Desde hace unos meses a la sobrecarga que significan para el sector farmacéutico la falta de medicamentos y de materias primas se sumó la ausencia de frascos para envasar producciones de la medicina natural y química dispensarial, justo cuando el tono del reclamo se ha hecho más agudo en los mostradores.
• Por su importancia, este comentario reitera el asunto tratado en la nota Reciclaje de frascos, alternativa en el sector farmacéutico.
Estamos hablando de alrededor de 139 productos entre fitofármacos y apifármacos que, nos guste o no, han venido a ser una alternativa terapéutica que se agradece cuando no está, por ejemplo, la Clortalidona y hay que conformarse con el Té de riñón y sus efectos diuréticos.
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Hasta la fecha en la provincia se ha solventado el déficit a través de la recuperación y de contratos con la Empresa de Materias Primas y la industria militar de Villa Clara, pero según las cuentas de Yenia Alcalá García, jefa del Departamento técnico comercial de la Empresa de Farmacias y Ópticas del territorio, el pedido hecho hace 15 meses atrás ya toca fondo en almacén y, a la par, se han contraído las importaciones por este concepto en el sector.
Bajo estos términos el reciclaje y la reutilización de frascos no son solo una alternativa, sino un imperativo en nuestro contexto, y no se trata de un asunto menor. Así lo hacía ver el profesor habanero José Sánchez Abreu en una investigación, publicada en la Revista Caribeña de Ciencias Sociales, donde señalaba datos mayúsculos: “en el período 2007-2010 como promedio se importaron 271.874 miles de garrafas, botellas, frascos, tarros y potes de vidrio a un costo promedio de 37 dólares cada uno y a razón de 23,85 unidades por habitantes”.
De entonces a la fecha ha echado a andar una política para el desarrollo de la industria productora de envases y embalajes en el país, en concordancia con la implementación del Lineamiento 232 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Aunque las importaciones se han reducido y se ha impulsado la fabricación nacional, siguen siendo las ramas alimentaria, farmacéutica y biotecnológica las que más recipientes de vidrio demandan y, por ende, las más golpeada por el déficit.
No hace falta mirar con lupa para percatarse de que el tema de los envases y embalajes es extenso y complejo. Lo mismo podemos fruncir el ceño por las veces que han faltado latas en la Empresa Agroindustrial Ceballos que alegrarnos por la inversión ejecutada para la obtención de tanquetas plásticas en la Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez, o por la innovación que rindió frutos en la Empresa de Recuperación de Materias Primas de Ciego de Ávila, cuando en 2019 se anunció la puesta en marcha de un molino de vidrio.
Pero vidrio reciclado, incluso molido y con la ventaja de poder aprovecharse en un 100 por ciento infinitas veces, no es directamente proporcional a elaborar aquí nuevos envases. Se necesitan inversiones cuantiosas y así lo demuestra la puesta en marcha de la empresa mixta italo-cubana Vidrios Mariel S.A, capaz de aportar el 70 por ciento de los recipientes necesarios en las industrias de bebidas y conservas.
Sin embargo, de esta ecuación escapan los frascos de color ámbar con capacidades de 30, 60 y 120 mililitros imprescindibles en la red de farmacias comunitarias y centros de producción local de medicamentos. De esto se infiere que su reciclaje y reutilización son ahora mismo las alternativas más racionales y económicas para equilibrar las carencias y responder, además, a una demanda que en medio de la COVID-19 ha exacerbado el consumo, por ejemplo, de hipoclorito de sodio y de jarabes para el tratamiento de afecciones respiratorias.
Las ventajas del reciclaje bien pudieran ser letra y espíritu repasadas desde casa, ahora que ha quedado claro que de ello depende la sostenibilidad de este sector.