura ha tenido un alto impacto en nuestra provincia. Se han registrado valores que han oscilado por encima de los 35 grados Celsius (°C); recordemos, en Bolivia, aproximadamente 40 °C, el día 14. Pero otras lecturas han estado por encima de los 36 °C: por ejemplo, en Florencia, 38.3, y en Primero de Enero, 38.1, el día 18; y 37.9 en Punta Alegre, el día 15. Varios indicadores similares se registraron en todo nuestro territorio. La media del aumento mundial de temperatura es de 1.1 °C.

En datos recopilados en el 2003 se afirmaba que la productividad de los suelos había disminuido en un 30 por ciento; pero en 2023, este indicador era del 40 por ciento y afectaba, aproximadamente, al 50 por ciento de la población mundial. Esto implica una notoria disminución del rendimiento agrícola en poco más de 20 años, lo que, en nuestro caso, se suma a las limitaciones de insumos agrícolas por el efecto del bloqueo económico, comercial y financiero al que nos somete el gobierno de Estados Unidos; y a la insuficiente aplicación de alternativas ecológicas. Por tanto, entender el problema es condición para generar acciones viables.

En la provincia se exhibe un buen trabajo por parte del sistema de ciencia (Delegación Territorial de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, universidades y centros de investigación especializados); tan es así que Ciego de Ávila fue la sede, en 2023, de las actividades centrales por el Día Mundial del Día Ambiente.

Entre algunos logros significativos en el territorio figuran el Sistema de Áreas Protegidas, que abarca seis zonas naturales de importantes recursos vivos (biodiversidad); que el 28 por ciento de las playas de la cayería norte haya sido recuperado, debido al vertimiento de un millón de metros cúbicos de arena; y que el Parque Nacional Jardines de la Reina muestre los arrecifes más conservados del Caribe insular, y los sitios de nidificación más grandes del Caribe, de tortugas, caguamas y carey. También es de destacar que la provincia exhiba un índice boscoso de un 21,84 por ciento, cuando en el 2002 este indicador era solamente de un 12,1 por ciento.

No estamos exonerados de los problemas medioambientales. Hay muchas acciones por acometer y, sobre todo, el sistema de ciencia tiene que multiplicar los impactos positivos y consolidarse como una gran fuerza asociada a la producción y al desarrollo sostenible; y de ahí, como dice el refrán popular, todavía hay mucha tela por donde cortar.